sábado, 21 de agosto de 2010

AÑO INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD

Escrito por: Mons. Carlos Quintero Arce, Arzobispo emérito de Hermosillo.


LOS JÓVENES SON LA LUZ DEL MUNDO


1.- Me alegra hablar a nuestros jóvenes de ambos sexos, porque deseo que todo joven tenga un corazón limpio de donde emane limpieza de espíritu, la sencillez, la generosidad, la entrega, la honestidad, el amor a los demás, la franqueza y la verdad.

Sin embargo se que en algunos jóvenes de nuestro Sonora existen ciertos vicios que manchan su mente y que obscurecen la vida de nuestra sociedad. Quiero enumerar algunas fallas que, Dios quiera, se borren entre los jóvenes de nuestro Estado.

La primera mancha que veo es la afición a las DROGAS, o sea la drogadicción. Esta mancha se extiende a toda persona, destruyendo los estudios, su juventud, la propia familia. Quita el amor al deporte, a la alegría de vivir, destruye el noviazgo y a los verdaderos amigos. Yo veo que la drogadicción aleja al joven que en ella cae de la amistad con Cristo luz verdadera y acerca a los solventes y a toda clase de drogas más duras.

La segunda mancha que yo veo que se puede observar en el allá de un joven es el ALCOHOLISMO. Esta mancha que puede obscurecer a un joven a más de un joven viene muchas veces con el deseo de entusiasmo ficticio, y envuelve a toda persona quitándole el más precioso don de un joven que es la libertad y los hace esclavos de la bebida y actúan quizá atraídos por los falsos amigos y se vuelven quizá un bebedor social y piensan así divertirse y se aleja del bien y de Cristo nuestra verdadera luz y vida.

Una tercera mancha que se puede caer en un joven es buscar el PLACER SEXUAL por el placer, porque se cree que todo lo que es delicia para el cuerpo es felicidad, sin embargo entre las delicias del placer se encuentra la triste realidad del mal.

También veo una cuarta mancha a la que puede caer todo joven, es el EGOISMO, porque con este mal se pierde la sencillez, la generosidad y la entrega. El egoísmo destruye el verdadero amor. No deja ver más allá de la propia persona y de los propios intereses, no mira la bondad de quien lo rodea y vive por tanto contemplándose así mismo.

2.- Deseamos que nuestros jóvenes sean como la luz que de vigor e ilumine a nuestra sociedad, que sean jóvenes gozosos, llenos de alegría, sinceros, entusiastas. Que vivan su existencia con alegría y entusiasmo y como dijo el Papa Benedicto XVI el pasado 11 de Mayo: “están seguros de la presencia de Jesucristo y de su amistad gratuita, generosa y fiel hasta la muerte en cruz. Den testimonio a todos de la alegría por su presencia fuerte y suave, comenzando por sus coetáneos.

Díganles que es hermoso ser amigo de Jesús y que vale la pena seguirlo. Muestren con su entusiasmo que, de las muchas formas de vivir que el mundo parece ofrecer hoy, la única en la que se encuentra el verdadero sentido de la vida y, por tanto, la alegría autentica y duradera, es siguiendo a Jesús. Busquen cada día la protección de María, Madre del Señor y espejo de Santidad. Ella, la toda santa, les ayudará a ser fieles discípulos de su Hijo Jesucristo”.

Es cierto que el Señor Jesús nos prometió: “yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (cf. San Mateo 28,20), por eso superamos la distancia de los siglos. Ustedes jóvenes estén seguros que Jesús obra por medio de ustedes en el hoy del mundo en que vivimos.

Carlos Quintero Arce
Arzobispo Emérito de Hermosillo
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