lunes, 25 de abril de 2011

"PUES, BIEN, ¡RESUCITÓ!

PARA VIVIR LA SEMANA SANTA

Artículo del  Pbro. Richard L. Clifford, Misionero de Maryknoll, sacerdote católico y colaborador de la Pastoral del Amor en la Arquidiócesis de Yucatán.

Domingo de Pascua
 
Escena: Son las seis de la mañana del domingo. Algunas mujeres -entre ellas María Magdalena y María, la madre de Santiago y Salomé- llegan al sepulcro para embalsamar a Jesús.

Encuentran la piedra rodada y el sepulcro vacío. Un joven vestido de blanco les dice: "No teman. Buscan a Jesús Nazareno, quien fuera crucificado. Pues bien, resucitó".

Acción: La acción principal de este Domingo de Pascua nadie la ha visto, pero todo el mundo sabe lo que ha pasado. Los discípulos del Resucitado Maestro lo buscan.

Entrada la noche éstos se reúnen en el cenáculo con las puertas cerradas, por miedo. De repente, el Resucitado se les aparece y les dice: "La Paz sea con vosotros".

Reflexión: Jesús ha conquistado la muerte, como predijo a sus apóstoles y a sus adversarios: "Destruyan este Templo y en tres días lo reedificaré". Sabía el Señor de dónde venía y a dónde iba, y que nada ni nadie le podía obstaculizar sus caminos o frustrar sus designios.

A pesar de los esfuerzos realizados por liberarse de Él, el Señor resucitó, probando su Divinidad, sellando Sus enseñanzas, reforzando Su amor, reanimando nuestras esperanzas y reafirmando nuestra fe.

Jesús resucitó y aún vive entre nosotros; en medio de persecuciones, infidelidades e infinitas circunstancias adversas -o abiertamente hostiles- y rodeado de divisiones y herejías. Jesús vive y vivirá.

Cuando hayan desaparecido todas las esotéricas, mundanas filosofías, erráticas creencias y modos de pensar y proceder abiertamente hostiles a la moral y la verdad, Jesús ¡vive y vivirá!; Su voz resonará reconfortante cuando todas las otras voces dejen de hablar; cuando las velas prendidas a los dioses de este mundo estén apagadas, la "Luz del Mundo" continuará iluminando a las almas; cuando los jueces seglares hayan cesado de dirigir la conducta humana según las costumbres aceptadas de cierta época, el Justo Juez estará esperándolos; cuando los culpables de injusticias sociales, discriminaciones raciales o atropellos de toda clase hayan pasado al olvido, El que abraza a toda la humanidad en un vínculo de amor y fraternidad todavía existiría; y cuando la tumba nos encierre a todos nosotros, el sepulcro del Crucificado quedará vacío.

Jesucristo vive y vivirá, pero vive a fin de que nosotros nos podamos reforzar de Su propia vida. Así que, teniendo fe en Su persona, Su palabra, Su Eterna Presencia, podemos pasar por nuestra "vía dolorosa" y "crucifixión" como acto indispensable para alcanzar el triunfo eterno de una gloriosa resurrección. ¡Felices Pascuas!
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