lunes, 25 de julio de 2011

DOBLE FACETA DE LA CARIDAD


DOBLE FACETA DE LA CARIDAD

Artículo del  Pbro. Richard L. Clifford, Misionero de Maryknoll, sacerdote católico y colaborador de la Pastoral del Amor en la Arquidiócesis de Yucatán.

"Aunque tuviera Fe capaz de trasladar montañas,
pero si no tengo Caridad, no soy nada".
I Cor 13,3

El lunes 18 salió en el Diario (sección Imagen) un interesante e iluminativo artículo sobre la caridad y la fe. En dicha exposición viene unas reflexiones de Mons. Ángelo Casile, director de la Oficina Nacional para Problemas Sociales, en la ciudad de Roma.

En su libro: "La caridad en el centro", Mons. Casile ilustra las relaciones entre la práctica de la caridad y la doctrina social de la Iglesia. "La caridad -afirma- es el único modo en que la fe que profesamos se haga concreta, en la historia y en la sociedad".

Mucho me interesaban las reflexiones y afirmaciones de monseñor referente a la caridad. Pues, a Dios gracias, muy temprano en mi ministerio sacerdotal misionero, he tenido la bendición de acompañar un grupo de damas y caballeros "Vicentinos" (miembros de una conferencia de San Vicente de Paúl). Por medio de ellos hemos tenido - ¡y seguimos teniendo!- el privilegio y placer de atender a muchas personas necesitadas.

La historia de la fundación de aquellas "Conferencias de Caridad de San Vicente de Paúl" es interesante e iluminativa. A los 20 años de edad, un joven francés llamado Federico Ozanam "cambió al mundo". Dotado estudiante de Leyes de la Universidad de La Sorbona en París, Ozanam participaba en unas conferencias de historia que pretendían defender la fe contra los ataques que surgían de un ambiente racionalista y anticlerical.

Una inolvidable e histórica noche de abril de 1833, un adversario le gritó a Ozanam: ¡"Tu hablas mucho Ozanam de las obras de la Iglesia, pero que haces tú como buen cristiano de hoy!"

Este audaz desafío fue suficiente para que Federico saliera a las calles de París, resuelto a "cambiar al mundo de los pobres". Fue el primer paso hacia la creación de una maravillosa obra de caridad cristiana que hoy se conoce universalmente como: "Las Conferencias de San Vicente de Paúl". Tal magno movimiento de caridad cristiana sigue "cambiando al mundo" de los necesitados con sus grandes servicios en 133 países del orbe con la activa participación de más de 1 millón de dedicados y dinámicos hombres y mujeres.

En cuanto a las maravillosas manifestaciones de obras de caridad, nuestra arquidiócesis demuestra un amor humano y espiritual por medio de unas 75 obras de bien social. O sea, aquella caridad es signo sagrado de una seria preocupación por los que se encuentran en situaciones difíciles y aún humillantes.

Si bien es cierto que estas maravillosas obras de caridad son prueba de la conciencia social de nuestra gente, hay otra faceta de la caridad que es, también, necesario estudiar y poner en práctica. Me refiero a esa caridad cristiana que surge cuando somos buenos seres humanos con base en lo espiritual. Una verdadera caridad respeta siempre, con la mayor delicadeza, la dignidad de cada persona.

En todo sentido y en varias maneras, el ser humano está llamado a ser consciente de sus hermanos en toda su dignidad y derechos. San Pablo lo sintetiza hermosamente cuando dice: "Tener caridad es saber soportar; es ser bondadoso y no tener envidia ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero ni egoísta. Es no enojarse ni guardar rencor, es no alegrarse de las injusticias sino de la verdad". (I Cor. XIII; 4-7)

Muchas felicidades a todos que van dando testimonio de la doble faceta de la caridad.