DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO
Del Evangelio según san Lucas 14, 1. 7-14:
Mons. Ramón Castro Castro
XIII Obispo de Campeche
29 de Agosto de 2010
Del Evangelio según san Lucas 14, 1. 7-14:
«Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola:
“Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”.
Luego dijo al que lo había invitado: “Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos”». Palabra del Señor.
INTRODUCCIÓN
Nos encontramos con otra lección de vida del Maestro, pero ahora una “difícil”. Nos enseña una verdad que nos resulta extraña y alguno pudiera decir que pasada de moda. Vivimos en una sociedad en la que el principal objetivo es triunfar, triunfar en todo: en la política, en la profesión elegida, en el dinero, en la belleza, en el deporte. Toda la propaganda que nos inunda y circunda no tiene otra finalidad que ésa. Nadie puede salirse de la gran maquinaria de la competitividad. Si alguien se saliera, se convertiría en una “cero a la izquierda”. Nada. ¿Qué intenta enseñarnos hoy Jesús? Ciertamente no intenta enseñarnos reglas referentes al “protocolo y a la buena educación”, tampoco trató de amaestrarnos en una sofisticada estrategia diplomática con la que, bajo la apariencia de “perdedores” resultáramos “ganadores”. Como si nos invitara a ser “lobos rapaces vestidos con piel de oveja”. Lo cual sería entrar en el mundo de la competitividad.
Se trata de algo mucho más serio, profundo y fundamental. De proceder con verdad ante los ojos de Dios. Es decir: que en ningún momento pierda el cristiano de vista su menguada estatura, las dimensiones microscópicas de su pequeñez frente al poder infinito de Dios, frente a su inmensa grandeza, frente a su insondable majestad. Ese es el sentido de sus recomendaciones. “andar en verdad”. Como decía San Agustín que te conozca Señor y me conozca.
1.- TODOS BUSCABAN LOS PRIMEROS LUGARES
Imaginémonos la escena: Lo primero que notó Jesús fue esa carrera a los primeros lugares, a los lugares de mayor prestigio. Seguramente el dueño de la casa con aquel banquete quería llamar la admiración sobre sí mismo, sobre sus riquezas y magnanimidad. De hecho invitó a sus pares, solo “VIPs”. A Jesús lo invitan quizás porque era un hombre muy famoso, estaba de moda, era Aquel del cual todos hablaban...
Todo esto es muy humano, se trata de una experiencia universal. Es un comportamiento instintivo del hombre por el modo en que ha sido educado... Los psicólogos hablan de instinto de conservación, de voluntad de afirmación. En la parábola de Jesús es interesante observar que mientras se critica a los que acaparan los primeros puestos por su propia cuenta, se pone bien en claro que el dueño de la casa, y solamente él, puede dar a cada uno el puesto que le corresponde. De otra manera: que cada uno mire por sí mismo para hacer las cosas lo mejor posible; el juicio queda en manos de Dios que conoce hasta lo íntimo de cada uno.
2.- UNA NUEVA ENSEÑANZA DE JESÚS
Jesús conoce bien el corazón humano y seguramente no se sorprendía. Pero propuso con valentía una enseñanza decididamente diferente. Jesús con unas breves palabras propone la virtud de la humildad.
a).- Lo hace comenzando por los invitados. Había uno que se colocó en el primer lugar, pero llegó otro más importante y al dueño no le queda más remedio que quitarle su lugar y darle otro menos importante.
b).- La segunda enseñanza se refiere directamente al anfitrión. Si invitas solo a tus iguales, que pueden regresarte la invitación, no tienes ningún merito. Debe pues utilizar bien sus riquezas: invitar pobres, ciegos, cojos, aquellos que ¡no tienen nada que dar en cambio! Entonces ¡a recompensarte será Dios mismo!
La actitud misma de Jesús es un ejemplo, sin despreciar a los ricos que lo seguían se rodeo de la gente más simple, de los últimos, de los que nadie hubiera tomado en cuenta... y además se puso al servicio de sus hermanos. En la última cena, en aquella más importante, se puso el mandil y sirvió a sus apóstoles.
3.- DOS LÓGICAS: LA HUMANA Y LA DEL REINO
Jesús ha sido un revolucionario en este sentido y ha descubierto una nueva lógica: ¡la lógica del Reino!
