martes, 26 de abril de 2011

¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡ES PASCUA EN TODO EL MUNDO!

¡NO ESTÁ AQUÍ! ¡HA RESUCITADO!

Artículo del Pbro. Fabricio Seleno Calderón Canabal, Encargado de la Comisión Diocesana para la Pastoral de la Comunicación Socia de la Diócesis de Campeche.

La resurrección de Jesús es el acontecimiento más extraordinario ocurrido en toda la historia de la humanidad. ¡Ha resucitado! Dos sencillas palabras que desde hace casi dos mil años resuenan a través de la historia del hombre sin importar el tiempo y el espacio.

¡Cristo ha resucitado, está vivo y su espíritu nos lleva de esperanza! Sí. La resurrección de Jesús es un acontecimiento que despierta una gran esperanza para toda la humanidad: ¡Sí podemos construir un mundo nuevo! No es un sueño o sólo una ilusión, el que podamos creer, esperar y colaborar para hacer realidad la construcción de una nueva sociedad, la construcción del hombre nuevo en Cristo Resucitado.

¡Cristo ha resucitado por el poder de Dios! Esta sociedad nueva y este hombre nuevo no podemos construirlo únicamente con nuestras fuerzas humanas, o a través de una ideología o un sistema político. No. Es Dios quien lo hace, de Él es la iniciativa y nosotros somos los primeros sorprendidos. Él es quien salva, Él es quien libera, Él se comprometió a cambiarlo todo, a transformarlo todo desde dentro, a romper definitivamente con el pecado y la muerte.

¡Cristo ha resucitado y está vivo entre nosotros! Por eso estamos llenos de gozo, celebrando la resurrección del Señor, pues con ella amanece un nuevo día para la humanidad, una esperanza cierta, una fuente de vida digna y plena que salta hasta la eternidad. Al amanecer del día de la Resurrección de la tumba vacía surgió la vida y nada la detendrá.

¡Cristo ha resucitado. Es Pascua en todo el mundo! La muerta ha sido vencida por la Vida que ha salido victoriosa del sepulcro. El viento del Espíritu fecundo, creador y renovador sopla sobre cada hombre de todo pueblo, de todo lugar, de todo tiempo. Este Espíritu es el que hace avanzar en la historia a la Iglesia.

¡Cristo ha resucitado. Es Pascua en todo el mundo! Todo el mundo, nuestro México, Campeche, vive a partir de hoy, domingo de Pascua de Resurrección, una nueva primavera, un tiempo de gracia; es tiempo de cambiar, de renovar, de transformar. Hoy es el día siempre nuevo para recomenzar, para cambiar de ruta, si es que no vamos en la dirección correcta. Hoy es el día siempre nuevo para cambiar el corazón. Hoy es el día siempre nuevo para decir a todo el mundo que ¡Cristo ha resucitado!

«¡Ha resucitado!». «Al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María, fueron a ver el sepulcro». Dos mujeres que solamente buscan un sepulcro, pero que encuentran una tumba vacía; dos mujeres que quieren despedir al muerto y encuentran a Cristo Vivo; dos mujeres que esperan cerrar un capítulo doloroso en su vida y que, por el contrario, reciben del ángel una nueva misión: Proclamar que ¡Cristo ha resucitado!

«¡Ha resucitado!».Nosotros, hombres y mujeres de fe del año 2011, también nos hemos acercado en este domingo de Pascua al acontecimiento más grandioso de nuestra vida, a la experiencia más trascendental para cada uno de nosotros: experimentar la vida de Cristo Resucitado en nuestra propia vida. Ahora, como aquellas dos mujeres que miran atónitas el sepulcro vacío, tenemos una nueva misión y una mayor responsabilidad: Anunciar a los demás que ¡Cristo ha resucitado!

«¡Ha resucitado!». Ha iniciado un tiempo nuevo. Atrás ha quedado el sábado y ha iniciado el primer día de una nueva era: la era de la vida, del amor y del triunfo. No podemos quedarnos indiferentes: ¡Cristo ha resucitado! Si Cristo está vivo necesitamos proclamarlo, pues aún hoy encontramos muchos hombres y muchas mujeres que necesitan saber que Jesús, el Crucificado, no se encuentra en la tumba. «¡No está aquí! ¡Ha resucitado!».

«¡Ha resucitado!». Hay muchos que siguen cargando una cruz sin sentido, hay quienes llevan el sufrimiento a cuestas sin ilusión, como si Cristo no hubiese resucitado. Y el sufrimiento, la cruz y el sepulcro sólo tendrán sentido si se experimenta la Resurrección de Cristo. Esos hermanos y hermanas nuestros necesitan enterarse de que Cristo no está en el sepulcro, sino que «¡Ha resucitado!».

«¡Ha resucitado!». Tenemos que proclamar con entusiasmo la alegría de que Cristo ha resucitado y está vivo, pero también hay que ser capaces de descubrirla y hacerla germinar en todos los sitios de las nuevas galileas de nuestros tiempos. Sí, el Señor Resucitado se nos mostrará en cada momento de nuestra vida cotidiana, en la Galilea humilde de nuestros hogares, en el trabajo, en el estudio, en nuestras celebraciones litúrgicas, en la adversidad…

Proclamemos con fuerte y alegre voz: ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya! ¡Felices Pascuas Resurrección! Que la Vida Nueva que nos trae Cristo Resucitado llegue a nuestras familias, a nuestras comunidades parroquiales, a nuestra comunidad Diocesana y a todo el mundo, para que renueve nuestros corazones y podamos construir juntos el Reino de Dios. ¡Felices Pascuas Resurrección!
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