miércoles, 1 de junio de 2011

DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA CEM EN LA APERTURA DE LA ASAMBLEA PLENARIA


LA REALIDAD DE LOS SACERDOTES
Y LOS SEMINARIOS EN MÉXICO

Discurso del Presidente de la CEM, Mons. Carlos Aguiar Retes, en la apertura de la XCI Asamblea Plenaria de la CEM, ayer martes 31 de Mayo de 2011.

Hermanos Obispos, Arzobispo. Sr. Cardenal Norberto Rivera Carrera:

Reciban un afectuoso saludo y mi gratitud por haber respondido a la convocatoria de esta Asamblea, que en mi calidad de Presidente de la CEM, les hice llegar con la debida oportunidad. Sean bienvenidos quienes colaborarán con nosotros en esta Asamblea y también los representantes de la CIRM.

Agradezco la presencia del Sr. Nuncio Apostólico en México, Don Christophe Pierre, quien en nombre del Santo Padre Benedicto XVI, impulsa y promueve la comunión entre nuestras Diócesis de México y entre la Conferencia Episcopal y la Santa Sede.

Agradezco la comprensión de todos ustedes por la decisión del Consejo Permanente de la CEM, de trasladar la fecha de nuestra XCI Asamblea Plenaria, de la Segunda Semana de Pascua, como es nuestra costumbre, a la Sexta Semana, para facilitar la presencia de algunos de nosotros en la Celebración Eucarística, en la que S.S. Benedicto XVI beatificó al Papa Juan Pablo II el pasado primero de mayo.

A dicha, solemne y emotiva ceremonia, pudimos asistir 15 Obispos mexicanos, entre ellos los Cardenales de México y Guadalajara, y 5 Obispos, miembros del Consejo de Presidencia de la CEM.

El Consejo de Presidencia tuvimos la alegría de saludar al Santo Padre, a quien le expresé en nombre del Episcopado Mexicano y del pueblo de México la gratitud a Su Santidad por haber beatificado al Papa Juan Pablo II y la alegría que ha causado entre nosotros dicho acontecimiento.

Aprovechamos también para visitar la Secretaría de Estado, la Congregación de Obispos y la Congregación para la Doctrina de la Fe. En dichos diálogos presentamos y entregamos los ejemplares de nuestras recientes cartas pastorales: “Que en Cristo nuestra Paz México tenga vida digna” y “Conmemorar nuestra Historia desde la Fe para comprometernos hoy con nuestra Patria”. Ambos documentos fueron recibidos con sumo interés y suscitó un reflexivo y profundo diálogo sobre la situación social y cultural que guarda nuestro País. Nos expresaron una felicitación, que transmito a todos Ustedes, pues dimos a conocer que ambas cartas han sido resultado de una reflexión colegial de nuestra Conferencia Episcopal.

En cuanto al tema de la presente Asamblea Plenaria cuyo objetivo general dice a la letra: Reflexionar sobre la realidad de los sacerdotes y seminarios en México, para relanzar con esperanza el dinamismo de su formación y de la caridad pastoral, de cara a la Misión Permanente; fácilmente nos recuerda la importancia del trabajo central que nos ocupará en estos días.

La preparación de dicho tema ha sido elaborada con esmero y dedicación por la Comisión Episcopal de Vocaciones y Ministerios y supervisada por Mons. Rogelio Cabrera López, Vicepresidente de la CEM y por el Consejo Permanente.

Consideraremos la Formación Inicial (Pastoral Vocacional y Seminarios) y la Formación Permanente del Clero. Han participado y colaborarán en el desarrollo de la Asamblea varios formadores de Seminarios y también Responsables de las Comisiones Diocesanas del Clero.

Tenemos conciencia que los Presbíteros son nuestros colaboradores indispensables para cumplir con la misión de la Iglesia; y por ello, el tema está en la preocupación constante que llevamos en el corazón: contar con presbíteros idóneos para la Nueva Evangelización. Buenos Pastores, al estilo de Jesús, con la conciencia de haber sido llamados y elegidos por Dios Padre para ser enviados por la fuerza del Espíritu Santo en comunión con su Obispo como administradores honestos y sinceros de los bienes espirituales para que la comunidad cristiana haga presente a Jesucristo en el mundo de hoy.

Para ello nuestros seminaristas necesitan una formación integral que permita la unidad en la persona de lo humano, lo espiritual, lo intelectual y lo pastoral, desarrollada para alcanzar la madurez necesaria para ser ordenado Presbítero, capaz de entregarse generosamente al servicio de sus hermanos, dejando en segundo término sus necesidades personales y centrando su vida al servicio de la evangelización.

En cuanto a nuestros actuales Presbíteros, necesitamos propiciar el ambiente fraterno y solidario al interior del Presbiterio para que como familia sacerdotal se ayuden y auxilien en su vida y en el ejercicio de su ministerio.

Así mismo, tanto para la formación inicial como la permanente, es conveniente suscitar el interés y la participación de nuestros laicos, especialmente de aquellos que por su preparación e identidad cristiana puedan colaborar con la Pastoral Vocacional, el Seminario, y los programas de Formación Permanente o Pastoral Presbiteral.

Finalmente, quiero aprovechar la ocasión para agradecer de corazón a muchos de ustedes, que de una u otra manera, me han felicitado y han orado por un servidor para que pueda cumplir con la responsabilidad para la que el pasado miércoles 18 de mayo en el seno de la XXXIII Asamblea Ordinaria del CELAM, celebrada en Montevideo, Uruguay, me eligieron Presidente para el cuatrienio 2011 – 2015.

También expreso mi felicitación a S.E. Mons. Víctor Sánchez, Arzobispo de Puebla, quien en la misma Asamblea fue elegido Presidente del Departamento Misión y Espiritualidad para el mismo periodo.

Considero que ambas elecciones son una oportunidad magnífica de colaborar con la Iglesia que peregrina en Latinoamérica y el Caribe, aportar desde la experiencia eclesial de México y recibir de las otras 21 Conferencias Episcopales su riqueza pastoral.

Les adelanto que la Asamblea del CELAM se pronunció por fortalecer y consolidar el camino de la Misión Continental, conforme el deseo y la inspiración de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada hace 4 años en Aparecida, Brasil.

Quiera el Señor Jesús darnos unos días de trabajo colegial conjunto, conducidos por el Espíritu Santo para que cumplamos la voluntad del Padre, especialmente en lo que toca al tema central sobre el Sacerdocio y nuestros futuros y actuales Presbíteros. Muchas gracias por su atención.