martes, 2 de agosto de 2011

VOCACIÓN EPISCOPAL AL SERVICIO DE LA PAZ

VOCACIÓN EPISCOPAL
AL SERVICIO DE LA PAZ

Artículo de Mons. Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco.

El lunes pasado, 25 de julio, con agradecimiento y alegría celebré dos acontecimientos relacionados con mi vocación episcopal: el decimoquinto aniversario de mi ordenación episcopal y el primer aniversario de mi llegada a esta Arquidiócesis. Estos dos momentos de mi vocación me hacen experimentarme vinculado de una manera muy honda con esta Iglesia de Acapulco.

Desde mi consagración episcopal acogí el lema “Cristo es nuestra paz” como guía para mi programa pastoral, divisa que en el contexto actual de violencia y de inseguridad en Acapulco, adquiere una especial relevancia y significado. He buscado transmitir el Evangelio de la Paz a todos: a las comunidades eclesiales, a los agentes de pastoral, a las personas de buena voluntad, a las autoridades y, aún, a quienes generan la violencia por parte del crimen organizado.

Hoy nuevamente quiero expresar que tengo la viva convicción de que Jesucristo, nuestra Paz, es quien hará posible que en México, en Guerrero y en nuestra arquidiócesis podamos construir la paz. Su vida y su mensaje tienen la virtud de reconciliar y perdonar para crear la fraternidad tan necesaria para el progreso y el desarrollo. El mensaje espiritual del Evangelio puede transformar el corazón humano, aún cuando se encuentra atrapado por la violencia más desenfrenada.

Quiero nuevamente comprometerme a continuar anunciando a Cristo, nuestra paz, quiero mantener en mi ministerio episcopal la dimensión de construir la paz en las personas, en las familias y en los ámbitos sociales, para que tengamos condiciones favorables para el desarrollo integral de nuestros pueblos. Este es mi compromiso y servicio que, en comunión especial con los sacerdotes de la arquidiócesis, continuaré dando en esta región. Por ello, pretendo insistir en la cercanía con todos los sacerdotes para edificar relaciones de amistad y de amor fraterno, de manera que podamos cumplir con nuestra misión eclesial al servicio de la paz.

Vacaciones, tiempo para fortalecer las relaciones familiares

Seguimos en pleno tiempo de vacaciones que en Acapulco significa la afluencia de un buen número de visitantes, quienes constituyen una verdadera bendición para este destino turístico. Nuestras playas, centros de diversión y esparcimiento ofrecen oportunidades para restaurar las energías y fortalecer los lazos familiares y de amistad. Quienes vivimos en esta ciudad, deberíamos poner condiciones para aprovechar la presencia de los visitantes para fomentar el desarrollo humano mediante un trato amable y fraterno con ellos. El turismo no solo es una oportunidad económica. También es una oportunidad para el intercambio y el enriquecimiento humano, cultural y espiritual de quienes vivimos aquí.

Por otra parte, es deseable que las familias acapulqueñas y costeñas aprovechemos las vacaciones para fortalecer los lazos familiares al tener más tiempo disponible para que los padres estén con los hijos. Es deseable que nuestras familias tengan la opción de descansar y convivir como tales aprovechando lo que los turistas vienen a buscar y tenemos de manera cotidiana, nuestras playas y demás bellezas naturales tan abundantes en nuestras costas. La familia merece nuestro cariño y dedicación, además de nuestra atención y de un espacio de tiempo para el encuentro y la convivencia orientada a su fortalecimiento.