lunes, 9 de mayo de 2011

¡FELIZ DÍA DE LAS MADRES!

EL DON DE LA MATERNIDAD
 
Artículo de Margarita Alabí Méndez, del Centro Multidisciplinario por la vidapublicado en la edición del domingo 8 de Mayo de 2011 del Semanario Alégrate, de la Arquidiócesis de Xalapa.

Madre, eres singularísima cooperadora de la vida humana, es a ti a quien Dios ha concedido el participar como protagonista en la obra de la creación de un nuevo ser, toda tu persona se ha transformado en un abrazo cálido a la vida desde el primer instante de su aparición.

Algo muy noble y puro ha puesto el Señor en ti para confiarte esta misión y asociarte a su obra en la creación de tu hijo. Porque eres noble, prudente, fiel, porque sabes donarte sin límites, con generoso silencio, con purísimo amor.

Todo hijo tiene derecho a ser recibido en este mundo en un recinto sagrado lleno de ilimitado amor y ese recinto eres tú. Dios ha querido hacerse íntimo de ti, mujer, por medio del hijo que llevaste en tus entrañas. Su gracia para tarea tan inmensa está garantizada.

Gracias mamá, tú que no has cerrado los ojos, a la grandeza de la procreación. Tú que todos los días, sorprendida por tan gran regalo, te entregas a la labor de purificar y enriquecer tu corazón, de clarificar tu mente y de renovarte por dentro para permanecer digna del don recibido; y no permites crecer dentro de ti ninguna semilla del mal pues sabes bien que eso traería la muerte para ti, para tu hijo y para la sociedad entera.

Hablar de una mamá es hablar de ternura, de cariño que nada conviene con la palabra agria y desconsiderada que, con demasiada frecuencia hoy intenta ensombrecer la vida. Lo que el mundo necesita son mujeres que como tú destaquen por la hermosura de su alma, y tú, madre, sabes bien que no es lo más importante el cuerpo que porta la nueva vida, sino el corazón que la embellece y la santifica.

Conserva mamá el tesoro hermoso de tu corazón maternal y sé siempre portadora de amor y vida.

En este día, 10 de mayo, en que celebramos la maternidad, es imprescindible recordar que toda madre tiene el derecho, por las vías naturales, a no ser influenciada por quienes hacen ver el tesoro de la maternidad como una carga, una condena, una actitud poco moderna. Oremos por aquellos que así piensan o que a ésto encaminan, pues tal vez jamás han sentido el beso único y maravilloso de un hijo que es capaz de pronunciar por vez primera y con la ternura propia de los niños, la palabra «mamá».

«De dónde a mí tanta dicha, pues Tú Señor has dejado el tesoro del mundo en mis débiles brazos» (Tagore).

¡Feliz día de las Madres!
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