RED DE INSTITUCIONES
Y ORGANIZACIONES POR LA PAZ
Artículo de Mons. Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco.
Hoy quiero expresar la esperanza y la fortaleza que en días pasados compartimos, cuando la Universidad Loyola del Pacífico nos convocó a representantes de diversas instituciones y organizaciones universitarias, sociales, empresariales y religiosas para proponer un espacio de diálogo sobre la construcción de la paz en el contexto de violencia que pesa sobre Acapulco y sobre nuestra región. Como invitado a dicho evento, participe junto con una representación de la Comisión Diocesana de Justicia, Paz y Reconciliación de la Arquidiócesis de Acapulco.
Esta iniciativa de la Universidad Loyola fue muy bien vista por los participantes porque representa una oportunidad de encuentro y de diálogo entre las más variadas instituciones presentes en torno al tema de la paz. Esperamos que muy pronto, este espacio se convierta también en generador de iniciativas y de procesos de construcción de la paz en nuestra ciudad y en la región, en Guerrero y repercuta a nivel de nuestro país.
Ante la inseguridad y la violencia, es necesaria una actitud propositiva y corresponsable de los ciudadanos, de las instituciones y de las organizaciones existentes, pues se alienta la esperanza y la fortaleza de todos, y lo que parece un camino sin solución, empieza a tener opciones y se pueden encontrar alternativas, y se puede generar la unidad y la vinculación entre todas las personas, las instituciones y las organizaciones. De hecho, el tema de la construcción de la paz es, en sí mismo incluyente. Es un tema que puede unir a todos los sectores de la sociedad en un mismo sentido y que puede vincular esfuerzos diferentes
En este sentido, quienes queremos la paz no podemos enfrascarnos en confrontaciones estériles que complican más las cosas. Como Iglesia particular, la arquidiócesis de Acapulco estamos dispuestos a apoyar cada iniciativa que se genere en la sociedad en torno a la construcción de la paz y, así mismo, a participar en esfuerzos que contribuyan a la educación para la paz. Por otra parte, hago votos para que este espacio de diálogo que se ha iniciado bajo los auspicios de la Universidad Loyola del Pacífico se mantenga y se convierta en un punto de referencia en nuestra ciudad para reconstruir el tejido social y promover la participación y la corresponsabilidad ciudadana.
Fiestas patrias y construcción de la paz
Estamos ya a unos días de las celebraciones cívicas que conmemoran el inicio de la lucha por la Independencia de México. En esta ocasión me parece oportuno recordar algunos aspectos de la Carta pastoral de los obispos mexicanos con motivo de las celebraciones del Bicentenario de las luchas de Independencia de México, “Conmemorar Nuestra Historia desde la Fe, para Comprometernos Hoy con Nuestra Patria”.
Señalamos en dicho documento que “ante aquellos que hoy buscan sembrar un estado de miedo y de muerte, mediante actividades ilícitas y delincuenciales, poniendo en riesgo todo lo que hemos alcanzado en nuestro camino histórico, como es la libertad y las instituciones democráticas que hemos construido juntos, debemos decir que la auténtica sociedad mexicana los repudia y la Iglesia los llama a una conversión que los haga reencontrar los caminos de bien y de justicia” (n. 314).
Y, por otra parte, hay que recordar que “nuestra mirada hacia el futuro está llena de esperanza porque somos un pueblo con una gran riqueza humana y cristiana. Nuestras raíces, nuestra historia y nuestra cultura nos piden estar a la altura de nuestros antepasados” (n. 136). Nuestra esperanza está fundamentada en la voluntad de Dios que se nos ha revelado en Jesucristo, quien conduce nuestra historia hacia la plenitud de la vida. Nuestra esperanza se sostiene en el Señor de la Historia, quien acompaña nuestro presente y nuestro futuro. Por ello, estas fiestas patrias tienen que ser una oportunidad para fortalecer nuestro sentido de pertenencia a una nación que está duramente desafiada a la construcción de la paz, por lo que nos necesita a todos.
Hago, pues, un llamado a todos los mexicanos a afianzar nuestro sentido de solidaridad en este tiempo de crisis que tiene en la violencia su principal manifestación y desafío. Que estas fiestas patrias sean un tiempo propicio para expresar nuestro amor a la Patria con nuestra oración y con nuestra acción, generando y desarrollando acciones a favor de la paz, como mexicanos gritemos ¡viva México!, como una expresión del compromiso por realizar todo lo que esté a nuestro alcance para construir la paz.
Acapulco, Gro., 11 de septiembre de 2011.