lunes, 14 de febrero de 2011

14 DE FEBRERO: DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD

REVISARNOS DESDE EL AMOR
EN EL DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD
 
Escrito por: Mons. José Luis Chávez Botello, Arzobispo de Antequera-Oaxaca.


Desde hace años, el día 14 de febrero muchas personas celebran el día del amor y la amistad, procuran acercarse a los amigos con variadas expresiones de afecto. Se habla en todas partes de amor y de amistad pero no todos entendemos exactamente lo mismo. Es saludable preguntarnos ¿Qué es el amor? ¿Qué es la amistad?

Quizá la tarea más importante del ser humano es aprender a amar, marcar y orientar su vida por el amor. No pocas personas reducen el amor al instinto, a la atracción sexual, a un sentimiento o a compartir cosas. La violencia en el noviazgo, simular que se enamora pero con otra intención, las “pruebas de amor” y uniones sin compromiso sólido, la deficiente preparación para el matrimonio y la desintegración familiar, son muestras de superficialidad o de falso amor; así se pervierte o traiciona el amor. ¿Cómo distinguir el amor verdadero del superficial y falso?.

El amor verdadero hace que las personas saquen lo mejor que tienen y lo compartan; si el amor es grande, se dan a sí mismas; darse a sí mismo es la medida de la madurez en el amor. Por eso el amor abre a las personas, va rompiendo las barreras del egoísmo y pone su realización y felicidad en los demás. A la persona que ama le bastan pocas cosas materiales para vivir y ser feliz y, aún eso poco, es capaz de compartirlo. El amor falso cierra a las personas y las hace convenencieras y calculadoras, difícilmente comparten algo que valga la pena, son incapaces de darse y de sacrificarse por alguien. Las personas así no dan, sino que exigen y arrebatan.

El amor verdadero se manifiesta en las obras; se crece en el amor, amando; la mejor recompensa del amor es amar más porque el amor saca amor, “siembra amor y cosecharás amor”. El amor es el motor y la fuerza más poderosa para curar y levantar la vida de las personas y de la sociedad; es cimiento y columna vertebral de toda transformación y superación de las personas. La mejor escuela y camino de humanización es el amor auténtico, de él depende la superación, la realización y la felicidad de las personas porque el ser humano está hecho para amar; el que ama se humaniza. Nunca olvidemos que la grandeza de una persona no está en tener mucho, en saber mucho, ni siquiera en hacer muchas cosas útiles, sino en amar mucho.

El amor da rumbo y sentido auténtico a la sexualidad, a la atracción del sexo opuesto, a los sentimientos y a toda actividad humana. Las dificultades, problemas y contrariedades de la vida purifican y fortalecen el amor; la constancia es quizá la prueba del tiempo más dura para el amor auténtico; son las pruebas las que más purifican, fortalecen y hacen madurar en el amor y la amistad. Si amamos superficialmente nos volvemos inseguros; cuando no amamos nos incapacitamos para comprender a los demás y para crear verdaderas amistades, nos deshumanizamos. El cimiento y motor de la amistad es el amor auténtico.
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