martes, 14 de junio de 2011

VALOREMOS LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

VALOREMOS LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

Texto preparado por la Comisión Diocesana para la Pastoral de la Comunicación Social (CODIPACS) de la Diócesis de Campeche.

Hacer el bien un día es fácil; quedarse un día sin comer o una noche sin dormir por atender un enfermo, lo hacemos sin mucha dificultad; pero perseverar día tras día en hacer el bien, en continuar la obra que hemos iniciado o en cumplir la misión que el Señor nos ha encomendado resulta bastante fatigoso, por lo que necesitamos un don especial para no desfallecer y quedarnos a medio camino.

Este don especial es el Espíritu Santo prometido por Jesús (Hch 1,8) y enviado, sobre los Apóstoles, por primera vez el día de Pentecostés (Hch 1,1-11).

El Espíritu Santo es la misma fuerza de Dios que nos acompaña, nos inspira y camina con nosotros a lo largo de nuestra vida. Por eso, a partir del día de Pentecostés, los Apóstoles, llenos del Espíritu Santo de Dios, comienzan a proclamar «las maravillas de Dios» (Hch 2,11).

Como los Apóstoles, como María, también hoy nosotros esperamos el don del Espíritu Santo. También nosotros le invocamos para que nos llene con su fuerza, con su luz, con su aliento amoroso. La Iglesia le necesita. Nuestra comunidad le necesita. Cada uno de nosotros le necesita. Levantemos nuestro corazón para exclamar con fe: ¡Ven, Espíritu Santo!

VALOREMOS todo lo que en nuestro mundo es obra de generosidad y de fraternidad, los signos de amor, todas las luchas por justicia, todo lo que hace que los pobres de aquí y de todas partes puedan alcanzar una vida digna, todo lo que en ese sentido hacemos los cristianos y todo lo que hacen los que no lo son… porque allí está la presencia y la acción del Espíritu.

VALOREMOS nuestra comunidad, nuestra parroquia, nuestro grupo apostólico, la Iglesia entera: todos los esfuerzos, las actividades, la vitalidad renovadora, el anhelo por anunciar el Evangelio, también los dolores que nos pueden ayudar a crecer… porque allí está la presencia y la acción del Espíritu.

VALOREMOS nuestra oración y la oración de nuestros hermanos, esos momentos en los que, personalmente, nos acercamos a Aquél que nos ama y nos da vida, esos momentos a veces tan luminosos, y, a veces, también, oscuros y áridos… porque allí está la presencia y la acción del Espíritu.

VALOREMOS nuestro encuentro dominical en la Misa y la comunión con los hermanos que, cada domingo, en el mundo entero, se reúnen en la misma fe y la misma esperanza, convocados y alimentados por nuestro buen amigo Jesús resucitado… porque allí está la presencia y la acción del Espíritu.

VALOREMOS el don del Bautismo y de la Confirmación; el don de la Penitencia y de la Unción de los Enfermos; el don del Matrimonio y del Orden Sacerdotal… porque allí está la presencia y la acción del Espíritu.