miércoles, 9 de noviembre de 2011

INSTRUCCIÓN PARA LA CELEBRACIÓN DE LOS SACRAMENTOS FUERA DE LOS TEMPLOS


INSTRUCCIÓN PARA LA CELEBRACIÓN DE LOS
SACRAMENTOS FUERA DE LOS TEMPLOS

Comunicado de Prensa de Mons. Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco.

Hoy quiero comunicarles como una buena nueva que con el fin de regular la celebración de los sacramentos fuera de los templos en la Arquidiócesis de Acapulco, y después de un detenido estudio que incluyó consultas a diversos organismos diocesanos y fuera de la  Iglesia, he emitido una nueva instrucción para la celebración de los mismos, poniendo una atención al sacramento del matrimonio, que ha tenido una demanda significativa en esta ciudad por ser un destino turístico buscado para contraer matrimonio.

En el centro de dicha instrucción, he dispuesto que “a partir de esta fecha podrán celebrarse los matrimonios y otros sacramentos fuera de los templos parroquiales y capillas, en los hoteles donde ya se celebra la santa misa dominical de ordinario, o en otros lugares previamente aprobados, siempre que sea conforme a las normas del derecho canónico, expresadas con toda precisión en normativa anexa a este documento; y que se realicen en acuerdo con los párrocos correspondientes, quienes serán  los  responsables de ofrecer esta concesión pastoral en la Arquidiócesis de Acapulco”.

Esta disposición diocesana está acompañada de una serie de normas jurídicas, litúrgicas, pastorales y administrativas que tendrán que cumplirse para salvaguardad la dignidad del sacramento del matrimonio y de los demás sacramentos. Queremos, por una parte, que la Iglesia esté accesible a las necesidades de los fieles y, por otra parte, mantener un respeto irrestricto a las leyes canónicas que regulan la vida de la Iglesia y la celebración de los sacramentos, tomando en cuenta que son misterios de la fe y no simples eventos sociales.

Día Internacional de la Tolerancia

El próximo día 16 de noviembre se celebra el Día Internacional para la Tolerancia como una oportunidad para desarrollar esa actitud tan necesaria para la sana convivencia social. Hay que reconocer y celebrar el hecho de que la sociedad se haya abierto paso hacia un clima de tolerancia y de respeto a la pluralidad de pensamiento y de opciones. Sin duda, el respeto a lo diferente es un bien que incluye a todos y facilita la convivencia. La tolerancia sigue siendo un desafío permanente en cuanto que se trata de un valor incluyente y no excluyente, abierto y no cerrado, constructivo y no destructivo. La tolerancia supera la descalificación y el insulto visceral, no puede ser construida a partir de fobias y ni de frustraciones ni, mucho menos, a partir de una visión relativista que niega la posibilidad de tener acceso a la verdad.

En una sociedad plural tiene que auspiciarse el desarrollo de las libertades, siendo la libertad de conciencia –racional, religiosa y/o ética- el eje que articula a las demás libertades. El legítimo pluralismo es el que respeta la libertad de conciencia de cada uno. Es, precisamente, en el encuentro entre quienes son diferentes donde se estructura la tolerancia como actitud. Actitud de respeto e, incluso, de reverencia al reconocer al otro en su legítimo derecho de ser, de creer y de pensar distinto. La tolerancia no es una concesión al otro, no es aguantar al otro para garantizar un mínimo de convivencia. Va siempre más allá, pues intenta reconocer el valor básico y la individualidad del otro en cuanto persona y sus valores para acogerlos y asumirlos al tiempo que se ofrecen los propios. Implica, pues, creer en el diálogo, en el que nadie es poseedor de la verdad sino un simple buscador.

La tolerancia religiosa es una tarea imprescindible para la salud de las relaciones humanas, sociales y políticas en nuestra región. Aunque la religión tenga diferentes formas históricas, tiene la referencia común hacia Dios, quien es fuente de concordia, de diálogo, de entendimiento y de colaboración. En Guerrero, la mayoría de las expresiones religiosas que están presentes -salvo excepciones que provienen de los pueblos originarios de estas tierras- corresponden al cristianismo en sus versiones católica y reformada, contando con un patrimonio común en el que es más lo que une que lo que divide. Narra el Evangelio de Marcos que “Juan le dijo (a Jesús): ‘Maestro, hemos visto a uno que hacía uso de tu nombre para expulsar demonios, y hemos tratado de impedírselo porque no anda con nosotros.’

Jesús contestó: ‘No se lo prohíban, ya que nadie puede hacer un milagro en mi nombre y luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está con nosotros.’” (Marcos 9, 38-40). ¡Qué mejor lección de tolerancia!