viernes, 9 de julio de 2010

MISA EN LA CATEDRAL POR EL ETERNO DESCANSO DEL PADRE BASILIO OCHOA LÓPEZ

San Francisco de Campeche, Cam., 8 de Julio de 2010 (SIDCA). Esta noche, teniendo como marco la esplendorosa Catedral, Mons. Ramón Castro Castro, Obispo de Campeche, celebró sobria Eucaristía In memoriam del Padre Basilio Ochoa López, joven y muy querido sacerdote de la Diócesis de Campeche, quien falleciera a las tres de la tarde del pasado martes 6 de Julio en un hospital de la ciudad de Guadalajara, donde estaba siendo atendido de un cáncer en el estómago.

Ante la imposibilidad de trasladar sus restos mortales, ya que por decisión de la familia del Padre Basilio, fue sepultado a hoy jueves a las 4 de la tarde en su natal Pajacuarán, Michoacán, «decisión que he respetado», aclaró el Obispo, se celebró esta misa recordando su trayectoria sacerdotal y encomendando a Dios su eterno descanso.

Mons. Ramón Castro, tuvo como concelebrantes principales al Pbro. Juan Eliodoro Kantún Huchín, Párroco del Sagrario de la Catedral y al Pbro. Sebastián Korczak, SDS, actual Director de la Escuela Fray Angélico, de la que también el Padre Basilio fuera director del 13 de Junio de 2001 al 12 de Septiembre de 2008. Además concelebraron los Padres Salvatorianos, así como el Pbro. Luis Agustín Lara Gutiérres, SHJ, (Vicario de la Parroquia de san Rafael), el Pbro. Fabricio Seleno Calderón Canabal (Capellán de María, Reina de la Paz), y el neopresbítero Juan Pablo Valadez Zavala.

En la homilía, el Obispo mencionó que «Dios habla a través de los acontecimientos. Dios se manifiesta en la historia y es el Señor de la historia. Y esa historia no se escribe como nosotros queremos que se escriba, como nosotros pensamos que se debe de escribir», recordando además que «el Señor va tejiendo los hilos respetando nuestra libertad. Dentro de esta realidad hay momentos importantes, situaciones que uno no entiende».

Más adelante, Mons. Castro afirmó: «Yo me pregunto, como Obispo que querrá el Señor y que nos está diciendo a todos con la muerte de un sacerdote joven, de un sacerdote inteligente, de un sacerdote bueno. ¿Qué nos quiere decir a una diócesis que tiene escasez de sacerdotes? ¿A una diócesis que sacrificándose lo envía a estudiar para que regrese cualificado, para que regrese lleno de entusiasmo?», preguntó el Obispo.

Durante la homilía el Obispo también recordó que el Padre Basilio se encontraba desde hace dos años realizando estudios de especialización en la Universidad de Salamanca, España, y que terminó los dos primeros años con excelentes calificaciones, faltándole solo un año para culminar sus estudios y regresara a la Diócesis.

«Hace dos meses», continuó Mons. Castro, «llama y me dice que se siente mal. Lo llevan al hospital y allí le dicen que es un virus que había entrado en el hígado; y después que tiene úlcera, y lo empiezan a tratar contra el virus y contra la úlcera, y se alivia».

«Me pide permiso para venir de vacaciones. Llega a sus vacaciones a su pueblo, como primer capítulo de su vacaciones; enferma y me llama», siguió narrando en modo muy coloquial, familiar. Y añade: «Lo llevan a un buen hospital de Guadalajara, piensan que es úlcera; lo abren y resulta que es un cáncer, totalmente avanzado, en su estómago; no hay nada que hacer; lo cierran. Me lo advierten. Tres días después, el día de antier, muere a las tres de la tarde. Y el día de hoy, a las cuatro de la tarde lo han enterrado en su pueblo natal, por deseo de su familia».

«En ciudad del Carmen lo recuerdan y lo lloran; en Hecelchakán, particularmente en los pueblos, lo recuerdan y lo lloran; (la escuela) Fray Angélico, lo recuerda y lo llora; la mayoría de ustedes lo conoció, lo recuerdan y están tristes. Dios nos está hablando y está diciendo, ¿ven como los sacerdotes son buenos?», expresó visiblemente emocionado.

«¿Qué conclusión podemos sacar de este acontecimiento?», preguntó el Obispo y respondió: «La primera conclusión es que tenemos buenos sacerdotes; que la mayoría son buenos sacerdotes, entregados; y hay que valorarlos; hay que pedir por ellos. Segunda: que la muerte es una cita que todos tenemos. Esto nos tiene que ayudar a reflexionar, porque muchas veces vivimos como si nunca fuéramos a morir; vivimos como si el ser humano fuera eterno. Y no es así. Basilio era un sacerdote joven y lo encontró la hermana muerte, inesperadamente. Dios les está hablando a ustedes y a mí también. ¿Estás preparado para tu cita?», puntualizó.

«Tercera y última. Dios nos está pidiendo: Recen por sus sacerdotes, valoren a sus sacerdotes, quieran a sus sacerdotes; valoren todo aquello de bueno que hay en ellos y recuerden que su oración es fundamental para que su vida sea santa y coherente», expresó el Obispo.

«Que la muerte de Basilio sea una oportunidad para renovarnos todos; que se renueve nuestro corazón, que se renueve nuestra fe, que se renueve nuestra credibilidad en los sacerdotes, que se renueve nuestra conciencia de gratitud a Dios por la vida que nos da, y que se renueve la conciencia de que un día también tendremos esta cita y que tenemos que estar preparados».

«Y ahora él interceda por nosotros. Puedo decir que está en presencia del Señor y lo acompañan no sólo su fe, sino todas sus obras», concluyó Mons. Castro.

Al finalizar la misa, antes de dar la bendición final, Mons. Ramón Castro pidió al Coro que cantaran de nueva cuenta el canto “Ha valido la pena”, de Juan Pablo II, para que al cantarla todos le diéramos un abrazo al Padre Basilio. Al término del canto, los fieles presentes iniciaron un aplauso espontáneo, prolongado, sincero, en agradecimiento al Padre Basilio por su entrega sacerdotal.
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