UN OBISPO MODELO
Artículo de Pbro. José Benigno Zilli Manica, publicado en el Semanario Alégrate de la Arquidiócesis de Xalapa, en su edición del Domingo 3 de Julio de 2011.
No una, ni dos, sino hasta tres veces, Mons. Sergio Obeso Rivera fue Presidente de la Conferencia Episcopal que reúne a todos los obispos de la nación mexicana.
Y si la ley interna lo hubiera permitido, lo habrían elegido una vez más, porque todos los pastores reconocían la prudencia y el acierto de su conducción. Fueron los años en que finalmente se logró el cambio de la Constitución Mexicana y la Iglesia obtuvo la libertad por la que tanto se había luchado.
Estas cosas comienzan a olvidarse, pero si uno lee la Constitución de 1917, se da cuenta de que la Iglesia estaba sometida y los gobernadores podían intervenir en su vida interna, como sucedió en los casos de Adalberto Tejeda, Garrido Canabal y Carrillo Puerto. ¡Cuánto sufrieron los obispos! Nosotros conocemos especialmente las dolorosas peripecias por las que tuvo que pasar Mons. Rafael Guízar Valencia. Todo eso se arregló cuando se dio libertad a la Iglesia y a las otras denominaciones religiosas en general.
Mons. Obeso se distinguió en su diócesis por su celo con los más pobres y alejados. Es célebre la anécdota de cuando lo mandaron llamar de parte del presidente de la República y no lo encontraban por ninguna parte, porque se hallaba remontado en una lejana ranchería de Tlacolulan, rodeado de una inmensa neblina. Los enviados a buscarlo se quedaron sumamente sorprendidos al ver cómo un obispo se mueve en las regiones más inaccesibles y abruptas.
Dos grandes acontecimientos pastorales se atribuyen a sus años de ministerio Episcopal: el segundo sínodo (del 16 al 20 de julio de 1990) y el tercer sínodo (del 17 al 21 de junio de 2002). Y quizá la medida pastoral más importante haya sido la erección e independencia de dos nuevas diócesis desprendidas de la Arquidiócesis de Xalapa: Córdoba y Orizaba (el 15 de abril de 2000 por Su Santidad Juan Pablo II).
Una característica principal del obispo ha sido su incansable laboriosidad y sensatez. Ahora como Emérito trabaja modesta y discretamente, sin que nadie parezca advertirlo. Es uno de los hombres más educados que se conozcan.