lunes, 10 de octubre de 2011

EN MATERIA DE SEGURIDAD, EL MEJOR BLINDAJE ESTÁ EN EL DESARROLLO SOCIAL, FORTALECIMIENTO DE LA FAMILIA Y LA PROMOCIÓN DE VALORES


EN MATERIA DE SEGURIDAD, EL MEJOR BLINDAJE ESTÁ
EN EL DESARROLLO SOCIAL, FORTALECIMIENTO DE
LA FAMILIA Y LA PROMOCIÓN DE VALORES


Comunicado de Prensa del domingo 9 de Octubre de 2011 presentado por el Pbro. José Juan Sánchez Jácome, Director de la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa.

Ha vuelto a cimbrarse la vida del pueblo veracruzano ante los hechos de violencia que se siguen registrando en nuestra entidad, de manera particular por los hallazgos de tanta gente asesinada en la conurbación Veracruz-Boca del Río.

La tradición de un pueblo alegre, hospitalario, pacífico, que sabe reír y cantar ha quedado comprometida por estos hechos de violencia. Veracruz inmediatamente se convirtió en noticia nacional e internacional no por sus playas, ni por la chispa de su gente; no por sus encantos naturales, ni por el sabor tan especial de estas tierras, sino por estos hechos brutales y denigrantes a toda costa.

La majestuosidad de este paraíso que Dios nos ha regalado y la belleza de los corazones de tanta gente buena, sencilla y entusiasta contrastan completamente con este ambiente de miedo y de zozobra que dejan a su paso las irrupciones de la violencia.

Los extremos a los que ha llegado la violencia en nuestro Estado reclaman una acción conjunta de parte de todas las fuerzas sociales, así como una reacción y sacudida de conciencia de parte de las instituciones que representan una esperanza en la vida de este pueblo injustamente sometido al miedo y a la incertidumbre.

Las Iglesias, los partidos políticos, las escuelas, las autoridades de todos los niveles y otras instituciones no pueden vivir mirándose exclusivamente hacia adentro y favoreciendo sus intereses particulares; tenemos que llegar a mirar y actuar más allá de nuestras fronteras naturales. Hablando de todas estas instituciones se tienen que tender lazos para actuar de manera coordinada y para vivir plenamente su vocación de servicio a la sociedad.

Hace mucho tiempo señalamos aquí en este mismo espacio la tristeza que sentíamos por lo que estaban viviendo las ciudades fronterizas y otros puntos de nuestro país. Hoy vemos con impotencia e indignación que ya estamos sumergidos en esta espiral de violencia.

Se cometieron muchos errores e injusticias, no se enfrentó de manera responsable el problema de la corrupción, nos confiamos demasiado, no reaccionamos a tiempo, nos olvidamos de los pobres y desempleados, no atendimos de manera preferencial a los jóvenes, se ha dejado de favorecer a la familia, vimos con indiferencia algunos problemas pensando que nunca llegarían a nosotros y he aquí el cáncer que estamos padeciendo. Vidas truncadas, el luto que va dejando la inseguridad, la tristeza que se apodera del corazón y el dolor irreparable ante tantos atropellos, vejaciones y asesinatos definitivamente tienen que hacernos reaccionar.

Nos conviene en este momento construir instituciones confiables y honestas, tener gobiernos que se distingan por su vocación de servicio, Iglesias comprometidas y sensibles que realmente se pongan del lado de los que lloran y de los que sufren, escuelas que asuman cada vez más su papel de formar a los niños y a los jóvenes. En definitiva, se requieren instituciones que vuelvan a proyectar los altos ideales por los que hemos luchado de generación en generación, justicia, paz y fraternidad.

Después de tantos hechos trágicos se impone la necesidad de dejar de señalar culpables de las situaciones que vivimos y comenzar a sentirnos responsables del futuro que queremos. Vemos con esperanza las medidas de seguridad que se han venido tomando a raíz de estos lamentables acontecimientos, pero sostenemos que Veracruz no se blindará solamente con mejores estrategias de seguridad; el mejor blindaje está en el desarrollo social, en el fortalecimiento de la familia y en la promoción de los valores.

En estos rubros también esperamos una reacción inmediata de parte del gobierno para enfrentar de manera estructural, sin paliativos y populismos, el problema de la pobreza y el desempleo; para ofrecer un mayor respaldo institucional a la familia; para abrir espacios de formación, crecimiento y convivencia para los jóvenes; y, para institucionalizar la formación en valores.