ES CLAVE TOMAR LAS DECISIONES
BASICAS CON SUS EXIGENCIAS
Artículo de Mons. José Luis Chávez Botello, Arzobispo de Antequera-Oaxaca.
La fiesta de la Guelaguetza nos ha dejado un buen sabor no solo porque rebasó las expectativas en turismo y derrama económica en diferentes sectores sino principalmente por la convivencia pacífica, la alegría sana, otros eventos y bellos espectáculos que la rodearon. Ciertamente Oaxaca proyectó al país un nuevo rostro de vida y de esperanza.
La Guelaguetza 2011 nos deja una enseñanza: cuando una decisión se sopesa y se asume con sus exigencias, siempre se cosechan frutos; la Guelaguetza 2011 nos descubre también una realidad: en Oaxaca no hemos aprendido a tomar las decisiones vitales con sus exigencias. Quien ha tomado una determinación reflexionada y asume sus exigencias, no baja los brazos ante las primeras dificultades sino que mantiene su decisión de avanzar; los contratiempos, imprevistos y resistencias le piden cambiar el ritmo pero no el rumbo, le exigen hacer reajustes y cambios pero no la meta propuesta.
Quienes en su vida carecen de decisiones vitales no tienen rumbo y, por lo mismo, fácilmente bajan los brazos y cambian sus decisiones dejándose llevar por lo más fácil o por ventajas materiales aunque se descuide o se dañe la calidad de vida. Las decisiones reflexionadas y sopesadas que buscan crecer en el bien, en la verdad o en la unidad son claves para mejorar la vida de toda persona, de toda familia y de toda sociedad. No se puede lograr una vida de calidad o aspirar a una sociedad más justa y solidaría sin tomar las decisiones adecuadas que siempre exigen trabajar bien, constancia y paciencia. Lo saben bien y lo experimentan los atletas, los campesinos, los padres y madres de familia, los buenos políticos y profesionistas.
Para las personas con decisión y determinación, las dificultades y desafíos se convierten en pruebas que estimulan, en escuela de experiencias y de sabiduría para la vida; así van adquiriendo mayor confianza, seguridad y alegría en la vida. Estas personas no solo mejoran su vida sino que, desde su presencia y trabajo concreto, contribuyen a los cambios necesarios y al mejoramiento de su entorno y de la sociedad.
A nadie le faltan fuerzas, lo que a muchísimos falta es voluntad, determinación; con frecuencia no nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas. Si se siembran semillas adecuadamente y se cuidan con perseverancia, de seguro habrá frutos. Decía el gran inventor Tomás Alva Edison: “El genio es uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de sudor”. En Oaxaca necesitamos ejercitarnos para aprender a tomar las decisiones vitales con sus exigencias: ¿Qué quiero hacer realmente de mi vida? ¿Qué queremos hacer de nuestra familia? ¿Qué queremos realmente de nuestra sociedad, de Oaxaca?. Son decisiones que exigen siempre trabajo a corto, a mediano y a largo plazo. Tenemos un grande y grave vacío en este campo, nos lo gritan el abandono de escuela, los divorcios, las familias desintegradas, las divisiones y conflictos frecuentes en nuestro Estado.
Para pasar de la simple alternancia a la transición de vida mejor se requiere mayor claridad y coherencia en los compromisos y toma de decisiones. Se avanza, pero la sociedad no percibe determinaciones contundentes en la erradicación de la impunidad y de la corrupción, los frutos de justicia y de educación de calidad no se ven o no están llegando a varios sectores; la sociedad sufre porque algunos servidores públicos no están haciendo bien su trabajo y porque no pocas personas continúan dañando a la sociedad obstaculizando las reformas necesarias y los trabajos para avanzar. La Guelaguetza 2011 nos muestra que sí es posible la transición en Oaxaca, que sí podemos pero asumiendo las decisiones con sus exigencias.