ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA
Artículo de Opinión de Ricardo R. de Arrigunaga C., publicado en la edición del martes 25 de Enero de 2011 del Diario POR ESTO!
El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha consagrado por la unción.
El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres,
a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos,
a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor
Lucas 4, 4
Samuel Ruiz, Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, falleció el día de hoy. Como seguidor de Jesús, la Iglesia de jTatic Samuel es una Iglesia pobre, con el pobre, para el pobre. Iglesia liberadora del pecado estructural que nos impide ser hermanos. Es la Iglesia inconforme con la realidad de pobreza y marginación de la mayoría, mientras unos pocos tienen de todo. Es Iglesia en resistencia, autóctona, y de rostro indígena, que construye su propia teología a partir de su caminar concreto. Es Iglesia de “Teología India” donde don Samuel es uno de sus máximos impulsores continentales.
Como San Oscar Romero, Don Samuel ha muerto pero permanecerá entre los pobres de Chiapas y del mundo. Durante 40 años como Pastor de la Diócesis, los pulcros alzacuellos fueron suplidos por morral y huarache, las comidas fueron compartidas con los indígenas, las lujosas camionetas fueron sustituidas por caminatas en el lodo para llegar hasta la más lejana comunidad. jTatic Samuel aprendió a caminar con las comunidades, aprendió que el Obispo es el servidor del pueblo, cercano a los hombres y mujeres, ancianos y niños, escuchó sus dolores y necesidades, escuchó su corazón. Reconoció a los indígenas, mestizos, laicos como sujetos de su propia evangelización y el pueblo creyente se comprometió a gastar la vida en anunciar con fidelidad y entrega la Palabra de Dios.
jTatic Samuel reconoció la dignidad de las mujeres, les enseñó a leer la Biblia con mirada, mente y corazón de mujer, abrió un camino para que fueran respetadas y fueran respetados sus derechos dentro de la Iglesia y la sociedad.
Don Samuel, como Obispo, estuvo presente en el Vaticano II, fue parte del despertar del Espíritu. Los medios de comunicación seguramente harán mucho énfasis en su papel, más conocido, de mediador en el conflicto armado entre el EZLN y el gobierno mexicano. Sin embargo, su papel más contundente fue de Pastor. No fue un pastor político, ni estratega militar, menos un empresario pastoral. Fue un seguidor de Jesús. Comprometido en llevar la Buena Nueva a los pobres y anunciar la liberación de los oprimidos.
El seguimiento de Cristo lo llevó a ser polémico. Fue un pastor que llevó al debate temas eclesiales tabú, como la ordenación de diáconos casados, pero en todo momento se mantuvo dentro de la tradición católica. Algunos defensores de la ortodoxia lo denunciaron airadamente en Roma y le llamaron a cuenta varias veces, saliendo bien librado siempre, por su apego a las tradiciones.
Las condiciones de su muerte nos muestran las condiciones de su vida. Hombre de carácter indomable, aun con una enfermedad crónica, permaneció en su compromiso y trabajó a favor de los pobres hasta el último aliento. En muchas ocasiones los médicos le ordenaron descanso y su pasión por Cristo y el Evangelio lo llevaron a continuar trabajando. Habló siempre de la necesidad de intensificar la Pastoral de la Reconciliación, sobre todo “cuando otros conciben la paz como un mero mantenimiento del orden, mediante la vigilancia militar”. “No hay paz donde no hay justicia, donde se violan constantemente los derechos humanos como sigue sucediendo en Chiapas”.
Samuel Ruiz descansa en Paz. En la paz del compromiso cumplido, en la paz conflictiva del que lucha por los derechos. Descansa en la Paz que existe entre el cielo y la tierra, una paz liberadora. Pronto lo veremos en los altares de los pueblos indios. Tal vez nunca llegue a ser parte del santoral oficial, pero es ya parte del santoral popular.
San jTatic Samuel ruega por nosotros.
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