domingo, 6 de febrero de 2011

¡FELIZ DÍA DEL CATEQUISTA!

DÍA DEL CATEQUISTA

Escrito por: Pbro. Fabricio Seleno Calderón Canabal

Hoy celebramos el Día del Catequista, y quiero aprovechar este acontecimiento para subrayar la presencia tan especial e importante de este numeroso grupo de personas –hombres y mujeres, jóvenes y adultos– dedicadas a la trasmisión de la fe.

Emociona pensar en la absoluta gratuidad con la que realizan su misión de anunciar a Jesucristo. Sorprende saber también el tiempo que invierten en reuniones, en formación, en la preparación personal y comunitaria con la única finalidad de hacer más atractiva y entendible la Catequesis.

Por ello es necesario agradecer de corazón todo lo que hacen los catequistas, recordándoles que su parroquia, su Diócesis toda, necesita, hoy más que nunca, catequistas alegres, comprometidos, y renovados en su fe.

La Iglesia de Campeche necesita catequistas que respondan a la llamada que Dios les hace. No todos los bautizados son catequistas. Catequista es aquél que responde a una llamada de Dios. Esta llamada se realiza de diversas maneras, pero siempre es Dios quien llama. Él invita a los que quiere para que le ayuden a prolongar su propia acción salvífica en la historia. «No me eligieron ustedes a mí, fui yo quien los eligió a ustedes y los he destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca para siempre»(Jn 15,16).

Esta llamada que Dios hace se da en la comunidad cristiana. El Párroco, como pastor y guía de la misma, encomienda al Catequista esta importante misión. El catequista crece como un árbol arraigado en el terreno firme y fértil de la comunidad cristiana. Al desempeñar su misión, el catequista actúa como portavoz de la Iglesia, transmitiendo la fe que ella cree, celebra y vive.

La respuesta afirmativa a la invitación de Dios hace posible la catequesis en nuestras parroquias. Pero es necesario perseverar con mucho entusiasmo, pues es una tarea con algunas dificultades, ya que encontrarán niños poco receptivos, o hiperactivos, familias que no se interesan por la educación en la fe de sus hijos, problemas en la comunidad, momentos de desánimo… La presencia de Jesús, que nunca nos deja solos y que nos conforta y anima para continuar con nuestra misión, así como la compañía de otros catequistas y del párroco ayudará a descubrir la alegría de compartir y comunicar la fe.

La Iglesia de Campeche necesita catequistas que se decidan a ser compañeros de otros en el camino de la fe. En la catequesis que se realiza cada semana en nuestras parroquias se confía al catequista un grupo de niños, jóvenes o adultos, a quienes acompaña en su camino de formación. Es muy importante que el catequista conozca bien quiénes son esos niños, jóvenes o adultos, y, sobre todo, que descubra que ellos también son capaces de vivir en relación con Dios.

Los niños, los jóvenes o adultos de un grupo de catequesis son fruto de su cultura y están influenciados por la familia, la escuela, el grupo de amigos, la Televisión, el barrio, etc. Todos estos aspectos hay que tenerlos en cuenta al momento de preparar la catequesis para que el anuncio del Evangelio «deje huella» en el oyente.

Todo proceso educativo requiere de paciencia y, sobre todo, de disponibilidad para amar y demostrar ese amor. Es necesario saber bien qué es lo que se va a transmitir, para poder hacerlo de una manera directa, concreta y sencilla.

La Iglesia de Campeche necesita catequistas que den a conocer a Jesucristo. La misión esencial del catequista es ayudar a conocer y amar a Jesús, para vivir unidos a Él. El catequista anuncia la Buena Noticia que Jesús nos trae: ¡Dios es nuestro Padre! Él nos ama y nos invita a todos a vivir amándonos como hermanos que somos.

Desde la época de los Apóstoles, los cristianos han pasado de unos a otros la Buena Noticia de Jesús; por lo tanto, el catequista es testigo y eslabón de una Tradición que viene de los Apóstoles: «Yo les transmito lo que a su vez recibí…». El catequista transmite el Evangelio que, a su vez, ha recibido de otro.

El catequista no únicamente aporta algunos conocimientos a los niños, a los jóvenes, a los adultos, sino que, sobre todo, los inicia en una relación de amistad con Jesucristo. El catequista es enviado por la Iglesia para anunciar la Buena Noticia de Jesucristo: El amor de Dios es tan grande que nos ha enviado a su Hijo para salvarnos.

Así, Jesucristo, y su mensaje de salvación, es el centro de toda catequesis, pero, antes, tendrá que ser el centro de la vida de fe del catequista.

La catequesis incumbe a toda la comunidad, pues está llamada a transmitir el Evangelio de Jesucristo y a preocuparse por la fe de todos los bautizados, de manera especial de los niños y de los jóvenes.

Por eso la comunidad debe orar siempre por sus catequistas y decir con san Pablo y como san Pablo: «cuando ruego por ustedes lo hago siempre con alegría, porque han colaborado en el anuncio del Evangelio desde el primer día hasta hoy» (Flp 1,4-5). ¡Feliz Día del Catequista!
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