Presentamos un Artículo de Carlos Ramírez sobre la situación surgida entre el Cardenal Juan Sandoval, Arzobispo de Guadalajara, y Marcelo Ebrard, Jefe de Gobierno del D.F., a raíz de las recientes resoluciones de la SCJN, publicado el martes 24 de Agosto de 2010 en el Tribuna de Campeche. Carlos Ramírez es analista político, columnista del periódico El financiero, donde escribe la Columna Indicador Político, y director del grupo editorial Transción. Si bien no presenta la doctrina de la Iglesia sobre estos temas, nos parece interesante darlo a conocer.
EBRAD TIENE MIEDO AL INFIERNO
Quiere confesarse con el Papa
El conflicto de Marcelo Ebrard con el cardenal Juan Sandoval Iñiguez escaló el escenario político:
1.- Como lo recordó el investigador Raúl Trejo Delarbre en su columna en el sitio www.ejecentral.com.mx, Ebrard difamó a intelectuales en el 2006 de la misma forma que dice que el cardenal lo ofendió. Ante una carta de intelectuales señalando que no había evidencias de fraude en las elecciones presidenciales de julio, Ebrard afirmó: “deben abrir los ojos y cerrar la carteras”. Es decir, los acusó de estar maiceados. Y nunca se disculpó de la ofensa. La declaración la hizo cuando estaba al frente del plantón ordenado por López Obrador para exigir el recuento de votos. Lo grave de esa actitud hipócrita fue que López Obrador perdió las elecciones en la misma elección que Ebrard la ganó en el DF en una elección de Estado operada por el entonces jefe de gobierno, Alejandro Encinas.
2.- Temeroso de irse al infierno por la excomunión, Ebrard decidió violar el Estado laico: anunció que pedirá una audiencia con el Papa Benedicto XVI para “explicarle” las decisiones e inclusive dejó en claro que se iba a acoger al derecho canónico. Es decir, el laico Ebrard iría a Roma a pedir perdón, a someterse a leyes extranjeras y a postrarse ante un gobierno extranjero porque la iglesia católica es el Estado Vaticano. Nunca un político laico mexicano había aceptado la vigencia del derecho canónico. Cuando Benito Juárez emitió las Leyes de Reforma y desató la ira de la iglesia, en ningún momento pasó por su mente ir a Roma a “explicar” sus decisiones ni a suplicar por el perdón como hoy lo quiere hacer Ebrard. La única razón que tiene Ebrard es que la excomunión no le da derecho de ir al cielo.
3.- Lo grave de todo es que el derecho canónico es muy claro y señala la excomunión automática de quienes atenten contra las prácticas religiosas. Como siempre, Ebrard lanza sus declaraciones engañabobos: al invocar el código canónico ignora que este documento es claro al definir el matrimonio entre hombre y mujer y condenar el aborto. Por tanto, Ebrard se metió en problemas al acreditar el código canónico que echaría abajo sus reformas y obligaría a regresar a la tradición familiar. Con tal de evitar el inferno y ganar el cielo, Ebrard cedería ante la iglesia. El artículo 1398 del código canónico establece la excomunión a “quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae (dado pena)”. Y el artículo 1055 aclara que “la alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida (…), fue elevada por Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados”.
4.- Ebrard se olvida de los tiempos en que sirvió de enlace de Carlos Salinas y Manuel Camacho con la iglesia católica. Inclusive, uno de los personajes mexicanos más cercanos a la iglesia y amigo personal del Papa Juan Pablo II, Javier García Avila, fue secretario de Camacho. El objetivo era aliarse a la iglesia católica --que entonces también condenaba el aborto y la agenda gay-- para la base política de la candidatura de Camacho a la presidencia de la república. En ese tiempo, Ebrard y Camacho se hincaron ante la iglesia convirtiendo a la Constitución y al Estado laico en un tapete. La presencia de García Avila en el primer círculo de Camacho y Ebrard fue por la principalísima razón de que significaba una negociación política con la iglesia al margen del Estado laico. Hoy Ebrard se rasga las vestiduras por el Estado laico.
5.- Si se cumple la ley en el Tribunal Superior de Justicia del DF que está sometido a los caprichos de Ebrard, entonces se debe acatar el artículo 1916 bis del código civil en materia de daño moral en sus tres niveles: “no está obligado a la reparación del daño moral quien ejerza sus derechos de opinión, crítica, expresión e información”; “en todo caso, quien demande la reparación del daño moral (…) deberá acreditar plenamente la ilicitud de la conducta del demandado y el daño que directamente le hubiere causado la conducta”; y “tampoco se considerarán ofensivas las opiniones desfavorables realizadas en cumplimiento de un deber o ejerciendo un derecho cuando el modo de proceder o la falta de reserva no tenga el propósito ofensivo”. Así que efectivamente Ebrard tendrá que someterse a una evaluación siquiátrica para demostrar tristeza, pérdida de sueño o estrés por las declaraciones del cardenal Sandoval Iñiguez.
6.- Por lo demás, luego de poner su demanda, Ebrard calificó al cardenal Sandoval Iñiguez de mentiroso, un adjetivo que puede tipificarse como daño moral. Sólo que el cardenal lo castigó con el látigo de su desprecio. Lo que quedó en claro, sin embargo, es que Ebrard es un político autoritario y proclive a insultar a los que no piensan como él --el caso de los intelectuales y el calificativo al cardenal--, además de usar la ley a contentillo por instituciones que dependen políticamente del papel central del GDF.
7.- Al final de cuentas, lo que Ebrard quiere eludir es la falta de un consenso mayoritario a favor de la agenda sexual del PRD avalada por el PAN, pero sin contar con la mayoría nacional. Así, Ebrard ha llevado a defender un derecho pero sacrificando otro.
8.- Más que una nueva guerra cristera, Ebrard, como personaje de Graham Green, quedó atrapado entre El poder y la gloria.
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