martes, 1 de noviembre de 2011

HUMILDAD ES ANDAR EN LA VERDAD


HUMILDAD ES ANDAR EN LA VERDAD

Mensaje Dominical de Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, Obispo Prelado de Cancún-Chetumal.

1. El hombre soberbio es aquel que anda en la mentira y en la falsedad de lo que no es. Fácilmente pierde el piso y se desubica. El hombre soberbio se endiosa y se cree lo que no es. El hombre soberbio se vuelve prepotente, arrogante y desprecia a los demás porque se cree superior a ellos. El hombre soberbio busca formas ridículas para aparentar más de lo que es pero no logra engañarse más que a sí mismo.

Al hombre soberbio le encantan los títulos altisonantes sin importarle el vacío o ausencia de contenido. Le encanta ocupar los lugares de honor y codearse con la gente importante de este mundo. El hombre soberbio se cree con derecho a mentir para lograr sus ambiciones desordenadas. El hombre soberbio sufre horrores cuando es objeto de cualquier desatención o menosprecio. La soberbia es andar en la mentira.

En el evangelio de hoy, Cristo desenmascara la soberbia y la incoherencia de los escribas y fariseos. Que dicen una cosa y hacen otra. Que todo lo hacen para que los vea la gente. Que les agrada ocupar los primeros puestos en los banquetes, que les gusta que todo mundo los salude y les llame “maestros”.

2. El estilo de Cristo es totalmente opuesto a la soberbia de los soberbia de los escribas y fariseos. Nace en una pobre cueva de Belén. Vive en una familia sencilla, en la aldea escondida de Nazaret. Jesús camina siempre en la verdad de la humildad y de la mansedumbre. Jesús fue el primero en hacerse servidor de todos, lavando los pies de sus discípulos y estando en medio de ellos como quien sirve. Invita a sus discípulos a imitarle en la humildad y en la sencillez en que vivía. El Hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza. El Hijo del hombre entra triunfante con humildad y mansedumbre a Jerusalén sentado en un pollino. El Hijo del hombre se escapa a la montaña a orar cuando lo quieren hacer rey. El Hijo del hombre está pendiente siempre de no hacer su voluntad sino la Voluntad de su Padre que está en el cielo. El Hijo del hombre guarda silencio y sufre pacientemente los insultos, los salivazos, los azotes y el escarnio de la crucifixión en la cima del calvario. Jesús es modelo más perfecto de humildad.

3. Humilde es aquel con quien todos se sienten a gusto y soberbio es aquel con quien todos se siente a disgusto. ¿Has pensado alguna vez, si no será por tu soberbia que los demás se sienten a disgusto contigo? ¿A qué te llama a ti este evangelio? Todos estamos tentados de caer en las garras de la soberbia y de la ambición. Sobre todo cuando ambicionamos tener más dinero y más poder.

Todos debemos revisar nuestras actitudes para no caer en ridículas formas de aparentar más de lo que somos. De decir y no hacer. De exigir a los demás lo que nosotros no hacemos. De hacer las cosas para quedar bien y que nos vean los demás, de lucirnos para buscar el aplauso.

4. Sólo en la oración encontramos la fuente de la verdadera la humildad, porque ahí reconocemos lo que realmente somos y merecemos a los ojos de Dios. Porque ahí reconocemos la diferencia que hay entre Dios y nosotros. Porque ahí reconocemos que todo lo hemos recibido de Dios y todo lo debemos hacer para su mayor gloria y para cumplir la misión que Él nos ha encomendado. El hombre que goza a Dios en la oración nunca será soberbio y siempre caminará en la verdad de Dios.