domingo, 3 de abril de 2011

JESUCRISTO REINA EN CAMPECHE

PRIMERA MISA EN CAMPECHE

Artículo del Pbro. Fabricio Seleno Calderón Canabal, Encargado de la Comisión Diocesana para la Pastoral de la Comunicación Socia de la Diócesis de Campeche


Con motivo de la celebración del 494 aniversario del descubrimiento de Ah-Kin-Pech dos jóvenes de la comunidad de Belén insistieron en que tocara el polémico tema sobre la Primera Misa en Campeche.

«En Campeche existe un monumento levantado en el ángulo sur de la portería del arruinado convento de san Francisco extramuros, que la tradición señala como el lugar en que celebró misa el clérigo Alonso González, que vino en la expedición de Francisco Hernández de Córdoba […] Si esto se pudiera comprobar de una manera que no dejase lugar a dudas, la gloria del primer oficiante sería de Alonso de González y no del clérigo Díaz», asienta Gustavo Martínez Alomía en su obra Historiadores de Yucatán.

Lograr esto es una empresa difícil porque, en primer lugar, no existe documento alguno que pruebe que se celebró misa en Ah-Kin-Pech en marzo de 1517 y será difícil encontrarlo, al menos en los archivos existentes en el estado, debido a la «pérdida de los archivos en el incendio provocado por Lorencillo en 1685, despojo bárbaro digno de piratas».

En segundo lugar, porque la mayor parte de los historiadores, apoyándose en el itinerario escrito del P. Juan Díaz, en el cual anotó “se dijo misa”, han difundido la versión de que en Cozumel se dijo la primera misa el 6 de mayo de 1518.

Bernal Díaz del Castillo en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, no habla de misas en el primer viaje; tampoco expresa que en la expedición de 1518, capitaneada por Grijalva, el P. Díaz hubiera dicho misa en Cozumel.

Manuel Lanz en su Compendio de Historia de Campeche, acepta que la primera misa la rezó el padre Juan Díaz en Cozumel, pero más adelante afirma que el P. Alonso de González «vino con Hernández de Córdoba en marzo de 1517», admitiendo que ningún historiador habla de acto religioso alguno en aquella expedición; sin embargo, hace referencia a la tradición campechana de que «la primera misa… fue rezada en Ah-Kin-Pech».

El jesuita Mariano Cuevas en su Historia de la Iglesia en México, basado en el diario del P. Díaz, así como en el supuesto de que la expedición de Hernández de Córdoba apenas tuvo tiempo de tomar agua en Campeche, acepta que fue en Cozumel donde se dijo la primera misa en territorio mexicano en 1518. Aunque, citando a Díaz del Castillo, afirma que Alonso de González vino en la expedición de 1517.

Hay algunos historiadores partidarios de que la primera misa se celebró en Campeche, como el historiador yucateco Ignacio Rubio Mañé, quien en el tomo III de las Memorias de la Academia de la Historia (1944), demuestra que la expedición de Francisco Hernández de Córdoba estuvo en Campeche «tres días y más» y que, en esta población se tuvo que decir la primera misa.

Ante todas estas conjeturas y sin que exista algún documento que pueda probar, sólo queda recurrir a la lógica y al sentido común.

Interesante dato es el siguiente: Aquellos intrépidos españoles, sabiendo que emprendían una peligrosa aventura, celebraron, antes de partir, una misa para encomendarse a Dios, según narra Bernal Díaz del Castillo.

Resulta lógico pensar que esto hombres, que antes de partir de Cuba se encomendaron a Dios “oyendo” con devoción una misa, por lo menos “oyeron” misa dando gracias a Dios que les había concedido llegar a estas tierras. ¿No era suficiente motivo?

Además, según el relato de Díaz del Castillo, al descubrir Cabo Catoche «nos alegramos y dimos gracias a Dios por ello» desde los navíos. Y si allí no fue posible “oir” misa debido a la hostilidad de los indígenas, ¿no resulta creíble y aceptable que en Ah-Kin-Pech, ante la amigable recepción de los indígenas, realizara el P. Alonso de González el sacrificio de acción de gracias? Puesto que los españoles estuvieron en Campeche por lo menos tres días, ¿es absurdo pensar que en alguna de esas 72 horas hayan pedido a su capellán que les celebrara la misa?

Parecería incongruente que aquellos hombres, católicos a su manera, pero muy devotos, que tenían presente los días de guardar y los preceptos de su religión; que escucharon misa antes de lanzarse a tan riesgosa empresa; que, según informan Francisco López de Gómara (Historia General de las Indias), Gonzalo Fernández de Oviedo (Historia General y Natural de las Indias), y Bernal Díaz del Castillo, entre otros, le pusieron el nombre de Lázaro al lugar porque desembarcaron un domingo al que el pueblo, por la liturgia y el Evangelio que se proclamaba ese día, llamaba “domingo de Lázaro”; que, a pesar de todas estas muestras de religiosidad. Se hubieran pasado varios días, inclusive un domingo, y la cuaresma, sin oir misa. ¿No es contradictorio?

Por tanto no es desatinado afirmar que tradición y sentido común concuerdan: En Campeche se tuvo que haber celebrado la primera misa en territorio mexicano.

Si la misa que se celebro en Campeche fue la primera de todo el territorio nacional, o si fue la primera en tierra firme, o si fue la primera en el territorio del actual Estado de Campeche, no es significativo. Lo trascendente es que en el lugar que indica la pétrea columna se celebró la misa. Acontecimiento grandioso, pues desde aquel día, de 1517, 1518, o después, y a través de cuatro largos y fascinantes siglos de historia, Jesucristo sacramentado se hizo presente en nuestro suelo para reinar por siempre. Ayer, como hoy, Jesucristo es el Señor que reina en estas tierras del Mayab y lo será siempre.

Es Campeche todo tuyo,
¡oh Divino Corazón!,
Rey te aclama con orgullo
y te canta con fruición.
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