martes, 12 de abril de 2011

TOQUEMOS BIEN "LAS TECLAS DE NUESTRA VIDA"

EL CONCIERTO DE NUESTRA VIDA

Artículo del Pbro. Richard L. Clifford, Misionero de Maryknoll, sacerdote católico y colaborador de la Pastoral del Amor en la Arquidiócesis de Yucatán.

«No pienso en morir. Seguiré viviendo a través
de la hermosa música de mis conciertos».
Arthur Rubinstein, famoso pianista (1889-1983)

Una de las muchas bendiciones de mi sacerdocio ha sido el privilegio de visitar los sagrados lugares de la "Tierra Santa", con sus lindísimos recuerdos de la humana, divina presencia de Nuestro Señor Jesucristo.

Entre los venerables sitios sagrados que aún visito en mis recuerdos está el pueblo de Betania, a unos 2.5 kilómetros de Jerusalén. Allí vivían Martha y María con su hermano Lázaro, gran amigo de Jesús y fallecido desde hacía cuatro días. Al llegar, el Señor consuela a las hermanas y les dice: "Todo aquel que cree en mí no muere para siempre" (Juan 11, 25). Enseguida resucita a Lázaro ante la admiración de la gente.

Siempre en mis visitas a las funerarias, luego de la misa pido a los familiares y amigos del difunto que se paren como si estuviéramos delante de las rejas del cielo y, enlazados de manos, recemos juntos la siguiente oración: "Padre Clementísimo: Te encomendamos el alma de nuestro hermano(a). Estamos apoyados en la certeza de que resucitará en el último día unido a Jesucristo y a todos los que han muerto en Él. Que Tu corazón misericordioso se conmueva con nuestras plegarias. Abre a tu hijo(a) las puertas del Cielo, y a nosotros quienes permanecemos en este mundo consuélanos con las palabras de la fe, hasta que un buen día todos encontremos a Cristo y permanezcamos con Él y con nuestro querido(a) hermano(a), por Cristo Nuestro Señor. Amén".

Durante la próxima Semana Santa estamos invitados a identificarnos con Nuestro Señor en Su Pasión y Cruz pidiéndole la gracia de afrontar nuestra propia pasión y muerte con un gran sentido de confianza, fidelidad y amor. En un sentido estamos llamados a tocar en nuestro diario caminar aquellas notas positivas y personales que componen un concierto de nuestra vida.

Cuando el famoso artista Arthur Rubinstein (1889-1983) dio un magistral concierto en Nueva York a la edad de 93 años, alguien le preguntó: "Maestro, ¿qué piensa usted de la muerte? ¿La espera con temor o tranquilidad?". El carismático polaco-norteamericano -notable por su dominio de las teclas- respondió: "No pienso en morir. Continuaré viviendo a través de la hermosa música de mis conciertos".

Esa acertada respuesta del maestro Rubinstein debe ser repetida por cada persona orgullosa de su manera de "tocar las teclas" de su propio "concierto de vida".

El concierto de nuestra vida nos llega con la sombra de la Pasión y Muerte de Cristo. De modo que, en el amoroso y piadoso recuerdo del Redentor, reflexionemos sobre la manera en que estamos dando buena resonancia a las "teclas" de nuestro propio concierto, que tocamos a través del diario caminar.

Queridos hermanos: Que Dios nos conceda la gracia de tocar bien las "teclas de nuestra vida", un magistral concierto cuya música alegra al corazón humano hoy y, mañana, al coro celestial.
_____________________________________________________________________