domingo, 9 de octubre de 2011

EUCARISTÍA: INVITACIÓN PARA AMAR Y PERDONAR


EUCARISTÍA: INVITACIÓN PARA
AMAR Y PERDONAR

Artículo escrito por el Pbro. Fabricio Seleno Calderón Canabal, de la Diócesis de Campeche.

Con gran alegría y una profunda fe, la Iglesia de Dios que peregrina en México ha celebrado el V Congreso Eucarístico Nacional, del 5 al 9 de octubre, teniendo como sede la ciudad de Tijuana, en la frontera noroeste de nuestro país, y siendo el tema central de reflexión «La Eucaristía, mesa fraterna para la reconciliación y la paz».

«Nuestro pueblo mexicano es particularmente eucarístico. En primer lugar tiene una representación católica muy grande porque es el segundo país católico en el mundo. El primero es Brasil, el segundo somos nosotros. Y somos particularmente eucarísticos […] Jesús Eucaristía vino a Tijuana para quedarse», expresó Mons. Rafael Romo Muñoz, Arzobispo de Tijuana y anfitrión del evento.

Este 5° Congreso está en continuidad con el legado de los Congresos Eucarísticos Nacionales que han marcado la historia de la Iglesia en México desde los albores del siglo XX: El primer Congreso Eucarístico Nacional, celebrado en Guadalajara (1906); el segundo, realizado en la Ciudad de México (1924), en un ambiente muy difícil de persecución religiosa.

Setenta y seis años después, en Mayo de 2000, el tercer Congreso Nacional celebrado también en la ciudad de México, con una manifestación extraordinaria de la fe de los mexicanos en torno al misterio eucarístico. Y el cuarto Congreso Nacional, que tuvo lugar en la ciudad de Morelia (2008), en vísperas del XLIX Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Quebec, Canadá. Inolvidable también el XLVIII Congreso Eucarístico Internacional celebrado en la ciudad de Guadalajara (2006).

Un Congreso Eucarístico es una concentración de la Iglesia para celebrar a Jesucristo vivo y presente en la Eucaristía, fuente y cumbre de la evangelización y centro de la vida de la Iglesia.

«Podemos decir que se trata de una vivencia fuerte de la Iglesia en torno al centro de nuestra fe, en torno a Cristo realmente presente en el Sacramento del altar. Es una vivencia de fe, una manifestación pública de culto y una expresión de caridad», escribía Mons. Alberto Suárez Inda, Arzobispo de Morelia en la Convocatoria al 4º Congreso Eucarístico Nacional de Morelia. 

Por tanto, se trata de un verdadero acontecimiento eclesial. Un signo auténtico de fe y de caridad, de compromiso y oración.

El Documento Base del Quinto Congreso Eucarístico Nacional  indica que «Tres son los fines de los Congresos Eucarísticos. El primero es reconocer y celebrar el misterio y el don de la Eucaristía, el segundo es fortalecer la fe y el testimonio de la Iglesia y, el tercero, reflexionar, orar y encontrar caminos para una pastoral evangelizadora y misionera que tenga como fuente y cumbre la celebración eucarística».

Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en México, en su Homilía de la Eucaristía inaugural, recordó las palabras del Papa Benedicto XVI: «Con la Eucaristía el cielo baja sobre la tierra, el mañana de Dios desciende en el presente y el tiempo queda como abrazado por la eternidad divina».

Más adelante evocó un fragmento del mensaje del Cardenal Giovanni Battista Re en la apertura del XXV Congreso Eucarístico Nacional de Italia (Ancona 2011): «Para la sociedad de hoy, marcada por tanto egoísmo, por especulaciones desenfrenadas, tensiones, enfrentamientos y por violencias, la Eucaristía es una llamada a la apertura a los demás, a saber amar, a saber perdonar».

La fuerza del Sacramento de la Eucaristía va más allá de los muros de nuestras Iglesias; en este sacramento el Señor Jesús se encuentra siempre en camino hacia el mundo. Este aspecto de la presencia eucarística se manifiesta, especialmente, en la procesión Eucarística: Llevamos a Cristo, presente en el signo del pan consagrado, por las calles de nuestras ciudades.

Por ser ésta una bendición grande y pública, la tarde de ayer, sábado 8 de octubre, se realizó, al término de la Eucaristía celebrada en la Catedral de Ntra. Sra. de Guadalupe, en la zona centro de Tijuana, una  solemne y multitudinaria procesión con el Santísimo Sacramento, que recorrió varias calles de la ciudad de Tijuana para encomendar a la bondad de Jesús nuestras calles, nuestras casas, nuestra vida diaria. ¡Qué nuestras calles sean calles de Jesús! ¡Qué nuestras casas sean casas para Él y con Él!

Hoy, domingo 9 de octubre, en punto de las 10 de la mañana se ha celebrado la Solemne Eucaristía de Clausura del Quinto Congreso Eucarístico Nacional en la Plaza Monumental de Tijuana, presidida por Mons. Piero Marini, Presidente del Consejo Pontificio de los Congresos Eucarísticos Internacionales.

«En la Eucaristía se vive la transformación fundamental de la violencia en amor, de la muerte en vida, la cual lleva consigo las demás transformaciones. Pan y vino se convierten en su Cuerpo y su Sangre. Llegados a este punto la transformación no puede detenerse; antes bien, es aquí donde debe comenzar plenamente. El Cuerpo y la Sangre de Cristo se nos dan para que también nosotros mismos seamos transformados» (Benedicto XVI).

La celebración de este Congreso Eucarístico es una buena oportunidad para reconocer que «no podemos vivir sin la Eucaristía» y para dejar que Jesucristo Eucaristía entre en nuestros hogares para que en Él, que es nuestra paz, México, siempre fiel a su vocación cristiana, tenga vida digna.