MENSAJE DE GRATITUD
Artículo del Pbro. Richard L. Clifford, Misionero de Maryknoll, sacerdote católico y colaborador de la Pastoral del Amor en la Arquidiócesis de Yucatán.
"Con el corazón lleno de gratitud, alabamos a Dios
y en el nombre del Señor, le damos gracias".
Col. 3, 12-17
Una tarde soleada, sentado en una de las dos enormes fuentes ovaladas que flanquean la Plaza de San Pedro en Roma, observaba pasar a cantidad de peregrinos de diferentes edades, profesiones, culturas, ciudades del mundo y condiciones de vida. Con paso firme y feliz, la multitud avanzaba hacia la Basílica de San Pedro, dignamente guardada en ambos lados por las imágenes de San Pedro y San Pablo.
En ese momento sentí un enorme gusto y orgullo, pues me identificaba con esos visitantes procedentes de los cuatro puntos cardinales del planeta. Aunque extraños, éramos hermanos por nuestra unidad en la fe, enlazados por la tradición milenaria de nuestra Iglesia Católica, la institución divinamente fundada por Cristo y humanamente desarrollada en sus inicios con el liderazgo de dos ilustres apóstoles: el humilde pescador de Galilea y el sabio maestro de Tarso.
Pienso en aquella tarde inolvidable, mientras viene a mi mente la cercana celebración el 29 de junio de la fiesta de San Pedro y San Pablo, quienes santificaron el suelo romano con su martirio, alrededor del año 67 a. C. Pienso en la cercana Fiesta de estos ilustres santos, pues este año se conmemora el Centenario de la fundación de nuestra Sociedad Misionera de Maryknoll a la cual pertenezco desde mi ordenación sacerdotal en 1953.
El sábado pasado tuvimos la bendición de concelebrar una Misa especial, presidida por nuestro arzobispo, Emilio Carlos Berlié Belaunzarán. Un buen número de fieles llenaba nuestra Catedral, en un ambiente de amor, apoyo, amistad y agradecimiento.
Con el recuerdo de esta bella festividad quiero expresar, con mis hermanos de la Sociedad Misionera de Maryknoll, nuestro sentido agradecimiento a todos los religiosos, laicos, amigos, bienhechores, familiares, fieles, etcétera, por habernos dado tan hermoso testimonio de valiosa fraternidad y amoroso apoyo que, a través de los años, desde aquel encuentro inicial de Maryknoll en México en 1943, se ha ido disfrutando, por la gracia de Dios, de un contorno siempre positivo, pacífico y personal.
En diferentes oportunidades, las hermosas palabras de San Pablo me han servido para expresar el aprecio y agradecimiento que los Misioneros de Maryknoll siempre hemos sentido en nuestra dedicación misional. Hoy, ¡como nunca!, cito aquellas palabras de San Pablo, llenas de un amoroso recuerdo, que siempre nos han unido y, que a través de los años, iba creciendo la "música" cuyas notas componen una linda Sinfonía Misional.
"Cada vez que me acuerdo de ustedes, doy gracias a Dios. Cuando oro siempre pido con alegría por ustedes, pues juntos hemos participado en la causa del Evangelio, desde el primer día hasta hoy" (Fil. 1, 3-5). Queridos hermanos, reciban ustedes un fuerte abrazo y mis oraciones por su bien y bendición.