viernes, 11 de febrero de 2011

SENSIBLES ANTE EL SUFRIMIENTO

MENSAJE EPISCOPAL
CON MOTIVO DE LA JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO
11 de Febrero de 2011

Queridos hermanos:

Cada año, desde 1993, la Iglesia nos propone la Jornada Mundial del Enfermo el 11 de febrero, en la celebración de la memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes. Esta Jornada pretende ser para todos los creyentes "un momento fuerte de oración, participación y ofrecimiento del sufrimiento para el bien de la Iglesia, así como de invitación a todos para que reconozcan en el rostro del hermano enfermo el santo rostro de Cristo que, sufriendo, muriendo y resucitando, realizó la salvación de la humanidad" (Juan Pablo II, carta del 13 mayo de 1992, n. 3).

En su mensaje para la Jornada de este año, el papa Benedicto XVI nos invita a reflexionar sobre el misterio del sufrimiento y, sobre todo, sensibilizar más a nuestras comunidades y a la sociedad civil con respecto a los hermanos y las hermanas enfermos. El Santo Padre, apelando a la conciencia de la fraternidad universal, nos recuerda que si cada hombre es hermano nuestro con mayor razón el débil, el que sufre y el necesitado de cuidados debe estar en el centro de nuestra atención.

Esta solicitud se convierte en un criterio de discernimiento, por medio del cual se puede afirmar que "la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre".

Comentando la frase de San Pedro, "Por sus llagas han sido curados" (1Pe 2, 24), el Papa nos recuerda que el Hijo de Dios sufrió, murió, pero resucitó, y precisamente por esto esas llagas se convierten en el signo de nuestra redención, del perdón y de la reconciliación con el Padre, pero también se convierten en ocasión de prueba para la fe de los discípulos y para nuestra fe.

Esta afirmación nos recuerda que el papa Juan Pablo II decía en la Carta Apostólica Salvifici Doloris que "a medida que el hombre toma su cruz, uniéndose espiritualmente a la cruz de Cristo, se revela ante él el sentido salvífico del sufrimiento" (SD 26).

Pedimos por los enfermos y por todas las personas que sufren, para que puedan ver con ojos de esperanza, a través de las llagas de Cristo, el sentido del dolor y la enfermedad. Hacemos un llamado a todas las personas unidas a ellos por diversos vínculos, a ofrecerles signos de misericordia y de compromiso efectivo con su situación.

Exhortamos de manera especial a los pastores de las comunidades parroquiales a celebrar esta Jornada en un ambiente de oración, ofreciendo la administración del sacramento de la unción de los enfermos.

Que nuestro Señor, por cuyas llagas hemos sido curados, nos acompañe y fortalezca en la prueba del dolor y la enfermedad.

Mons. Emilio Carlos Berlie Belaunzarán                    José Rafael Palma Capetillo
Arzobispo de Yucatán                                                       Obispo Auxiliar de Yucatán
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