miércoles, 13 de octubre de 2010

MISA EN CATEDRAL

MISA EN LA CATEDRAL DE LOS PARTICIPANTES
EN EL ENCUENTRO NACIONAL DE DIRECTORES ESPIRITUALES DE LOS SEMINARIOS DE MEXICO


«¡Qué tarea tan importante, directores espirituales!
Dios ha confiado en ustedes; sus obispos han
confiado en ustedes. Déjense llevar para poder
llevar a los otros».

Mons. Ramón Castro Castro


San Francisco de Campeche, Cam., 13 de Octubre de 2010 (SIDCA).- Ayer miércoles por la noche, al finalizar el tercer día de trabajo, los participantes en el Encuentro Nacional de Sacerdotes Encargados de la Formación Espiritual en los Seminarios de México se trasladaron a la S.I. Catedral de la Inmaculada Concepción de Ntra. Sra. en esta ciudad de san Francisco de Campeche para celebrar la Eucaristía, la cual fue presidida por Mons. Ramón Castro Castro, Obispo de Campeche, anfitrión de este Encuentro Nacional.

Mons. Castro Castro estuvo acompañado por el Obispo de Colima, Mons. José Luis Amezcua Melgoza, Coordinador de la Dimensión de Seminarios de la Comisión Episcopal para Vocaciones y Ministerios (CEVyM) de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

Durante la emotiva homilía que el obispo de Campeche dirigió a los participantes en este Encuentro Nacional, les pidió descubrir «para un director espiritual qué responsabilidad tan grande poder ser promotor de los frutos de ese espíritu en el corazón de los formandos, en el corazón de los seminaristas, en su propio corazón». Y continuó: «qué responsabilidad tan grande para un director espiritual saber distinguir la acción de Dios bajo la inspiración del Espíritu Santo para ayudar a que otros también descubran y sigan la acción del espíritu santo en su propia vida».

Insistió en la necesidad de «descubrir, redescubrir, y hacer descubrir el protagonismo del Espíritu Santo en los linderos del hombre, en los linderos de nuestra oración, sea personal o comunitaria».

«Sólo en el Espíritu –subrayó– podemos superar el voluntarismo que, muchas veces, lo saben los directores espirituales, nos agota, nos desanima, nos derrota. Sólo en el Espíritu Santo recuperamos la verdadera dimensión de nuestro ser, de nuestro quehacer, de nuestra fidelidad».

El obispo de Campeche destacó que «experimentando nuestra debilidad nos vamos haciendo conscientes de que el Espíritu Santo es nuestra fuerza y es protagonista de todas las aventuras, como creyentes y como sacerdotes. Y es lo que ustedes tienen que comunicar siendo directores espirituales».

«Hermanos, –enfatizó, levantando la voz– no lo vayamos a olvidar nunca: El Espíritu Santo nos anima también a nosotros. Nos anima, nos fortalece, nos transforma, para ser testigos y a nosotros, en un modo particular, para ser siervos».

Al mencionar los dones más preciados del Espíritu Santo, Mons. Castro Castro señaló que «es don y tarea del Espíritu en cada uno de nosotros» la transformación del corazón, la comunión fraterna, el testimonio, y el ejercicio del ministerio entre los hermanos y los destinatarios.

«¡Qué tarea tan importante, directores espirituales! ¡Qué tarea tan esencial para los futuros pastores! Dios ha confiado en ustedes; sus obispos han confiado en ustedes. Déjense llevar para poder llevar a los otros», concluyó el obispo anfitrión.
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