48ª JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN
POR LAS VOCACIONES
Texto del Boletín Informativo 018/2011 preparado por la Comisión Diocesana para la Pastoral de la Comunicación Social (CODIPACS) de la Diócesis de Campeche.
El Domingo IV de Pascua, también llamado Domingo del Buen Pastor, se celebra en todas las diócesis del mundo la 48ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, establecida por el papa Pablo VI en 1964, y que este año tiene por lema “Proponer las vocaciones en la Iglesia local”.
«Rueguen por tanto al dueño de la cosecha que envíe trabajadores» para su Iglesia (Mt 9, 36-38), iniciaba aquel memorable Radiomensaje de Pablo VI para la Primera Jornada de Oración por las Vocaciones, invitándonos a reflexionar y a orar, comunitariamente y en particular, por las vocaciones, no sólo al sacerdocio, sino por todas las vocaciones a la vida consagrada.
«Rueguen por tanto al dueño de la cosecha que envíe trabajadores» para su Iglesia. Palabras de Jesús, en el Evangelio de san Mateo, que han sido la fuente de inspiración para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones que hoy celebramos. En todo el mundo, la Iglesia Católica, en comunión, ora con una misma intención:Que haya más trabajadores dedicados a llevar el Evangelio de Jesucristo a todas las naciones.
«Rueguen por tanto al dueño de la cosecha que envíe trabajadores» para su Iglesia. Palabras de Jesús que nos ayudan a recordar que la cantidad de sacerdotes es siempre insuficiente ante la gran cantidad de personas hambrientas de la Palabra de Dios, sedientas de salvación. Por eso la Iglesia Católica dedica este Domingo IV de Pascua, por iniciativa del Papa Pablo VI, a la oración por las vocaciones. «Se eleve entonces nuestra oración: en las familias, en las parroquias en las comunidades religiosas, en los hospitales…, para que aumenten las vocaciones y sean según los deseos del Corazón de Cristo».
Hay que señalar que la celebración de esta 48ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones reviste una singular importancia pues «hace setenta años, el Venerable Pío XII instituyó la Obra Pontificia para las Vocaciones Sacerdotales. A continuación, animadas por sacerdotes y laicos, obras semejantes fueron fundadas por Obispos en muchas diócesis como respuesta a la invitación del Buen Pastor».
Con motivo de esta 48ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones el papa Benedicto XVI envió un mensaje a todo el mundo católico con el lema “Proponer las vocaciones en la Iglesia local”, atendiendo este compromiso ineludible de la Iglesia diocesana en la llamada y sostenimiento de las vocaciones.
La vitalidad de una Iglesia diocesana se pone de manifiesto en su entrega y preocupación en este campo vocacional. Es toda la comunidad diocesana, desde su Obispo y los sacerdotes, hasta cada uno de los fieles, la que debe unirse, desde la oración y colaboración misionera, para que la llamada de Jesús se presente claramente y llegue a los corazones de quienes Él ha escogido y llamado para servicios específicos a favor de su Iglesia.
«El Señor no deja de llamar, en todas las edades de la vida, para compartir su misión y servir a la Iglesia en el ministerio ordenado y en la vida consagrada, y la Iglesia “está llamada a custodiar este don, a estimarlo y amarlo. Ella es responsable del nacimiento y de la maduración de las vocaciones sacerdotales”. Especialmente en nuestro tiempo en el que la voz del Señor parece ahogada por “otras voces” y la propuesta de seguirlo, entregando la propia vida, puede parecer demasiado difícil, toda comunidad cristiana, todo fiel, debería de asumir conscientemente el compromiso de promover las vocaciones».
De todos nosotros, de cada Iglesia diocesana, depende ahora despertar, acompañar, discernir, formar y sostener las vocaciones que Dios va suscitando en los jóvenes, por eso «es importante alentar y sostener a los que muestran claros indicios de la llamada a la vida sacerdotal y a la consagración religiosa, para que sientan el calor de toda la comunidad al decir «sí» a Dios y a la Iglesia».
Los sacerdotes, los religiosos y religiosas, los misioneros, los laicos comprometidos, no llegan de otro planeta ni caen del cielo, sino que nacen y crecen en el seno de las familias donde Dios es realmente el punto de referencia.
Hoy y siempre, oremos por las vocaciones sacerdotales y religiosas, pero también colaboremos con Dios atreviéndonos a echar las redes una vez más donde el Señor nos mande, cuando Él nos diga y como Él disponga. Así, se realizará nuevamente el milagro de que surjan nuevas y mejores vocaciones, vocaciones que la Iglesia y el mundo de hoy tanto necesitan.
Oración
Jesús, Pastor bueno,
siguiendo tu ejemplo y tu mandato
nos ponemos en estado de oración insistente y confiada
y rogamos al Señor de la mies
que envíe trabajadores a tu Iglesia.
Que las Iglesias particulares,
las comunidades parroquiales, las familias cristianas
y los cenáculos vocacionales
se llenen de vitalidad para proponer con valentía
y promover con esmero
las vocaciones al laicado, a la vida consagrada
y al ministerio presbiteral, para la extensión de tu reinado.
Tú, Señor, no dejas de seguir llamando también hoy
a los que has elegido para la vida de especial consagración.
Da a los llamados la disponibilidad gozosa de decirte «SÍ».
María Virgen, la gran acogedora del plan divino,
sé su modelo e intercesora. Amén.
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