jueves, 2 de diciembre de 2010

UNA ORACIÓN POR LA TIERRA

UNA ORACIÓN POR LA TIERRA
 

“Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra”

En este privilegiado lugar de la tierra donde nos encontramos gozando agradecidamente de una belleza natural incomparable, con un mar de asombroso azul turquesa y una exuberante verde selva tropical, queremos en este momento trascendente de nuestro planeta tierra, elevar al creador de los cielos y la tierra nuestra ferviente plegaria ante todo de acción de gracias por tantos dones de su amor pero también queremos elevar una súplica del corazón para que dirija hacia nosotros su mirada compasiva y misericordiosa y nos alcance las gracias y luces que necesitamos para seguir cuidando con esmero y responsabilidad esa maravillosa casa común que nos ha regalado con tanto cariño y que ha puesto en nuestras frágiles manos humanas con tanta confianza y libertad.

Como creyentes reconocemos en la naturaleza el maravilloso resultado de la intervención creadora de Dios. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra y el viento de Dios aleteaba sobre las aguas” (Gen 1,1) Y dijo Dios “haya luz” y dijo Dios “haya firmamento” y dijo Dios “acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto y déjese ver lo seco” “Y dijo Dios produzca la tierra vegetales, hierbas y árboles frutales que den fruto, de su especie, sobre la tierra. Y así fue. Y vio Dios que todo era bueno y estaba bien”. (Gn 1,11). Y dijo Dios “hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza y mande en los peces del mar y en las aves del cielo”. Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creo, varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo Dios: “Sean fecundos y multiplíquense y llenen la tierra y sométanla, manden sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo y sobre todo animal que serpea sobre la tierra. Y Dijo Dios: Vean que se los he dado todo, la hierba de semilla que existe sobre toda la haz de toda la tierra; así como todo árbol que lleva fruto de semilla, para vosotros servirá de alimento.” (Gn. 1,28)

Ante esta palabra creadora de nuestro Dios que de la nada trajo todo al ser portentosamente respondemos con nuestras pobres palabras humildes pero llenas de inmenso júbilo, profunda gratitud y grande asombro “Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra” Tus manos nos hicieron y nos formaron. Danos inteligencia para comprender los designios maravillosos de tu amor. Señor Dios nuestro Creemos en ti como Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creemos que todo lo que existe es obra admirable de tu sabiduría y de tu poder y lleva impresa la huella de tu amor.

Gracias Señor porque eres grande y poderoso en todas las obras de tus manos. Te alabamos, te bendecimos, te glorificamos y te damos gracias. Gracias Señor por la hermosura de tus creaturas. Contemplándolas con fe podemos llegar por analogía a la hermosura de tu corazón. Pues Tú mismo eres el autor de tanta belleza. Gracias Señor por la inteligencia que nos has dado para descubrir en todo tu huella y descifrar la revelación de tu potencia creadora, providente y redentora. Tu creación es un libro abierto que en cada página nos habla de ti.

La belleza de la naturaleza con todas sus maravillas representa un gran regalo de tu amor. Pero su uso y cuidado adecuado representa para nosotros una gran responsabilidad para con la misma riqueza natural pero también para con los pobres, para con las futuras generaciones y para con toda la humanidad. Ilumina Señor nuestra inteligencia y ayúdanos a tomar conciencia profunda de esta enorme responsabilidad que pesa sobre nuestros frágiles hombros.

Tú nos llamas Señor a utilizar toda la creación responsablemente para satisfacer nuestras legítimas necesidades pero respetando el equilibrio inherente a la creación misma. Podemos y debemos no solo cuidarla sino también cultivarla y mejorarla con nuestra inteligencia y nuestro trabajo para utilidad nuestra y disfrute sereno y moderado de acuerdo a tu mandato originario: “Crezcan y multiplíquense, llenen y dominen la tierra”. De esta manera te alabamos, te bendecimos y correspondemos a tu inmenso amor.

Señor Dios nuestro, ayúdanos a aprovechar el viento, el agua, el sol y todas las fuentes de energía disponibles y renovables. Enséñanos a conservar, preservar y utilizar con prudencia los benditos tesoros de nuestro exuberante planeta. Ayúdanos a compartir tu abundancia, a no desperdiciarla, ni ponerla en peligro para nuestras futuras generaciones o para nuestros vecinos de otras naciones. Tú que eres vida y bendición, enséñanos a venerar y a respetar el maravilloso mundo que nos has regalado y confiado amorosamente a nuestro cuidado.

