LOS EXAMENES, UN LLAMADO
A REVISARNOS A TODOS
Artículo de Mons. José Luis Chávez Botello, Arzobispo de Antequera-Oaxaca.
Junio es tiempo de exámenes para la formación básica; los exámenes de la escuela primaria y secundaria deberían ser mejor preparados y más valorados por los alumnos, por los maestros, por los padres de familia, por el gobierno y por la misma sociedad.
Todo en la vida necesita de revisión periódica para estar seguros de su buen funcionamiento: se revisan las empresas, se llevan los automóviles al mecánico, nosotros mismos vamos al médico para mantenernos sanos o recuperar la salud; en caso de deterioro se nos pide cuidados de prevención, medidas correctivas y responsabilidad. Las revisiones y exámenes con periodicidad son importantes porque nos muestran cómo estamos, si vamos por el camino adecuado, si hemos mejorado y avanzado.
Todo ser humano en el fondo anhela una vida mejor y feliz, pero esto comporta elegir el camino adecuado y asumir las exigencias; si no elegimos bien el camino y no ponemos los medios adecuados nunca llegaremos a la meta anhelada. Los alumnos deben vencer la tentación de estudiar solo para el examen; no es la calificación lo más importante sino estudiar para la vida, es decir, para superarse como persona, conocer mejor nuestro mundo y las personas para ser capaces de convivir y de servir compartiendo los conocimientos y habilidades para mejorar la vida de todos; de poco sirve obtener una calificación alta si no se da crecimiento en el respeto, en la convivencia y en el servicio a los demás, comenzando con la familia y los vecinos.
Los exámenes de junio nos permiten pulsar también la labor de los maestros, de los padres de familia, del gobierno y de la misma sociedad. Desde diferentes campos podemos percibir si en este año los alumnos crecieron en el respeto y aprecio por la vida, en el deseo y entusiasmo por servir, si avanzaron en responsabilidad, en la amistad, si las relaciones y la convivencia social van a la alza. Si no es así, los padres de familia, los maestros, el gobierno y la sociedad deben poner los correctivos adecuados para lograr a toda costa la finalidad principal de la educación y los anhelos que todos esperamos: la superación personal de los alumnos y su proyección gradual al servicio a la sociedad. Nunca olvidemos que los niños y adolescentes son el patrimonio más valioso con que contamos; su formación básica es el cimiento y futuro de sus vidas y de Oaxaca.
La educación en México es uno de los órganos vitales del cuerpo social gravemente dañado y que debe ser atendido pronto y por gente capaz. ¿Puede seguir igual la persona a quien le diagnostican trombosis o síntomas de infarto?. Lamentablemente, en cultura de prevención, quedamos reprobados. Somos reactivos, es decir, reaccionamos cuando ya algo anda mal, peor aún cuando nuestras maneras de reaccionar agravan la situación; no hemos aprendido a prevenir enfermedades, accidentes, desastres naturales, desintegración familiar y conflictos sociales. La educación de calidad impulsaría ciertamente la cultura de la prevención.
Los exámenes de junio son una buena oportunidad para revisarnos y examinar no solo la educación sino también la familia, la política, nuestra comunidad, la participación ciudadana en la construcción de la auténtica democracia en la justicia y en la paz.
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