domingo, 31 de julio de 2011

VACACIONES PARA APRENDER A DESCANSAR


VACACIONES PARA APRENDER
A DESCANSAR Y SUPERARNOS

Artículo de Mons. José Luis Chávez Botello, Arzobispo de Antequera-Oaxaca.

Lamentablemente son muchas las personas que no han aprendido a descansar, jóvenes y adolescentes que desaprovechan los días de descanso y hasta se inician en vicios; a no pocos niños se les deja solos sin enseñarles a organizar su tiempo de vacaciones. Cuando se confunde el descanso con la inactividad, se cae fácilmente en el aburrimiento y hasta en adicciones. Es importante rescatar la importancia, el sentido y la finalidad que el descanso tiene en la vida de toda persona.

Es una necesidad para la salud del cuerpo, de la mente y del espíritu dejar las tareas cotidianas, despojarse de las fatigas normales de la semana y del año para descansar; la cuerda de un arco no puede estar siempre tirante, requiere aflojarse para que responda bien cuando se le necesite. El descanso no es fin en sí mismo, es un medio para restaurar las fuerzas, para que el trabajo sea eficaz y para servir mejor. De allí la importancia de asegurar horas de descanso semanal y algunos días de vacaciones al año.

El descanso restaura no solo las fuerzas del cuerpo, también alimenta la mente y el espíritu; es una oportunidad para desarrollar nuestras capacidades y llenarnos de algo nuevo a través del deporte, de la lectura, del arte, del contacto con la naturaleza, con los demás y con Dios; el descanso nos da la oportunidad de estrechar los lazos familiares y de amistad, de ampliar conocimientos. El sabio contacto con la naturaleza nos serena y tranquiliza, las visitas a las personas y lugares que apreciamos nos reaniman, el encuentro tranquilo con Dios siempre recrea.

El descanso de Dios después de la creación se nos presenta como una contemplación gozosa, una mirada de complacencia al trabajo bien hecho. En realidad, el descanso es una verdadera re-creación: recuperar las fuerzas, ampliar la visión, ensanchar el espíritu, fortalecer el ánimo, estrechar las relaciones fundamentales con los demás para vivir mejor, contemplar y disfrutar el trabajo realizado. Desde hace muchos años, atinadamente en las escuelas se llama recreo al tiempo de descanso; por experiencia sabemos que el recreo de los niños está muy lejos de la inactividad. He aquí el sentido auténtico del descanso.

Sería provechoso para todos que los padres de familia enseñen a sus hijos a organizar sus vacaciones con tiempo para apoyar a la familia con algún trabajo diferente y de acuerdo a la edad, para deporte o paseo, para aprender a tocar algún instrumento, lectura recomendada o visitar museos. Si no se aprende se caerá en la adicción a la televisión, al internet; es triste constatar cómo los fines de semana, por no haber aprendido a descansar, se fortalecen desvelos innecesarios, irresponsabilidad, vicios, infidelidad y delitos; es una lástima que no pocos dejan de estudiar y siguen el camino de su destrucción.

Es necesario aprender a descansar y a superarnos en el descanso; se nos impone a todos una revisión sincera: ¿Sacamos tiempo para descansar?, ¿Cómo aprovechamos el tiempo libre?, ¿Nos re-creamos en el domingo y en las vacaciones?