lunes, 25 de julio de 2011

TIEMPOS NO SÓLO PARA CRITICAR, SINO PARA ORAR POR LOS GOBERNANTES

TIEMPOS NO SÓLO PARA CRITICAR,
SINO PARA ORAR POR LOS GOBERNANTES

Comunicado de Prensa del  Domingo 24 de Julio de 2011 presentado por el  Pbro. José Juan Sánchez Jácome, Director de la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa.

Este domingo la Palabra de Dios que se proclama y reflexiona en todas nuestras Iglesias será el punto de partida para comprometernos a elevar una oración insistente por nuestros gobernantes. Pediremos a Dios que les conceda sabiduría para conducir a este pueblo que aún sigue confiando en ellos, a pesar de tantas administraciones fallidas.

Esta oración se presenta como una plegaria especialmente urgente porque la labor que realiza un gobernante requiere de capacidades especiales a nivel humano y a nivel espiritual. Se necesitan hombres capacitados en cada una de sus áreas, hombres profesionalmente calificados y que hagan de la política un instrumento de diálogo y de construcción de acuerdos. Pero también se requieren hombres honestos y cimentados en los valores que tengan la capacidad de pensar en los demás antes que en sus propios intereses.

La realidad nos va llevando a descubrir que la falta de una formación ética y espiritual abre las puertas a la corrupción y a una vida de mediocridad. En la política no hay tiempo para ser mediocres ni para buscar la vanagloria, cuando tantos hermanos viven en la pobreza y la marginación. De ahí que la formación ética y espiritual sea una base fundamental para tener la esperanza en una nueva generación de políticos que se destaquen no por sus escándalos ni por la vida ostentosa que practican, sino por la entrega apasionada en favor de los más necesitados.

La historia confirma que ha habido gobernantes que han buscado sinceramente a Dios para cimentar su administración en la justicia y la honestidad. La vida espiritual que practicaron no la tomaron como pretexto para favorecer a una religión, sino para darle rumbo a su gobierno. Al hacer oración este día por nuestros gobernantes también estamos pidiendo que se recuperen las condiciones para que las autoridades puedan buscar sinceramente a Dios sin las complicaciones que impone la comprensión fundamentalista del estado laico. El estado laico en su esencia no puede estar reñido con la religión y tendría que favorecer lo que la religión representa en la formación de las personas para que entonces lleguemos a tener no solamente buenos ciudadanos, buenos esposos y buenos estudiantes, sino también buenos gobernantes.

Además de nuestra oración hoy invitamos a los gobernantes a que asuman la actitud de tantos líderes en el mundo que reconocieron humildemente su condición y suplicaron al Señor la sabiduría que se necesita para hacer de la política un instrumento de justicia, paz y fraternidad. Un gobernante no puede pedirle a Dios simplemente que resuelva sus problemas; tiene que pedirle que su Espíritu lo inunde para que nunca le falte el carácter, la sabiduría y la prudencia para tomar las mejores decisiones que contribuyan al bienestar de todos.

Asimismo, la vida espiritual favorece que se trate con respeto y dedicación al pueblo que los gobernantes están llamados a servir. Un municipio, un estado, un país no son propiedad particular del gobernante. Las autoridades sirven al pueblo y tendrán que responder ante Dios sobre su administración. La labor del gobernante, desde este punto de vista, es casi sagrada porque sus decisiones tocan las esperanzas y las angustias de los ciudadanos.

La crisis económica, el relativismo moral y el flagelo de la violencia están haciendo todavía más complicada la labor de los gobernantes. Por eso, es fundamental hacer oración por ellos y al mismo tiempo estar supervisando las decisiones que van tomando en su administración.

Hace falta que los gobernantes sepan que se hace oración por ellos y que aún hay esperanza es sus buenos resultados. La oración que los cristianos practicamos no significa entregarnos a una fuerza mágica o supersticiosa para que sucedan las cosas o lleguen las soluciones. La oración expresa la nobleza y la esperanza de un pueblo que sabe que Dios actúa a su favor y mueve los corazones de sus gobernantes para orientarlos hacia el bien, la honestidad y la justicia.

Este domingo admiramos la actitud de un gobernante, del Rey Salomón, que pidió al Señor la sabiduría para guiar a su pueblo. No pidió riquezas, ni éxitos militares, ni siquiera que Dios solucionara sus problemas. Siendo consciente de su misión de guiar a un pueblo y de la responsabilidad para aplicar la justicia pidió al Señor la sabiduría y la capacidad para distinguir entre el bien y el mal.