Boletín de Prensa
con motivo de los terribles asesinatos acaecidos en el Municipio de San Fernando en Tamaulipas, México
El atroz asesinato de 72 personas inocentes ocurrido en el Estado de Tamaulipas es un lamentable hecho que no puede quedar impune, ni con resoluciones exprés ni explicaciones de corto alcance por parte de quienes procuran la justicia en nuestro país.
Esta masacre nos llena de dolor, preocupación e indignación por la saña con que opera el crimen organizado, mientras que los distintos niveles de gobierno con muchos esfuerzos, y no siempre con los resultados que la sociedad quisiera ver, buscan contener esta ola de violencia e inseguridad que azota a nuestra Patria.
Así como exigimos que las autoridades de nuestro vecino país traten con respeto y dignidad a nuestros connacionales, en México, por parte de los Poderes de la Unión y de la misma sociedad, debemos aplicar a todos aquellos que cruzan nuestras fronteras en busca de una mejor calidad de vida, un trato respetuoso y justo sin denigrar sus derechos.
El Episcopado Mexicano en la Exhortación Pastoral “Que en Cristo nuestra paz México tenga vida digna” en el No. 219 referente a la promoción de los derechos y deberes humanos, expresa: “La paz es un don de Dios que debemos compartir con los demás. Construir la paz exige el respeto de la dignidad de todas las personas y de los pueblos y el esfuerzo de vivir la fraternidad. La responsabilidad de proteger los derechos humanos y de asegurar condiciones para que todos puedan cumplir con sus respectivos deberes, recae principalmente sobre el Estado. Sin embargo, los derechos humanos han de ser respetados en las relaciones de todos con todos, como expresión de justicia y de fraternidad, y no simplemente porque pueden hacerse respetar mediante la buena voluntad de las autoridades”.
Oramos al Señor y nos solidarizamos con las familias de las víctimas, con Mons. Faustino Armendáriz, Pastor de la diócesis donde ocurrieron estos lamentables hechos, y con todo su Presbiterio. Así mismo, con las Iglesias hermanas de Centro y Sudamérica.
Elevamos nuestras súplicas a Dios en la certeza de que estos hermanos nuestros gozan ya de la presencia del Padre Celestial.
Que Santa María de Guadalupe nos proteja y nos guarde.
+ Víctor René Rodríguez Gómez
Obispo Auxiliar de Texcoco
Secretario General de la CEM
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