lunes, 13 de junio de 2011

¡MENSAJE DE PENTECOSTÉS!


¡MENSAJE DE PENTECOSTÉS!

Artículo del  Pbro. Richard L. Clifford, Misionero de Maryknoll, sacerdote católico y colaborador de la Pastoral del Amor en la Arquidiócesis de Yucatán.
 
La palabra griega Pentecostés es muy sencilla. Sólo indica "50 días después de la Pascua". Sin embargo, lo que esa palabra representa para nuestra Iglesia, uniéndonos sentidamente en la fe, es sumamente importante pues simboliza aquel fuego celestial que viene a quemar, calentar e iluminar.

Quemar nuestra indiferencia, inconstancia o aun ¡vergüenza! de profesar nuestra fe.

Calentar la frialdad de nuestros corazones que han dejado de sentir gusto por las cosas de Dios o interés en las enseñanzas de nuestras creencias.

Iluminar nuestras mentes y corazones, a fin de entender más claramente y apreciar más profundamente todo lo que significa nuestro compromiso cristiano.

En la gran fiesta de Pentecostés que celebramos hoy pedimos al Espíritu Santo que nos dé una "Nueva Primavera" en el jardín de nuestro diario caminar. Que surjan hojas frescas de sólidas creencias; que renazcan las flores de nuestras convicciones, brillando en su belleza con la firmeza y seguridad de nuestro diario paso cristiano, elevando un himno de alabanza a Dios y creando paz a nuestro alrededor. "Ven Espíritu Santo: llena los corazones de tus fieles. Enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu espíritu y renovarás la faz de la Tierra".

Hoy podemos cantar -con gusto, orgullo y gratitud- Las Mañanitas por el "cumpleaños" de nuestra Madre Iglesia Católica. Saludamos con oración y aprecio a nuestros hermanos esparcidos por el universo. De manera especial abrazamos a todos los laicos y religiosos que componen nuestra Arquidiócesis de Yucatán, bajo la dirección de nuestro arzobispo Emilio Carlos Berlié Belauzarán. Unidos en oración, alabanza y servicio al Señor, estamos orgullosamente enlazados como una pujante familia de más de un millón seiscientos mil fieles.

Al ser bautizados en el Espíritu Santo, la primera asamblea de creyentes, que hoy llamamos Iglesia Católica, quedó impulsada para llevar adelante, con convicción personal y compromiso doctrinal, el mensaje y la mística del Divino Maestro Fundador. A partir de sus comienzos hasta su presente extensión universal, nuestra Iglesia ha pasado pruebas de fuego. Distintos conflictos han caracterizado su desarrollo interno pero jamás ha cedido en ninguna de las verdades que Cristo nos ha encargado difundir a todas las naciones. Hoy en día un "Nuevo Pentecostés" desea rejuvenecer esa Divina-Humana Institución.

Siempre hay esos momentos sencillos y sentidos, que quedan impresos en mi corazón. Al mero recuerdo de ellos siento alegría y paz. Jamás olvidaré aquellos años atrás cuando tenía la bendición de realizar unos retiros especiales en el convento de las Madres de la Cruz. Todo el ambiente inspiraba devoción, paz y bien. Pero muy arriba en aquel ambiente especial y espiritual, las religiosas, unidas en oración, cantaban lindamente a muy temprana mañana la suave oración al Espíritu Santo.

Sus voces y su mera presencia formaban un círculo lleno de un lindo mensaje de Pentecostés.