jueves, 15 de septiembre de 2011

EL DON DE LA VIDA HUMANA Y SU DIGNIDAD INALIENABLE


EL DON DE LA VIDA HUMANA
Y SU DIGNIDAD INALIENABLE

Artículo de Mons. José Luis Chávez Botello, Arzobispo de Antequera-Oaxaca.

En nuestra semana de formación permanente, los Obispos de México reflexionamos sobre algunos desafíos que el desarrollo actual de las ciencias biológicas y sociales plantea para el bienestar auténtico del ser humano. En el contexto de las fiestas patrias y de la inseguridad en el país,  tomo libremente parte del mensaje de los Obispos enumerando solo algunos campos y aspectos fundamentales.

Identificamos las diferentes corrientes éticas  de los impulsores de la bioética en las que a pesar de referirse a la dignidad humana, en nombre de una bioética pragmática, liberal o utilitarista justifican acciones que atentan contra el ser humano; esto requiere una reflexión y clarificación posterior para detectar los engaños y daños que encubren. Conscientes de que la ciencia y la tecnología bien orientadas siempre estarán al servicio del hombre, nos hemos confirmado en la necesidad de acompañar su desarrollo con la oportuna orientación ética dando gracias a Dios por quienes día a día se esfuerzan  profesionalmente por curar, acompañar y consolar a quienes están aquejados de alguna enfermedad, limitación física o psicológica.

Hemos reflexionado en la vocación al amor de todo ser humano y en la verdad de la sexualidad humana que no puede prescindir de la determinación sexual masculina o femenina que se encuentra inscrita en toda su naturaleza a nivel genético, fisiológico, afectivo y psíquico. Esto nos ha confirmado en la necesidad de  intensificar nuestro servicio pastoral a las familias y a los jóvenes, esforzándonos por ayudar a los padres de familia para que proporcionen una auténtica educación sexual que integra los dinamismos para vivir el amor hermoso y maduro que supone el sincero don de sí mismo.

Tocamos además la noble vocación de los esposos a participar en la procreación responsable de nuevos seres humanos respetando su dignidad inalienable. Reivindicamos que de acuerdo al plan de Dios los hijos son un verdadero don y nunca un derecho individual de nadie, por lo mismo, nunca podrá ser lícita la supresión de las vidas inocentes de seres humanos aunque esta se lleve a cabo en periodos iniciales de su desarrollo, de lo contrario no nos extrañen las múltiples expresiones de violencia en los diferentes campos y etapas de la vida de las personas y de la sociedad. Nunca una injusticia  se restaura o se cura con otra injusticia. Queremos acompañar a las mujeres que se encuentran enfrentando un embarazo difícil para acoger el don de la maternidad.

Dado que el hijo es un don y nunca un derecho de nadie, las ayudas técnicas a la procreación deben respetar siempre su dignidad personal única e irrepetible evitando sustituir la lógica del amor por la lógica de la producción. Sobre los desafíos del final de la vida identificamos como la respuesta adecuada los cuidados paliativos; no a la eutanasia. El final de la vida deseable es el que respeta la auténtica dignidad humana: rodeando al enfermo terminal de amor y cuidados necesarios para aliviar sus dolores, proporcionándole el sostén vital para que termine de manera natural su existencia en este mundo.