martes, 19 de julio de 2011

LA IGLESIA AL SERVICIO DE LA VIDA

LA IGLESIA AL SERVICIO DE LA VIDA

Artículo de Mons. Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco.

Esta semana tuvimos en Chilpancingo el X Encuentro Provincial de Pastoral profundizando el tema de la vida para plantearnos líneas comunes de acción en los sectores de la familia y la juventud, promoviendo y defendiendo le evangelio del matrimonio, de la familia y de la vida en todas sus formas. Este Encuentro congrega a las 4 diócesis guerrerenses para animar esfuerzos conjuntos que nos comprometen en la pastoral de la provincia de Acapulco.

Con esperanza pudimos confirmar lo que en la exhortación pastoral Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna, señalamos los obispos mexicanos en el sentido de que “nos duele profundamente la sangre que se ha derramado: la de los niños abortados, la de las mujeres asesinadas; la angustia de las víctimas de secuestros, asaltos y extorsiones; las pérdidas de quienes han caído en la confrontación entre las bandas, que han muerto enfrentando el poder criminal de la delincuencia organizada o han sido ejecutados con crueldad y frialdad inhumana” (n. 4).

La Iglesia entiende que la vida humana es una participación en la vida de Dios, que tiene que sea acogida y cuidada. Sin embargo, todas las formas de agresión contra la vida humana son una afrenta contra el nombre de Dios. Por ello, queremos hacer un énfasis en nuestra actividad pastoral en el valor de la vida y en el principio de la dignidad humana que se sustenta en la Palabra de Dios. Promoviendo y defendiendo la vida nos preocupan dos sectores particulares del pueblo de Dios:

Los jóvenes que se han convertido en un sector muy vulnerable en el momento actual y que necesitan una mayor atención para salvaguardar su integridad y su dignidad. La Iglesia se propone un acercamiento mayor hacia ellos con el vivo interés de fortalecer su conciencia y su identidad con la fuerza de la Palabra de Dios de manera que los pueda acompañar y evangelizar a través de una pastoral juvenil que los proteja de todas las amenazas que los acechan.

También nos preocupa sobremanera la situación de las familias, tan amenazadas por la cultura de la muerte y expuestas a dificultades económicas y sociales. Queremos empeñarnos en fortalecer el núcleo familiar promoviendo una pastoral familiar estructurada que acompañe y proteja a las familias para que sean resistentes ante las situaciones que la agobian, sobre todo, a los niños y a las mujeres.

Dolor por la muerte del padre Humberto de la Rosa, con un llamado al consuelo y a la esperanza.

Con dolor quiero recordar que el sábado 9 de julio partió a la Casa del Padre el sacerdote Humberto de la Rosa Organes que colaboraba en el Seminario del Buen Pastor y animaba la Comisión Diocesana de Liturgia. Su muerte ha sido muy sentida por la comunidad diocesana que se beneficiaba de su fecundo ministerio. El hecho de la muerte de uno de nuestros sacerdotes nos duele también por la gran necesidad que tenemos de ellos para satisfacer las necesidades pastorales de esta arquidiócesis.

Al respecto, quiero informar que en estos días se han estado llevando a cabo los preseminarios, que son encuentros con adolescentes y jóvenes que tienen la inquietud por la vocación al sacerdocio, confiamos que logremos muchos y excelentes candidatos para entrar al seminario e iniciar su formación vocacional y sacerdotal.

Organizaciones sociales y construcción de la paz.

La realidad de los signos de los tiempos nos plantea la emergencia de la sociedad civil que suscita y favorece diversas organizaciones sociales con la finalidad de impulsar beneficios para las comunidades, ya en el ámbito económico, ambiental, social o cultural. La Iglesia ve con buenos ojos el surgimiento de más organizaciones de la sociedad civil con miras a buscar el bien común mediante el ejercicio de la ciudadanía responsable.

En el pasado Encuentro Provincial de Pastoral pudimos constatar las iniciativas civiles que se van despertando por muchas regiones para participar activamente en la búsqueda de mayor bienestar social. Estos esfuerzos de organización social pueden tener un alto valor para la construcción de la paz en la medida en que busquen la solución justa de los conflictos y el respeto a los derechos de las personas y de los pueblos. La Iglesia de Acapulco alienta a los ciudadanos y a las ciudadanas a vincularse mediante asociaciones que den mayor eficacia a los esfuerzos por mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos.