sábado, 12 de marzo de 2011

TIEMPO DE CONVERSIÓN

LA CUARESMA ES TIEMPO DE CONVERSIÓN,
ES TIEMPO PARA TRANSFORMAR NUESTRO CORAZÓN

4.- ¿Quién es la persona indicada para poner la cruz de ceniza?

Normalmente es el Sacerdote quien lo hace; sin embargo, no es indispensable que sea un sacerdote el que ponga la cruz de ceniza a los fieles. La escasez de sacerdotes hace casi imposible que únicamente los sacerdotes lo hagan. Además, los ministros que ponen la cruz de ceniza deben ser suficientes para que la celebración no se alargue y así se pueda dedicar más tiempo a la Palabra de Dios.

Existe la costumbre de poner la cruz de ceniza en la frente; es la mejor forma porque corresponde a la naturaleza del signo: QUE SE VEA. Algunos quieren hacer cruces muy bonitas y bien pintadas; hay quienes han inventado sellos; esto es contrario a la naturaleza de este signo: la ceniza es señal de pecado, de fealdad, de mancha. Por lo tanto, lo más correcto es hacer con los dedos una cruz visible en la frente.

5.- Prácticas cuaresmales

Cada año, la Iglesia, durante la Cuaresma, nos propone un tiempo propicio para intensificar la oración y la penitencia y para abrir el corazón a la Palabra de Dios. La Iglesia, que es madre y maestra, nos invita a recorrer un camino espiritual que nos prepara a revivir el gran misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo, ante todo mediante la escucha asidua de la Palabra de Dios y la práctica, no sólo del ayuno, sino también de la abstinencia de carne.

EL AYUNO: Existen algunos criterios que regulan estas prácticas cuaresmales. El ayuno consiste en hacer una sola comida al día, aunque por la mañana y por la noche, se puede comer algo menos de lo acostumbrado, algo ligero. Eso sí, se debe evitar comer algo entre los alimentos principales, salvo caso de enfermedad.

En cuanto a las normas vigentes para el ayuno, son las siguientes:

El ayuno se realiza el Miércoles de Ceniza y el Viernes santo. El ayuno obliga a todos los fieles cristianos que han cumplido 18 años y hasta los 59 años cumplidos. Los menores de 18 años y los mayores de 59 años, así como los enfermos, no están obligados, pero pueden realizar voluntariamente el ayuno, si no afecta su salud.

LA ABSTINENCIA: La Abstinencia consiste en privarse de comer carne (roja o blanca y sus derivados), durante todos los viernes del año, especialmente los viernes de la Cuaresma. La abstinencia de carne obliga a todos los que han cumplido 14 años. La ancianidad, por sí sola, no exime de esta ley de la abstinencia.

¿Puede cambiarse la práctica del ayuno y la abstinencia?

El actual Código de Derecho Canónico faculta a la Conferencia Episcopal para determinar con mayor precisión el modo de observar el ayuno y la abstinencia.
Haciendo uso de esa facultad, los Obispos de México han dispuesto lo siguiente: «Conscientes de la situación de pobreza en que viven muchos sectores de fieles, y dado que nuestra cultura admite otros signos más adecuados de penitencia, DISPONEMOS QUE SE PUEDA SUPLIR LA ABSTINENCIA DE CARNE, EXCEPTO EL MIÉRCOLES DE CENIZA Y EL VIERNES SANTO:

a) por la abstinencia de aquellos alimentos que para cada uno signifiquen especial agrado, sea por la materia o por el modo de su preparación;

b) o por una especial obra de caridad;

c) o por una especial obra de piedad;

d) o por otro significativo sacrificio voluntario».


LA LIMOSNA GENEROSA: La Cuaresma es un camino de solidaridad. No se trata sólo de la limosna material: unas cuantas monedas que damos a un pobre en la calle. La limosna tiene que ir más allá: prestar ayuda a quien necesita, enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que nos lo pide, compartir alegrías, repartir sonrisa, ofrecer nuestro perdón a quien nos ha ofendido. La limosna es esa disponibilidad a compartir todo, la prontitud a darse a sí mismos. Es actitud de apertura y caridad hacia el otro.

LA ORACIÓN: Si la limosna era apertura al otro, la oración es apertura a Dios. Sin oración, tanto el ayuno como la limosna no se sostendrían; caerían por su propio peso.
En la oración, Dios va cambiando nuestro corazón, lo hace más limpio, más comprensivo, más generoso...en una palabra, va transformando nuestras actitudes negativas y creando en nosotros un corazón nuevo y lleno de caridad. La oración es generadora de amor. La oración me induce a conversión interior. La oración es vigorosa promotora de la acción, es decir, me lleva a hacer obras buenas por Dios y por el prójimo. En la oración recobramos la fuerza para salir victoriosos de las tentaciones del mal. La Cuaresma es, pues, un tiempo fuerte de oración.

6.- Conclusión

Recibiendo la ceniza en señal de penitencia, este Miércoles de Ceniza iniciamos el tiempo de cuaresma, un tiempo de gracia para todos los que creemos en Cristo vivo y Resucitado.

Los cuarenta días que dura la Cuaresma significan un tiempo largo, porque bien sabe la Iglesia que no se cambia el corazón de la noche a la mañana. Se necesita paciencia, perseverancia y constancia para realizar este delicado trabajo de arrancar las yerbas del mal y hacer florecer las plantas del bien.

No lo olvidemos: La Cuaresma nos ofrece la oportunidad de mejorar nuestra vida. Transformemos nuestro corazón y acerquémonos al Señor Jesús con un corazón limpio, renovado, generoso.
_____________________________________________________________________