lunes, 18 de julio de 2011

FALTAN ENTRENADORES DE VIDA PARA LOS JÓVENES


FALTAN ENTRENADORES DE VIDA
PARA LOS JÓVENES

Artículo de Mons. José Luis Chávez Botello, Arzobispo de Antequera-Oaxaca.

Hace apenas unos días millones de mexicanos vibraron por el campeonato mundial de fútbol logrado por jovencitos menores de 17 años. Especialmente en las grandes ciudades fueron palpables las manifestaciones de entusiasmo y de alegría que contagiaba; en ellas participaron principalmente adolescentes y jóvenes. Es importante leer y sacar una enseñanza de este fenómeno social.

Estas expresiones de alegría son una oxigenación de esperanza, abren a la confianza, muestran que es posible hacer algo juntos con espontaneidad y creatividad aún entre desconocidos, probaron que se puede alegrar y manifestar públicamente sin violencia y en paz, alimentan el ser mexicano. Estas expresiones revelan también anhelos y necesidades profundas no satisfechas en la mayoría.

Es bueno detenernos y recoger lo que estuvo detrás del triunfo en los jugadores seleccionados. ¿Qué se hizo para lograr el campeonato?, ¿Qué camino recorrieron y qué pasos tuvieron que dar?: Ante todo decisión de recorrer un camino, entrenamiento y ejercicio constante, trabajo personal y de conjunto para superar limitaciones y mejorar, aprender a luchar con entrega, disciplina y metas claras a lograr. Pero esto no hubiera sido posible sin la guía cercana del entrenador que señalaba lo que había que corregir y superar, que acompañaba y estimulaba constantemente. No lo olvidemos: nunca se llega a campeón sin sudar. Con estas tareas se cultivaron valores. Los valores auténticos siempre dan fruto, se proyectan, contagian y se disfrutan en paz.

Lamentablemente el ambiente que respiramos está forjando principalmente en los jóvenes una mentalidad marcada por el individualismo y el materialismo. Para el materialismo lo que cuenta es lo que se ve y se toca, lo que proporciona ganancia inmediata material o placer; así va marginando la referencia a Dios, se pierde el sentido de la vida, del sacrificio y del trabajo honesto; se pierden los valores y el cimiento de la justicia.

El individualismo pone siempre en primer lugar al individuo sobre la sociedad y aún sobre la misma familia; va creando grupos y espacios de poder para asegurar y acrecentar su provecho e intereses; es tierra fértil para cacicazgos, corrupción, agrupaciones y liderazgos que solo dañan a la sociedad.

Esta mentalidad está empujando a los jóvenes a conseguir ventajas materiales o a cumplir sus gustos por cualquier medio y con el menor esfuerzo, a buscar el confort y el placer en sí mismos; de allí las relaciones sexuales vaciándolas de amor auténtico, de su sentido y finalidad; de allí que muchos caigan en las adicciones, en delitos y hasta en el crimen organizado.

A nadie le faltan fuerzas para luchar, lo que falta a muchos es voluntad; solo en el esfuerzo del trabajo cotidiano se mejora y se cultivan los valores, de aquí la convicción de Ghandi: “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado; un esfuerzo total es una victoria completa”.

Los jóvenes necesitan con urgencia guías cercanos que los acompañen estimulándolos, les enseñen a superar las dificultades, a corregir lo que daña y con el esfuerzo del trabajo honesto buscar metas de vida auténtica y de superación. Necesitamos victorias de vida más humana; es el campeonato que más urge conquistar para Oaxaca, nos urgen entrenadores-guías de vida de calidad: padres de familia, maestros, gobernantes, sacerdotes. ¡Ustedes son por vocación o por oficio estos entrenadores-guías!.