lunes, 26 de septiembre de 2011

TESTIMONIO DE GRATITUD A LA COMPAÑÍA DE JESÚS

TESTIMONIO DE GRATITUD
A LA COMPAÑÍA DE JESÚS

Comunicado de Prensa del  domingo 25 de septiembre de 2011 presentado por el  Pbro. José Juan Sánchez Jácome, Director de la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa.

El próximo martes 27 de septiembre los padres jesuitas entregarán la rectoría de Los Sagrados Corazones de Jesús y de María cerrando con ello una etapa de 70 años de servicios pastorales a la arquidiócesis de Xalapa.

Nuestro pueblo valoró ampliamente el trabajo que realizaron en El Beaterio, El Dique y Los Corazones, donde de manera especial dejaron una profunda huella. Conforme a su tradición también en Xalapa colaboraron durante mucho tiempo en la formación sacerdotal, particularmente en el área intelectual y en la vida espiritual.

Hemos tenido entre nosotros a sacerdotes jesuitas que se distinguieron por su profunda vida espiritual así como por su liderazgo en la promoción social de nuestro pueblo y especialmente de los más necesitados. Durante estos 70 años estuvieron entre nosotros jesuitas escritores, historiadores, pastoralistas, sociólogos, pedagogos, teólogos y filósofos renombrados.

Concluirán esta historia de 70 años los sacerdotes Teódulo Guzmán Anell (que por cierto es originario de Teocelo, Ver.) y Humberto Ochoa Granados (originario de Chihuahua). La Iglesia de Xalapa expresa su más profunda gratitud a la Compañía de Jesús por esta presencia evangélica que ha derramado abundantes gracias en nuestro pueblo.

La conciencia social que han creado a su paso, la espiritualidad ignaciana que han difundido entre nosotros y la solicitud por los más pobres y necesitados seguirán hablando de una obra que llegó para quedarse.

Casi medio millón de personas veneraron
las reliquias de Juan Pablo II en Veracruz

Las reliquias de Juan Pablo II estuvieron seis días recorriendo varias ciudades de nuestro Estado y lograron movilizar a casi medio millón de veracruzanos en Tuxpan, Papantla, Poza Rica, Martínez de La Torre, Xalapa, Veracruz, Córdoba y Orizaba. Después de este recorrido seguimos admirados por la extraordinaria respuesta de nuestro pueblo. Esta participación sin precedentes no sólo provocó el resurgimiento de nuestra fe cristiana sino que también volvió a llenar de esperanza a un pueblo que está viviendo con incertidumbre por el clima de violencia.

En el caso de Xalapa, en el momento que más se necesitaba se sintió fuertemente la presencia de Dios cuando ciento cincuenta mil hermanos decidieron manifestar abiertamente su fe y su esperanza acudiendo a la Catedral Metropolitana para venerar las reliquias del beato Juan Pablo II.

Ya habíamos considerado una participación importante del pueblo de Dios, pero lo que estábamos viendo hora tras hora era realmente una experiencia mística que superó todos nuestros pronósticos. Fue una explosión de fe, una manifestación abierta del deseo que todos tenemos de sentir a Dios en nuestras vidas.

El pueblo nos ha dado una lección histórica de lo que es la fe, la cual no sólo mueve montañas sino especialmente corazones. Estábamos enclaustrados, preocupados e indignados por los hechos de violencia de las últimas semanas y de pronto la fe nos hizo salir de nuestro encierro, nos hizo levantar la cabeza, nos hizo mirar hacia adelante, nos llevó a manifestar que queremos vivir unidos y sobre todo queremos vivir en paz. Pasaban las horas de la mañana, tarde y noche del día 19 de septiembre y las filas se extendían cada vez más por las refinadas calles del centro histórico.

Pasaban las primeras horas de la madrugada del día 20 de septiembre y no dábamos crédito a lo que estábamos viviendo. Tres y cuatro horas de espera para pasar a venerar las reliquias en tres o cuatro segundos. A pesar de la desproporción entre el tiempo de espera y la posibilidad de estar frente a las reliquias la experiencia era inigualable. La expresión constante era: ¡Valió la pena! ¡Sentí la presencia de Dios! ¡Me sentí amado y bendecido!

Ni la lluvia de la tarde que quiso poner a prueba nuestra fe para recordarnos de manera simbólica lo que tenemos que enfrentar en la vida; ni la oscuridad de la noche asociada a la tensión de las últimas semanas; nada pudo disuadir la fe y la actitud digna y firme de un pueblo que quiere vivir en paz.

Esta experiencia no fue sólo un asunto estrictamente asociado a una Iglesia. Fue la experiencia mística de un pueblo que ha manifestado a sus líderes religiosos y sociales lo que piensa, lo que exige y lo que espera de todos sus servidores.

Todos tenemos que hacer una lectura de lo que el pueblo nos ha manifestado en una jornada que va a quedar para los anales de la historia de esta ciudad capital. Xalapa la que derrocha cultura, Xalapa la que también derrocha la fe. Precisamente de fe y cultura, de fe y razón nos habló de manera muy precisa Juan Pablo II para invitarnos a dejarnos iluminar por estas dos grandes lumbreras que nos permiten llegar a la verdad y conocer profundamente a Dios.

Gracias a todos los que hicieron posible este milagro de la fe en Xalapa, Tuxpan, Papantla, Poza Rica, Martínez de La Torre, Veracruz, Córdoba y Orizaba. Gracias a este pueblo siempre fiel; gracias a todos los que nos ayudaron a sacudirnos el miedo y a soñar en un mejor país. Gracias Juan Pablo II porque sigues pregonando un mensaje de paz. Gracias porque se actualizaron tus palabras: «México sabe bailar, México sabe cantar, México sabe rezar, pero más que todo México sabe gritar». En Veracruz ya gritamos, ya nos manifestamos: ¡Queremos vivir en paz!