TOMÁS MORO, LA CONGRUENCIA
Y EL EJEMPLO DE VIDA
Artículo escrito por el Lic. Herminio José Piña Valladares, Presidente de la Asociación Católica de Abogados.
El 12 de julio se celebra el Día del Abogado, por lo tanto es importante observar la vida de profesionales ejemplares que supieron ser congruentes en su vida. Un modelo sobresaliente es Tomás Moro.
Tomás nació en Cheapside, Inglaterra, en 1478; a los 13 años se fue a trabajar como mensajero en casa del Arzobispo de Canterbury y éste, al darse cuenta de las notables virtudes y capacidades del joven, lo envió a estudiar al colegio de la Universidad de Oxford.
Escribió varios libros, uno de los más famosos es el que se llama "La utopía". En este texto se describe una nación que en realidad no existe, pero que se puede construir, y aborda con precisión la solución a algunos problemas sociales muy importantes para la humanidad. Con esta obra Tomás Moro se ganó el reconocimiento de todos los eruditos y se hizo muy conocido en Europa.
El joven abogado Moro fue aceptado como profesor de uno de los más prestigiosos colegios de Londres. Posteriormente fue designado secretario del alcalde de la capital y en 1529 fue nombrado canciller o ministro de Relaciones Exteriores, pero este altísimo cargo no cambió en nada su sencillez y accesibilidad para con todos. Siguió asistiendo a misa todos los días, confesándose con frecuencia y comulgando. Alguien llegó a afirmar: "Parece que lo hubieran elegido canciller, solamente para poder favorecer más a los pobres y desamparados". Otro añadía: "El rey no pudo encontrar otro mejor consejero que éste".
Llevaba dos años como canciller cuando sucedió en Inglaterra un hecho sombrío para la unidad religiosa. El rey Enrique VIII se divorció de su legítima esposa y quería contraer nuevas nupcias con Ana Bolena. En virtud de que el Sumo Pontífice no aprobó la declaración de nulidad de su primer matrimonio -ya que había cumplido con todas las normas canónicas aprobadas-, el rey se declaró jefe supremo de la religión de la nación, y ordenó la persecución contra todo el que no aceptara el voto de absoluta fidelidad al rey de Inglaterra, por encima de cualquier otra promesa.
Para Tomás tal promesa absoluta equivalía a traicionar su rectitud de conciencia para obligarlo a tramitar la realización de las nuevas nupcias del rey; además, correspondía a aceptar la autoridad del rey por encima de la potestad del Sumo Pontífice, como sucesor de Pedro.
Tomás Moro, por su firmeza y lealtad a Dios y a la Iglesia Católica, no aceptó tales exigencias del rey Enrique VIII; entonces fue destituido de sus cargos, le fueron confiscados sus bienes y fue encerrado como prisionero en la Torre de Londres. El obispo Juan Fisher y el abogado Tomás Moro fueron los dos altos funcionarios de la capital que se negaron a realizar tal juramento y ambos fueron conducidos a la torre fatídica.
Tomás Moro fue llamado a un último consejo de guerra, ante el cual le pidieron que aceptara lo que el rey le mandaba y él respondió: "Tengo que obedecer primero lo que mi conciencia me manda, y pensar en la salvación de mi alma. Eso es mucho más importante que todo lo que el mundo pueda ofrecer". Se le dictó entonces sentencia de muerte, por alta traición al mandato del rey.
En la madrugada del 6 de julio de 1535 le comunicaron que lo llevarían al sitio del martirio. Al llegar donde lo iban a ejecutar, rezó piadosamente el Salmo 51: "Misericordia, Señor, por tu bondad". Enseguida rogó a Dios por el rey y sus demás perseguidores, y declaró públicamente que moría por ser fiel a la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Inmediatamente, de un hachazo le cortaron la cabeza.
El papa León XIII lo declaró beato, en 1886. Finalmente, fue proclamado santo por el papa Pío XII, el 19 de mayo de 1935, junto con el prelado John Fisher. El 31 de octubre del año 2000, el papa Juan Pablo II proclamó a Tomás Moro patrono de los políticos, los gobernantes y los abogados. En 1985, el presidente de la República Italiana, Francesco Cossiga, había presentado una solicitud en ese sentido a la Santa Sede, avalado por centenares de firmas de jefes de gobierno, parlamentarios y políticos.
La vida de Tomás Moro es un ejemplo a seguir por sus principios, sus valores humanos y su admirable congruencia entre lo que profesaba, pensaba y actuaba. ¡Felicidades a todos los colegas en la abogacía!