lunes, 15 de agosto de 2011

URGENCIA DE JUSTICIA SOCIAL ATENDER LOS USOS Y COSTUMBRES


URGENCIA DE JUSTICIA SOCIAL
ATENDER LOS USOS Y COSTUMBRES

Artículo de Mons. José Luis Chávez Botello, Arzobispo de Antequera-Oaxaca.

En el comunicado del pasado 30 de enero señalamos aspectos positivos de los Usos y Costumbres; hoy señalamos lo que daña. Los Usos y Costumbres que se mantienen sin reflexión ni discernimiento se estancan, pierden su dinamismo y pronto muestran contradicciones; sus miembros viven más bien del pasado sin proyección al futuro, son más fácilmente manipulables por grupos y fuerzas externas. Estas comunidades tienden a cerrarse, se deterioran y algunas se convierten en foco de conflictos. Oaxaca sufre estas expresiones negativas.

Las comunidades y culturas que sin dejar lo bueno que tienen se abren a otros valores y culturas, se desarrollan, se enriquecen, miran más al futuro sin renunciar a su pasado. Las comunidades y culturas se desarrollan en la relación e intercambio con otras comunidades y culturas, no existe otra manera; la relación será siempre positiva donde se cultiva la propia identidad con sus valores. Una expresión palpable es la fiesta de la Guelaguetza.

Como pocas personas, los sacerdotes tocamos y disfrutamos de cerca la riqueza cultural y los valores de nuestras comunidades, por eso las defendemos; pero también palpamos y sufrimos su grave rezago y deficiencias, sus vacíos y desviaciones que los dañan gravemente. Como una muestra de nuestro aprecio y respeto a todas las comunidades y culturas indígenas señalamos lo que las está dañando en la forma de operar los Usos y Costumbres; lo hacemos como un llamado urgente a la responsabilidad social a las mismas comunidades indígenas, al gobierno, a los políticos, a los maestros y a la iniciativa privada para revisar, atender y curar desde sus causas esta situación que está dañando a miles de personas. La Iglesia acompañará y aportará desde su misión.

Lo que daña a los Usos y Costumbres del exterior

1.- Los partidos políticos, más que formar en el servicio al bien común, en la práctica han dividido a las comunidades; algunos buscan solo el interés de su partido llegando a presionar y hasta corromper inyectando intereses personales. No faltan líderes y personas externas que con máscara de ayudar engañan, manipulan, llegan a provocar confrontación y violencia incitando a expresiones irresponsables aún con daño a terceros.

2.- Las leyes generales con lagunas y sin normatividad precisa. Esta debilidad y vacíos jurídicos en Usos y Costumbres abre puertas a la impunidad, al autoritarismo, a la corrupción y a cacicazgos, propicia conflictos de manera reiterativa, dejan a las autoridades sin poder actuar de manera justa y oportuna.

3.- La pobreza por injusticia social, además de otros estragos, causa la emigración en la mayor parte de las comunidades indígenas con las secuelas negativas como la desintegración familiar; el tener que vivir en otra cultura con una identidad cultural débil y sin preparación, causa graves daños en no pocos.

Lo que daña a los Usos y Costumbres desde el interior

1.- La marginación de la mujer al no ofrecerle las mismas oportunidades de formación y de superación que al varón, al negarle votar y ser elegida para servicios y cargos en algunas comunidades; es el machismo aún vigente.

2.- El asignar cargos y responsabilidades a personas sin capacitación explícita o sin el perfil requerido; no pocos entorpecen la labor de la Iglesia dañando la vida cristiana. Para realizar bien determinadas responsabilidades no basta la honestidad y la buena voluntad; el estancamiento y deterioro son palpables en estas comunidades.

3.- El descuido grave del idioma y de otros pilares fundamentales de la identidad cultural; ya no se habla el idioma materno en muchos hogares, no se escribe ni se canta, no hay programas adecuados en Medios de Comunicación Social. Así, las expresiones culturales se sofocan y se van relegando a lo individual, al folklore.