De manera especial te queremos pedir hoy, Señor, que ilumines las mentes de los que guían y dirigen los destinos de los pueblos reunidos aquí en esta cumbre del cambio climático para que encuentren el adecuado equilibrio entre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente y que ya no los vean como elementos contrapuestos o incompatibles sino que por el diálogo sincero y la búsqueda del bien común lleguen a sólidos y sabios acuerdos vinculantes que favorezcan el respeto y la conservación del medio ambiente, sano y favorable que todos anhelamos y necesitamos para vivir en paz, armonía y prosperidad. “Señor, Dios Nuestro, qué grande es tu nombre en toda la tierra”. Tú bien sabes cómo funciona tu creación, la obra de tus manos. Enséñanos Señor, lo que debemos hacer y lo que no debemos hacer con nuestro querido planeta. Ya hemos errado muchas veces, ya hemos maltratado tu obra y abusado de la confianza que nos diste ya hemos dañado mucho los bosques y los mares, pero queremos enmendar el camino equivocado y no volver a caer en los mismos errores del pasado.

Señor Jesús, al inicio de este tercer milenio estamos entrando en una nueva época histórica de la humanidad. Nos encontramos en un momento caracterizado por las tinieblas de la confusión, la duda y el cuestionamiento de los valores más fundamentales de nuestra civilización. Nos envuelven las sombras de una nueva subcultura de la muerte, de la violencia, de la evasión, de la frivolidad y de la banalidad. Ven Señor Jesús, Tú que eres la luz que nace de lo alto ilumina nuestro camino con la luminosa sabiduría de tu palabra para que se disipen las tinieblas del pecado, del odio y de la muerte para que reine tu luz y tu verdad en nuestro corazón, en nuestras familias y en nuestra comunidad tan deteriorada y debilitada en su tejido social. Ilumina nuestras conciencias confundidas y extraviadas para poder superar el cáncer de la corrupción, de la impunidad, y de la confusión ética que nos aqueja. Que reine en toda la sociedad los profundos valores del evangelio de la vida, tus enseñanzas y tus bienaventuranzas. Necesitamos que siga creciendo tu Reino de vida y verdad, de gracia y santidad, de justicia, amor y paz. Reino de fe, esperanza y caridad. Necesitamos que tu Reino del bien se establezca, crezca y florezca para que ponga un alto y marque un límite al reino del mal. “Gracias Padre Santo, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los soberbios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Gracias Padre porque así te ha parecido bien.”

Pero también te pedimos, Padre Santo, que Ilumines la mente de los que tienen la responsabilidad de tomar decisiones trascendentes, ayúdales a abrir su corazón y disponer su voluntad para que no tengan miedo de tomar las medidas necesarias para el bien de nuestro querido planeta. Para que no tengan miedo de mirar más allá de sus egoístas intereses personales o de grupo y puedan desarrollar estrategias participativas y compartidas en las que tanto los gobiernos como las instituciones internacionales defiendan eficazmente la necesidad de un mundo sostenible, protegiendo los recursos naturales y culturales y sirviendo de ayuda real en la lucha contra la pobreza. Que sepan mirar más allá de sus intereses personales, de grupo o nacionales para que se logren acuerdos completos que puedan producir resultados eficaces. No permitas Señor que los recursos energéticos sean acaparados por estados, grupos de poder o empresas a costa de los países pobres. La comunidad internacional tiene el deber imprescindible de encontrar los modos institucionales para ordenar el aprovechamiento de los recursos no renovables, con la participación también de los países pobres y planificar conjuntamente el futuro. Señor nos urge una renovada solidaridad y una redistribución planetaria de los recursos energéticos. Su destino no puede depender del primero que llega o de la lógica del más fuerte. Que los responsables internacionales actúen conjuntamente y demuestren prontitud para obrar de buena fe, en el respeto de la ley y la solidaridad con las regiones más débiles del planeta.

Señor Dios nuestro tú que confiaste al hombre el gobierno y el cuidado de la tierra, en este momento tan complejo de la historia de la humanidad derrama tu luz y tu gracia para que los gobiernos y la autoridad mundial regulen y vigilen para que empresas multinacionales no implanten sistemas injustos aparentando ser los héroes que proporcionan trabajo y desarrollo a costa de mano de obra barata, materias primas excelentes, no contaminando su propio país, sino contaminando y destrozando los países pobres. No permitas que la riqueza de los países desarrollados se funde sobre la injusticia y la pobreza de los países subdesarrollados. Ayúdanos a encontrar un nuevo modelo de civilización basado no en la competitividad y en el progreso indefinido sino en la solidaridad, en la cooperación y en la participación de todos. Todos somos responsables de la protección y del cuidado de la creación. Que cada uno se comprometa en el ámbito que le corresponda trabajando por superar el predominio de los intereses particulares. Que las organizaciones no gubernamentales sigan luchando y promoviendo la responsabilidad ecológica y teniendo cada vez un papel más importante y decisivo en su misión de educar y sensibilizar a la población y a los gobiernos. Que los medios de comunicación social ejerzan su tarea con plena responsabilidad para que contribuyan a la sensibilización y concientización de la sociedad y ayuden a la sociedad a asumir su responsabilidad. Que no caigan en el alarmismo barato sino que informen con objetividad y presenten los modelos positivos que puedan servir de inspiración a los demás.

