¿POR QUÉ NUESTRA ALEGRÍA
Y NUESTRA GRATITUD?
Comunicado de la Conferencia del Episcopado Mexicano (C.E.M.).
Ante el debate que sostuvieron los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre el tema de la presunta inconstitucionalidad de parte de los Estados del País para legislar en sus constituciones locales la garantía de protección a la vida desde el momento de la concepción, los Obispos de México manifestamos nuestra confianza en el Dios de la Vida y de la Historia, quien es Señor de todo lo creado y de todo cuanto existe. Expresamos nuestra firme confianza en el dador de la vida, por lo que agradecemos su eterna bondad y misericordia para con el pueblo mexicano.
En nombre de los Obispos de México expresamos nuestro reconocimiento y felicitamos sinceramente a los ministros de la SCJN: Margarita Luna Ramos, Guillermo Ortiz Mayagoitia, Sergio Aguirre Anguiano y Jorge Mario Pardo Rebolledo, por su valor, coherencia y firme decisión en su voto responsable por el valor supremo de la vida humana en todas su etapas; y por haber defendido la autonomía de los Congresos locales para decidir las leyes de acuerdo al ejercicio democrático que la nación promueve y ampara.
La opción por la vida, desde la concepción hasta la muerte natural, es una real y valiosa expresión de una gran mayoría del pueblo de México, posición que de ningún modo discrimina o va en detrimento de los derechos de las personas, mucho menos de la mujer. Todo lo contrario, nos manifestamos por el respeto a sus derechos libres, dignos e inalienables, como lo es, el de procrear.
Consideramos que el desarrollo y la prosperidad de la sociedad, depende en gran parte del respeto que se observe por los valores presentes en la conciencia y sensibilidad de nuestros pueblos. La cultura popular mexicana reconoce y valora la vida, como un don sagrado, como el más importante y fundamental regalo de Dios Creador; por ello, goza y transmite a sus familiares y amigos el nacimiento de los hijos.
México y América Latina necesitan una legislación que proteja la vida, y reconozca y cuide la dignidad de la Persona humana, fundamento del Estado de Derecho y base de la paz social que tanto anhelamos.
Que el Señor envíe su Espíritu conciliador para darnos la fuerza necesaria en vista de alcanzar los consensos y las reformas que más requiere nuestro México, se lo pedimos en el nombre de Jesucristo su hijo amado, quien dio su vida por la salvación de todos.
Santa María de Guadalupe ruega por nosotros, protege a tu pueblo amado y ayúdanos a orar confiadamente recordando siempre tus palabras: "¿No estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿No estás acaso bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?".
Por los Obispos de México
Mons. Carlos Aguiar Retes Mons. Víctor René Rodríguez
Arzobispo de Tlalnepantla Obispo Auxiliar de Texcoco
Presidente de la CEM Secretario General de la CEM
Presidente de la CEM Secretario General de la CEM