lunes, 25 de julio de 2011

DIÁLOGOS Y ACUERDOS PARA CONSTRUIR LA PAZ

DIÁLOGOS Y ACUERDOS
PARA CONSTRUIR LA PAZ

Artículo de Mons. Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco.

Es muy lamentable que la violencia desatada en Acapulco ya esté pasando a fases de mayor riesgo al tocar ahora hasta a nuestros visitantes y seguir afectando a mucha gente inocente. Esto está provocando que diversas instituciones gubernamentales y empresariales manifiesten señales de gran preocupación por la grave amenaza para nuestro pueblo y el hecho de que Acapulco vive del turismo, lo que está amenazando fuertemente la vida cotidiana de nuestro puerto y del Estado de Guerrero.

Los llamados que he hecho a quienes generan la violencia han resultado estériles, mientras que a las autoridades, a la sociedad, a los medios de comunicación y a todos en general nos está resultando muy difícil abordar el tema de manera positiva y propositiva. Todavía más cuando surgen riesgos de que el tema se politice y complique más la situación.

Por ello quiero insistir en que es necesario comprender que si queremos remontar, al menos, las manifestaciones más crueles de violencia, tenemos que acudir al diálogo y a construir acuerdos y seguir insistiendo para que todos en la sociedad, autoridades, instituciones, organizaciones, la familia, los generadores de violencia, en el ambiente educativo,… todos podamos transformar nuestra sociedad en pacifica y llena de armonía.

Es evidente que la violencia tiene factores políticos y económicos de largo alcance, que necesitan abordarse de manera muy responsable. Para ello, se necesita reconocer que todos –en alguna forma- somos responsables de la violencia, y que todos tenemos que constituirnos como partes de la solución, colaborando en la construcción de la paz. A nadie le es lícito quedarse con las manos cruzadas, ni a las personas ni a las instituciones.

Tenemos que hacer de la construcción de la paz un asunto transversal en cuanto que, tanto ciudadanos como autoridades contribuyamos de manera complementara y corresponsable. A las autoridades les toca hacer lo que la ley establece como parte de sus atribuciones. Y, por otra parte, toda acción gubernamental puede contribuir a la construcción de la paz si se ejercita apegada al bien común y se deslinda de intereses particulares.