domingo, 2 de octubre de 2011

COMUNICADO DE LAS DIMENSIONES DE VIDA Y FAMILIA DE LA C.E.M.


“YO HE VENIDO PARA QUE USTEDES TENGAN  VIDA Y LA TENGAN EN ABUNDANCIA”

 

Comunicado de las Dimensiones de Vida y Familia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (C.E.M.).


A los Sres. Cardenales,
A los Sres. Arzobispos y Obispos,
A los Sacerdotes y Consagrados,
A todos los Fieles de la Iglesia Católica en México,
A las personas de buena voluntad.

Hermanos todos:

Con ocasión de los proyectos de sentencia en la SCJN que irían contra las reformas constitucionales logradas en los Estados de Baja California y San Luis Potosí en favor del reconocimiento y protección de la existencia/vida de un ser humano personal, desde el momento de la concepción/fecundación, vemos la conveniencia de hacer las siguientes consideraciones y exhortaciones, de modo que nos unamos en la elaboración y aplicación de una legislación a favor de la vida de todo ser humano.

Queremos recordar que la vida es central en el mensaje de Jesús: “Yo he venido para que ustedes tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10; EV, 1). Esto lo expresaba magistralmente el Papa Juan Pablo II sintetizando el Evangelio como “Evangelio de la Vida”. El Concilio Vaticano II enseña que: “Por tanto, la vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables” (GS, 51: cfr. EV, 13; 62).

Por esta razón todo lo relacionado con la vida digna del hombre es un asunto de importancia fundamental para los discípulos de Jesucristo y su misión en medio del mundo. Todo bautizado debe empeñarse con decisión en el trabajo de respetar, defender, amar y servir a la vida, a toda vida humana. Sólo siguiendo este camino se podrá alcanzar la justicia, un desarrollo con rostro humano, la libertad verdadera y la paz y felicidad (cfr. EV, 5) que tanto necesitamos como Nación.

“Esta tarea corresponde en particular a los responsables de la vida pública. Llamados a servir al hombre y al bien común, tienen el deber de tomar decisiones valientes a favor de la vida, especialmente en el campo de las disposiciones legislativas. En un régimen democrático, donde las leyes y decisiones se adoptan sobre la base del consenso de muchos, puede atenuarse el sentido de la responsabilidad personal en la conciencia de los individuos investidos de autoridad. Pero nadie puede abdicar jamás de esta responsabilidad, sobre todo cuando se tiene un mandato legislativo o ejecutivo, que llama a responder ante Dios, ante la propia conciencia y ante la sociedad entera de decisiones eventualmente contrarias al verdadero bien común” 1.

Una legislación que respete la vida en todos sus momentos es concordé con nuestra idiosincrasia de amar la vida. Por tanto, consideramos significativo el hecho de haberse incorporado a la Constitución local de 18 Estados el reconocimiento jurídico de la existencia de un ser humano desde el momento de su concepción/fecundación, estableciendo legalmente la protección a su salud e integridad personal en todas las etapas de su vida. Este acto no tiene la intención de lesionar otros derechos sino más bien de reafirmar, por otro lado, el deber que tienen todas las personas, comenzando por los padres y los profesionales responsables del cuidado de la vida, de respetar la del concebido. El hecho de una legislación a favor de la vida es testimonio de un comprometido amor y respeto a la vida humana que México aporta al mundo.

No se puede defender un derecho atentando contra la vida de otro ser humano. “La libertad depende fundamentalmente de la verdad” 2, por lo que, una vez puesto en evidencia, no sólo por la fe sino por la misma ciencia, la verdad objetiva del hecho de la vida de un ser humano personal a partir de la concepción/fecundación, la conciencia humana tiene el deber de respetar esa vida sin anteponer otros derechos a esta exigencia fundamental, pues: “La conciencia tiene unos derechos porque tiene unos deberes” 3. En consecuencia, el derecho a la vida del concebido reclama el deber de todos de respetar su derecho a vivir. Así quedan protegidas la dignidad humana no sólo del concebido sino de la madre y del padre y de todos cuantos reconocen que sólo Dios es el Señor y Dador de Vida, y que ama y elige a cada persona desde la eternidad y no dependiendo de un determinado tiempo y condiciones (cfr. Ef 1; Sal 139).