- Una lógica que se transformó en el fundamento de la iglesia. La vivieron los primeros cristianos: “Miren como se aman....”
- Una lógica vigente también en la actualidad...
- Una lógica que viven miles de misioneros... De religiosas en los asilos, los hospitales, las cárceles (desgraciadamente cada vez menos)... La viven los que tratan de compartir lo que tienen con los últimos con los desheredados, con los más necesitados.
4.- DIOS SE REVELA A LOS HUMILDES y LA HUMILDAD NOS HACE MÁS AGRADABLES
La lección de la sencillez y la humildad nos viene bien a todos, niños, jóvenes y mayores.
a) Al humilde lo quiere Dios: "hazte tanto más pequeño cuanto más grande seas y hallarás gracia ante el Señor" (Eclo 3, 20-21), dice el sabio; y Jesús concreta: "el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido". Si por alguien tiene predilección Dios -y Cristo, su Enviado- es por los débiles, por los últimos, por los pequeños. El salmo alaba a Dios porque "ha preparado su casa a los desvalidos", porque es "padre de huérfanos y protector de viudas".
b) Al que es discreto, y modesto en sus pretensiones, al que es humilde y no alardea de sus cualidades o riquezas, todos le quieren; al orgulloso y engreído, o le desprecian o le tienen envidia. Por eso el consejo: "En tus asuntos procede con humildad y te amarán más que al hombre generoso". Cuanto más grande es una persona en su interior, menos se hace valer y más sencilla es en el trato con los demás: y esto es lo que hace que se le tenga más aprecio.
c) La humildad nos hace bien sobre todo a nosotros mismos. El ser humildes, o sea, discretos en la ambición y modestos en la autoestima, afecta a la raíz de nuestro ser: nos hace conocernos y aceptarnos mejor a nosotros mismos, nos ahorra muchos disgustos y nos proporciona una mayor armonía interior.
CONCLUSIÓN
Existen pues dos lógicas, la humana basada simplemente en el instinto de conservación y de afirmación de sí mismo, fundamentada en el egoísmo-competitividad. Y luego esta ésta lógica de Jesús, que se nos conecta a un interés por los demás, a compartir, a reconocer a los otros, a descubrir su valor ante los ojos de Dios. Y desde luego de basa en la humildad y la simplicidad. ¡Ánimo!
“Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”.
Luego dijo al que lo había invitado: “Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos”». Palabra del Señor.
INTRODUCCIÓN
Nos encontramos con otra lección de vida del Maestro, pero ahora una “difícil”. Nos enseña una verdad que nos resulta extraña y alguno pudiera decir que pasada de moda. Vivimos en una sociedad en la que el principal objetivo es triunfar, triunfar en todo: en la política, en la profesión elegida, en el dinero, en la belleza, en el deporte. Toda la propaganda que nos inunda y circunda no tiene otra finalidad que ésa. Nadie puede salirse de la gran maquinaria de la competitividad. Si alguien se saliera, se convertiría en una “cero a la izquierda”. Nada. ¿Qué intenta enseñarnos hoy Jesús? Ciertamente no intenta enseñarnos reglas referentes al “protocolo y a la buena educación”, tampoco trató de amaestrarnos en una sofisticada estrategia diplomática con la que, bajo la apariencia de “perdedores” resultáramos “ganadores”. Como si nos invitara a ser “lobos rapaces vestidos con piel de oveja”. Lo cual sería entrar en el mundo de la competitividad.
Se trata de algo mucho más serio, profundo y fundamental. De proceder con verdad ante los ojos de Dios. Es decir: que en ningún momento pierda el cristiano de vista su menguada estatura, las dimensiones microscópicas de su pequeñez frente al poder infinito de Dios, frente a su inmensa grandeza, frente a su insondable majestad. Ese es el sentido de sus recomendaciones. “andar en verdad”. Como decía San Agustín que te conozca Señor y me conozca.
1.- TODOS BUSCABAN LOS PRIMEROS LUGARES
Imaginémonos la escena: Lo primero que notó Jesús fue esa carrera a los primeros lugares, a los lugares de mayor prestigio. Seguramente el dueño de la casa con aquel banquete quería llamar la admiración sobre sí mismo, sobre sus riquezas y magnanimidad. De hecho invitó a sus pares, solo “VIPs”. A Jesús lo invitan quizás porque era un hombre muy famoso, estaba de moda, era Aquel del cual todos hablaban...
