martes, 1 de noviembre de 2011

JUAN PABLO II VIVE EN NUESTRO CORAZÓN


JUAN PABLO II VIVE EN NUESTRO CORAZÓN

 

Artículo escrito por Mons. Mario Espinosa Contreras, obispo de Mazatlán.


Juan Pablo II concluyó físicamente su vida fecunda en nuestra humanidad, el 2 de abril de 2005. Ya no gozamos de su grata presencia, sus restos mortales depositados en la Basílica Vaticana, son objeto de ferviente veneración, y meta piadosa de múltiples peregrinos.

Evidentemente Karol  Wojtyla, el Padre y Pastor Universal ha muerto, pero su extraordinaria existencia terrena, donde hizo vida propia el Mensaje de Jesucristo asumiendo el plan divino, de servir y amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a él mismo, ha sido edificante,  por ello experimenta la plenitud humana en el gozo eterno de Dios y también está vivo en nuestra mente y corazón, como presentes están en nosotros los seres queridos que nos han precedido.

S.S. Juan Pablo II, por su manifiesto amor a México y a Nuestra Reina y Madre María de Guadalupe, conquistó el cariño, la admiración y la devoción de quienes vivimos en la Patria mexicana, y nuestro pueblo es generoso en corresponder con su afectividad sincera,  a quien  demuestra querernos y alentarnos. Muchas calles y avenidas de nuestras ciudades, que portan su nombre, dan prueba de  ese amor popular al Papa peregrino.

Cuando se quiere a alguna persona, todo lo relacionado con ella,  nos es familiar y motivo de gozo o simpatía: su fotografía, su lugar y país de nacimiento, objetos que le pertenecieron, grabaciones y videos.

Por ello nos entusiasma tener en nuestro país, recorriendo todas las Sedes Episcopales, la valiosa reliquia de un poco de su sangre, incorporada en un crucifijo, depositado en la artística imagen de cera,  que nos recuerda a nuestro querido Papa ahora Beato,  Juan Pablo II. Nos  alegra abundantemente que el jueves 3 de Noviembre recibiremos esa preciosa reliquia en nuestra Diócesis  de Mazatlán.

Vendrá por carretera procedente de El Salto, Durango, la recibiremos hacia las 9:15 am  en el cruce de Aquiles Serdán y Zaragoza y estará a la veneración de los fieles en  Nuestra Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción.

La imagen de cera del Santo Padre Juan Pablo II,  nos evoca el recuerdo entrañable que tenemos de él; la preciosa reliquia –que es un  «resto» apreciable de su sangre- además de la evocación de su memoria es objeto de devoción, no adoración,  y nos ofrece la oportunidad en la comunión de los santos, de encomendarnos a sus valiosas suplicas, rogando que interceda ante nuestro Dios Uno y Trino,  por la paz  y la justicia en nuestra amada nación y por nuestras intenciones familiares o personales.

Queridos hermanos, hagamos constantemente realidad en nosotros,  lo que nos ilustraba el  amado Juan Pablo II  “Iube me venire ad Te”  (hazme ir a Ti) este es el  anhelo más profundo del corazón humano,  incluso para el que no es consciente de ello. Concédenos Señor de la Vida la gracia de tomar conciencia lúcida de ello y de saborear como un don, rico en ulteriores promesas de todas las etapas de nuestra vida. Haz que cumplamos con amor tu voluntad, poniéndonos cada día en tus manos misericordiosas… Y tu María, Madre de la humanidad peregrina,  ruega por nosotros “ahora y en la hora de nuestra muerte”. Mantennos siempre  muy unidos  a Jesús tu Hijo amado, y  hermano nuestro,  Señor de la vida y de la gloria”.

¡Beato Juan Pablo II, ruega por nosotros!