Todos somos responsables de nuestra tierra. Todos vamos en el mismo barco. Se necesita el esfuerzo de todos y la responsabilidad de todos. Se necesita una visión amplia y global, se requiere romper la visión estrecha y egoísta. La degradación de cualquier parte del planeta afecta a todos. La salvaguardia del medio ambiente constituye un desafío para la humanidad entera: se trata de un deber universal de respetar un bien que es de todos. La tierra, el agua y el aire son dones de la creación que pertenecen a todos y defenderlos es deber de todos. Señor Dios nuestro qué admirable es tu nombre en toda la tierra. Al encomendarnos el cuidado de la tierra también nos diste todos los recursos y herramientas para salvarla del deterioro, no permitas que por negligencia y egoísmo perdamos el paraíso y lo convirtamos en un montón de basura.

Haz Señor que los jefes de los estados y sus representantes se comprometan sinceramente en salvar la tierra y en salvar la dignidad de la persona humana que es la parte más importante de la riqueza natural del mundo en que vivimos. Que se comprometan con acciones efectivas que promuevan una ecología humana en la que sea reconocida la relación que existe entre la dignidad de la persona humana y el valor de nuestro entorno. Que los acuerdos que surjan de esta reunión de la COP16 asuman no solo el respeto a la creación sino que promuevan un desarrollo solidario fundado en la dignidad de la persona humana y orientado al bien común. Que el hombre gobierne responsablemente la naturaleza para custodiarla, hacerla productiva y cultivarla también con nuevos métodos y tecnologías avanzadas, de modo que pueda acoger y alimentar dignamente a la población que la habita. Es necesario proteger los bienes naturales, pero el mayor bien es el hombre mismo. Es necesaria una ecología del hombre. Debemos aprender a respetar los árboles y los animales pero también y más todavía respetar la naturaleza humana, respetar el derecho a la vida y a la muerte natural, respetar el derecho al matrimonio y a la familia. Es una contradicción pedir a las nuevas generaciones el respeto al ambiente natural, cuando la educación y las leyes no les ayudan a respetarse a sí mismas. El libro de la naturaleza es uno e indivisible por eso debemos respeta tanto lo que concierne a la naturaleza de las cosas como lo que concierte a la naturaleza del ser humano. Respetar la vida, la sexualidad, el matrimonio, la familia, las relaciones sociales, en una palabra el desarrollo humano integral.

Señor tu eres Verdad y Amor y fuente de toda verdad y de todo amor. Tú eres la verdad y el amor que fundamenta nuestro verdadero desarrollo integral. Tú eres la verdad y el amor que nos precede y que debemos acoger libremente. Tú eres la verdad y el amor que nos señala el camino hacia el autentico desarrollo humano integral y la plenitud humana a la que aspiramos.

Gracias, Señor Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra. Tú que todo los has creado de la nada y lo sostienes todo en el ser, aumenta nuestra fe para que te descubramos en todas tus creaturas, te admiremos en todas tus creaturas, te alabemos y glorifiquemos en todas tus creaturas, te demos gracias en todas tus creaturas y podamos llegar así hasta ti su creador y único soberano Señor de todo lo creado. Señor, Dios nuestro qué admirable es tu nombre en toda la tierra. Un y mil veces te repetimos desde el fondo de nuestro corazón: ¡Gracias, Señor, Gracias!

Te amamos Señor, por el don múltiple de tu creación. Por la belleza exquisita que has puesto en las cosas y porque nos las has ofrecido todas. Te amamos Señor por tu creación, imagen tuya. Con ella nos has dado la posibilidad de conocerte. Por donde quiera que vayamos, te vemos a ti, Señor porque todas las cosas existen por ti y te sentimos a ti en todas ellas. Ellas son tu mensaje multicolor, ellas son tu recuerdo palpitante, ellas nos dicen que Tú sigues en pie cuidando cariñosamente de la menor de tus obras. “Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra.”

+ Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, LC
Obispo Prelado de Cancún-Chetumal
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