martes, 19 de octubre de 2010

INICIA XX ENRPCS EN VERACRUZ

Teniendo como sede el bello puerto de Veracruz, ayer por la tarde inició el XX Encuentro Nacional de Responsables de la Pastoral de la Comunicación Social con el Tema: La pastoral de la Iglesia en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra.

En punto de las cuatro de la tarde y reunidos la mayoría de los comunicadores católicos de México, los integrantes de la Comisión Diocesana para la Pastoral de la Comunicación (CODIPACS) de la Diócesis de Veracruz dieron la bienvenida a los presentes con unos alegres sones jarochos.

Posteriormente, el Padre Víctor Manuel Díaz Mendoza, Coordinador de Comunicación de la Diócesis de Veracruz, a nombre del Obispo, Mons. Luis Felipe Gallardo Martín del Campo, dio la bienvenida a todos los participantes en este Encuentro Nacional, subrayando que, a pesar de la emergencia ocasionada por el Huracán Karl y por el desborde de los ríos, Veracruz está de pie y la Diócesis pudo cumplir con el compromiso que la Iglesia de México le encomendó desde octubre del año pasado de ser sede de este Encuentro de los comunicadores católicos de México. “Veracruz sigue siendo bello, aunque tenga el agua hasta el cuello”, finalizó el padre Víctor, arrancando los aplausos de los presentes, provenientes de diversas diócesis del país, que a lo largo del mes han manifestado su apoyo y solidaridad con la Iglesia veracruzana.

Luego fue presentado el himno de este Encuentro Nacional titulado Hoy resuena una voz, que es una mezcla de sones jarochos y cubanos, obra del Pbro. Marco Antonio Lara Pulido, quien se inspiró en el Decreto Inter Mirifica del Concilio Vaticano II; “Veracruz es puerto y puerta de la evangelización ¡por la comunicación!, un faro que nos alerta… En Veracruz está el Señor”, comienza el himno.

Finalizado el Himno, que entonamos todos los presentes, fue presentado el logo de este XX Encuentro Nacional. Las tres partes que forman el círculo representan a la Santísima Trinidad, las cuales forman un todo perfecto; el círculo representa lo infinito, porque no tiene principio ni fin. Símbolo de perfección, totalidad y unidad divina.

La Cruz hace alusión al nombre de nuestro puerto: VERDADERA CRUZ, nombre que recibió por ser fundado un Viernes Santo y en cuyo designio se establecía su futuro predominante en la vida eclesial de este país. Está erguida y expectante como el mástil de la barca, asegurando la llegada a tierra firme, animándola al avance, a la marcha segura. Se yergue persistente y resistente, e impasible al oleaje que golpea su base. Permanece estable, incólume en su centro, tal como estoica columna de un templo, aludiendo a la presencia divina, hablando de Él o con Él.

La barca representa la entrada de la Evangelización con la Buena Nueva a través del océano, que transportó a las primeras órdenes religiosas que iniciaron la cristianización de los nativos. Es el símbolo de la Iglesia, que navega por el mar de la historia, entre tempestades, segura y firme como lugar de salvación, porque es Cristo quien conduce el timón de la nave y ha prometido que no perecerá jamás, por muy grandes que sean las dificultades que deban afrontar sus discípulos.

Las olas del mar son el símbolo del habla (símbolo de fácil connotación, su significado es la transferencia de información y comprensión entre dos personas. Es un puente de significado entre los hombres que permite compartir lo que sienten y piensan). Esencialmente representan a los tres primeros evangelizadores, franciscanos que iniciaron la vida cristiana de nuestra patria: fray Pedro de Gante, fray Juan de Zumárraga y fray Bartolomé de las Casas. Esta dualidad (condición de reunir dos caracteres distintos a una misma persona o cosa) hace referencia a dos elementos complementarios que enmarcan a estos antecesores como los primeros pastores de la verdadera comunicación eclesial.

La recta luz que emana de la cruz simula a la intermitente de un faro, latido de una llamada constante, rayo de orientación, centinela que vigila para no perdernos en la tempestad, guía para no encallar en las rocas, ni quedar jamás a la deriva de las olas. Los faros son signo y símbolo de la espera, todos esperamos alumbrar y ser alumbrados. Irradian su fulgor señalando la costa con su luz propia e individual, con esa ínfima luz que lucha con orgullosa emancipación por hacernos cruzar la noche. En las inmediaciones costeras de nuestro puerto de Veracruz, tenemos un hermoso faro que turísticamente nos representa en la llamada Isla de Sacrificios (habitada desde la época prehispánica por totonacas y olmecas. En 1518, el español Juan de Grijalva exploró el Golfo de México y descubrió una pequeña isla a la que bautizó con el nombre de Sacrificios al encontrar en ella cuerpos indígenas con claros rasgos de sacrificios hechos en ofrenda a sus dioses. Con los conquistadores el sitio perdió su población indígena y al pasar el tiempo, el lugar sólo contaba con algunos vigías y unas cuantas chozas, lo que propició que se convirtiera en refugio de piratas. La isla permaneció en poder español hasta 1825 y actualmente existen guías que se ofrecen a llevarlo en bote a rodear esta isla y contar sus historias, por disposición oficial, está prohibido desembarcar en ella).

El arco colonial blanco que enmarca los elementos gráficos es la forma representativa de los portales en las edificaciones de este período histórico, en el cual el puerto de Veracruz se convirtió en punto de enlace entre España y sus colonias de América. Desde aquí se despachaban gran variedad de productos nativos de estas tierras y llegaban múltiples mercaderías distribuidas posteriormente por el territorio novohispano. Por esta razón, Veracruz fue la puerta hacia el viejo continente. Hoy en día, tenemos algunos monumentos de la época de la colonia mejor conservados del país, como el Palacio del Ayuntamiento que continúa siendo el centro político de la vida social veracruzana, así también la cúpula y torre de la catedral de Nuestra Señora de la Asunción (concluida en 1731), localizada a un costado del zócalo.

Los colores nos trasmiten emociones, sensaciones, acciones y momentos; es así como en lo cultural y en lo psicológico llegan a un punto de coincidencia. Estas son las características que los colores elegidos nos mencionan:

La gama de morados que se emplea es porque dicho color en sus diversas tonalidades es una combinación de la energía del rojo y la estabilidad del azul. Se asocia con sabiduría, creatividad y espiritualidad. Sus tonos diluidos -los lavanda- provocan suavidad y misterio, dan una sensación de emoción y equilibrio. Gris: lo neutro, humildad, penitencia; en la cultura cristiana es muerte del cuerpo e inmortalidad del alma; sabiduría y aflicción. Blanco: considerado el color de la perfección, se asocia a la luz, a la bondad y a la pureza. Significa seguridad y representa un inicio afortunado

La tipografía se une de manera natural a los trazos dando la fuerza y firmeza que se requiere para construir un emblema representativo de esta cumbre. Se emplea una familia tipográfica elegante, de trazos sencillos y armoniosos llamada Felix Titling.

La imagen global de este logotipo nos entrega visual y estéticamente una mirada general de nuestros valores religiosos, culturales e históricos como veracruzanos, representados con sutileza, para formar una imagen versátil pero sin dejar la visión de modernidad y proyección a futuro.
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