NECESIDAD DE MARCAR
UN PARTE AGUAS EN LA GUELAGUETZA
Artículo de Mons. José Luis Chávez Botello, Arzobispo de Antequera-Oaxaca.
Las fiestas son necesarias para toda comunidad y sociedad porque responden a necesidades profundas de las personas y realizan una función social fundamental. Las fiestas:1-abonan a la integración de las personas porque ofrecen espacios de convivencia pacífica y de alegría sana, propician relaciones interpersonales y de amistad; 2-alimentan el sentido de pertenencia a una comunidad o sociedad concreta a través de las variadas expresiones de integración, las personas se sienten respetadas, en confianza y hasta apreciadas; así van apreciando y asumiendo como suyas dichas expresiones; 3-las fiestas también fortalecen la identidad de los miembros de una comunidad o país así, por ejemplo, las fiestas patrias con sus símbolos y expresiones nutren el ser mexicano. De allí la fuerza de convocación de las fiestas realmente populares.
Una de estas fiestas en Oaxaca es la Guelaguetza, rica en expresiones culturales y artísticas pero requiere ser revisada y fortalecida para evitar manipulaciones, su deterioro y llegue a vaciarse de su sentido original y de sus valores.
La Guelaguetza 2011 podría ser un parte aguas que rescate y fortalezca lo más importante de lo cultural, histórico y social para que, de manera estable y gradual, abone a transitar a una vida de calidad en Oaxaca. ¿Por qué no privilegiar lo cultural y los valores más que otros intereses?, ¿Por qué no realizarla cuidando sus raíces, su contexto para que un día pueda ser reconocida Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad?. Esto comporta una visión y organización diferente donde participen activa y constructivamente indígenas de las diferentes etnias, gobierno, artesanos y artistas, comerciantes, empresarios y las regiones entre otros. Fortalecida en sus raíces y valores, como bello mosaico pluricultural, la Guelaguetza abonaría a la integración, a la reconciliación y restauración de nuestra sociedad sin violencia; sería un referente para la educación de los niños y de los jóvenes, sería también una plataforma turística y económica que ofrezca un extra de calidad.
No olvidemos que si al turismo solo se ofrece consumo se le deja al fin de cuentas vacío; la calidad del turismo se eleva cuando además se le muestran valores, bellezas naturales, arte, bellas expresiones, artesanías, museos, respeto, convivencia pacífica, limpieza y legalidad; el turista así amplía su visión y conocimientos, ensancha su espíritu y se enriquece interiormente. El turismo de calidad no solo deja derrama económica, también estimula a mejorar servicios, abre perspectivas, relaciona con otras culturas y aporta valores.
En este sentido son de alabar las críticas constructivas que piden revisar y, en su caso, modificar la velaría del auditorio en vistas a lograr una expresión bella en armonía con la cultura, el contorno natural y colonial. Sería una señal del parte aguas que en adelante las obras públicas de impacto sean más consultadas, mejor asesoradas y realizadas con el apoyo efectivo y afectivo de la sociedad; esto comporta la participación más constructiva de los sectores sociales, la cercanía y escucha de los gobernantes. No podemos cerrar los ojos ante posturas ideologizadas, politizadas o irresponsables que buscan otros intereses y solo han dañado a la sociedad.