Alentamos los esfuerzos de todos cuantos han asumido, con decidido empeño, el trabajo de promover en la conciencia de todos los mexicanos la verdad sobre el carácter sagrado de la vida humana desde el momento de su concepción, para que la vida humana no sea lesionada en ningún momento y de ninguna manera.

Dirigimos una palabra de reconocimiento y aliento a las mujeres con el mensaje que el Concilio Vaticano II les dirigió: “Ustedes, las mujeres, tienen siempre como misión la guardia del hogar, el amor a las fuentes de la vida, el sentido de la cuna. Están presentes en el misterio de la vida que comienza.

Consuelan en la partida de la muerte. Nuestra técnica lleva el riesgo de convertirse en inhumana. Reconcilien a los hombres con la vida. Y, sobre todo, velen, se lo suplicamos, por el porvenir de nuestra especie. Detengan la mano del hombre que en un momento de locura intentase destruir la civilización humana”.

Las invitamos a descubrir que “la maternidad, como hecho y fenómeno humano, tiene su explicación plena en base a la verdad sobre la persona. La maternidad está ‘unida a la estructura personal del ser mujer y a la dimensión personal del don” 4, en una responsabilidad compartida con la paternidad que, lejos de vulnerar sus derechos, pone de manifiesto su vocación y misión de amor y servicio a la vida.

Exhortamos a los agentes de pastoral, especialmente a sacerdotes y consagrados, a promover el estudio de la enseñanza del Magisterio, a predicar y formar la conciencia de los bautizados acerca del deber de respetar la vida humana en todos sus momentos.

Como Obispos responsables de estas dos Dimensiones Episcopales de Familia y Vida, les dirigimos una fraterna invitación a todos ustedes a promover y realizar diversas acciones desde el Evangelio del Matrimonio, la Familia y la Vida, como, por ejemplo:

-     Ofrecer la intención de la Misa por este trabajo en favor del reconocimiento de la existencia de un ser humano personal desde el momento de su concepción.
-     Los Sacerdotes exhorten en todas las Misas, especialmente la dominical, a hacer oración por la vida e integren en la homilía la enseñanza de la Iglesia sobre el Evangelio de la vida.
-     Orar por todos aquellos a quienes Dios ha llamado para servir al pueblo mexicano: por los gobernantes en sus diversos niveles y poderes, para que estén llenos de sabiduría, paz y de fortaleza en el servicio a favor de la vida de todos los mexicanos.
-     Rezar el Rosario encomendando a la Virgen María de Guadalupe su intercesión para que sepamos llevar a cabo el anuncio, la celebración y el servicio del Evangelio de la vida como un proceso permanente.

Finalmente, alentamos todas las iniciativas a nivel local, nacional e internacional en este sentido, haciéndose presentes en los diversos foros para dar un testimonio creativo y organizado desde nuestra fe de amor y compromiso hacia la vida humana en todos sus momentos, fundado en la fe y en la razón, por los caminos de lo evangélicamente correcto y de la enseñanza del magisterio, de la caridad en la verdad y la verdad en la caridad, de la libertad y el bien, de la justicia y de la paz.

Fraternalmente en Cristo Buen Pastor

Mons. Francisco J. Chavolla Ramos                Mons. Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Toluca                                                  Obispo de Tehuacán
Responsable Dimensión de Familia                     Responsable Dimensión de Vida



_______________________________________ 
Notas:
1 JUAN PABLO II, Evangelium vitae, 90.
2 JUAN PABLO II, Veritatis splendor, 34.
3 J.H. Newman, citado en JUAN PABLO II, Veritatis splendor, 34.
4 JUAN PABLO II, Mulieris dignitatem, 18.