Todo esto es muy humano, se trata de una experiencia universal. Es un comportamiento instintivo del hombre por el modo en que ha sido educado... Los psicólogos hablan de instinto de conservación, de voluntad de afirmación. En la parábola de Jesús es interesante observar que mientras se critica a los que acaparan los primeros puestos por su propia cuenta, se pone bien en claro que el dueño de la casa, y solamente él, puede dar a cada uno el puesto que le corresponde. De otra manera: que cada uno mire por sí mismo para hacer las cosas lo mejor posible; el juicio queda en manos de Dios que conoce hasta lo íntimo de cada uno.
2.- UNA NUEVA ENSEÑANZA DE JESÚS
Jesús conoce bien el corazón humano y seguramente no se sorprendía. Pero propuso con valentía una enseñanza decididamente diferente. Jesús con unas breves palabras propone la virtud de la humildad.
a).- Lo hace comenzando por los invitados. Había uno que se colocó en el primer lugar, pero llegó otro más importante y al dueño no le queda más remedio que quitarle su lugar y darle otro menos importante.
b).- La segunda enseñanza se refiere directamente al anfitrión. Si invitas solo a tus iguales, que pueden regresarte la invitación, no tienes ningún merito. Debe pues utilizar bien sus riquezas: invitar pobres, ciegos, cojos, aquellos que ¡no tienen nada que dar en cambio! Entonces ¡a recompensarte será Dios mismo!
La actitud misma de Jesús es un ejemplo, sin despreciar a los ricos que lo seguían se rodeo de la gente más simple, de los últimos, de los que nadie hubiera tomado en cuenta... y además se puso al servicio de sus hermanos. En la última cena, en aquella más importante, se puso el mandil y sirvió a sus apóstoles.
3.- DOS LÓGICAS: LA HUMANA Y LA DEL REINO
Jesús ha sido un revolucionario en este sentido y ha descubierto una nueva lógica: ¡la lógica del Reino!
- Una lógica que se transformó en el fundamento de la iglesia. La vivieron los primeros cristianos: “Miren como se aman....”
- Una lógica vigente también en la actualidad...
- Una lógica que viven miles de misioneros... De religiosas en los asilos, los hospitales, las cárceles (desgraciadamente cada vez menos)... La viven los que tratan de compartir lo que tienen con los últimos con los desheredados, con los más necesitados.
4.- DIOS SE REVELA A LOS HUMILDES y LA HUMILDAD NOS HACE MÁS AGRADABLES
La lección de la sencillez y la humildad nos viene bien a todos, niños, jóvenes y mayores.
a) Al humilde lo quiere Dios: "hazte tanto más pequeño cuanto más grande seas y hallarás gracia ante el Señor" (Eclo 3, 20-21), dice el sabio; y Jesús concreta: "el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido". Si por alguien tiene predilección Dios -y Cristo, su Enviado- es por los débiles, por los últimos, por los pequeños. El salmo alaba a Dios porque "ha preparado su casa a los desvalidos", porque es "padre de huérfanos y protector de viudas".
b) Al que es discreto, y modesto en sus pretensiones, al que es humilde y no alardea de sus cualidades o riquezas, todos le quieren; al orgulloso y engreído, o le desprecian o le tienen envidia. Por eso el consejo: "En tus asuntos procede con humildad y te amarán más que al hombre generoso". Cuanto más grande es una persona en su interior, menos se hace valer y más sencilla es en el trato con los demás: y esto es lo que hace que se le tenga más aprecio.
c) La humildad nos hace bien sobre todo a nosotros mismos. El ser humildes, o sea, discretos en la ambición y modestos en la autoestima, afecta a la raíz de nuestro ser: nos hace conocernos y aceptarnos mejor a nosotros mismos, nos ahorra muchos disgustos y nos proporciona una mayor armonía interior.
CONCLUSIÓN
Existen pues dos lógicas, la humana basada simplemente en el instinto de conservación y de afirmación de sí mismo, fundamentada en el egoísmo-competitividad. Y luego esta ésta lógica de Jesús, que se nos conecta a un interés por los demás, a compartir, a reconocer a los otros, a descubrir su valor ante los ojos de Dios. Y desde luego de basa en la humildad y la simplicidad. ¡Ánimo!
Mons. Ramón Castro Castro
XIII Obispo de Campeche
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