domingo, 29 de mayo de 2011

SÓLO LA FIDELIDAD A JESUCRISTO NOS LIBRA DEL MAL


SÓLO LA FIDELIDAD A JESUCRISTO
NOS LIBRA DEL MAL

Artículo del Pbro. Fabricio Seleno Calderón Canabal, Encargado de la Comisión Diocesana para la Pastoral de la Comunicación Socia de la Diócesis de Campeche.

La aparición en los diversos medios de comunicación de los preparativos para un Congreso de sanación y liberación en nuestra ciudad ha causado revuelo en muchas personas e incluso algunos reporteros me han buscado para entrevistarme al respecto.

Ante tal conmoción, por los temas a tratar en dicho congreso y por la forma como ha sido presentado en algunos medios impresos que hablan de Campeche como la cuna de la sanación, varios jóvenes se acercaron a mí para expresar sus inquietudes al respecto.

Mencionan, con mucha razón, que estos temas de brujería, demonios, exorcismos, maldad, etc., despiertan mucha curiosidad en las personas, cosa que no sucede con otras acciones evangelizadoras que realiza la Iglesia.

Ante tal comentario les recordé aquella carta escrita por un misionero que se encuentra en Angola y enviada al New York Times, la cual fue tema del primer artículo con el que inicié estos escritos semanales. En la carta expresaba que quienes formamos parte de la Iglesia «no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia; esa noticia que, sin ruido, comenzó en la noche de Pascua».

Por tal motivo, muchas de nuestras actividades evangelizadoras no tienen resonancia en los medios, pues no son una noticia en sí mismas, sino portadoras de la Buena Noticia; por ejemplo, a pocas personas les interesó que en muchas comunidades, durante una semana, se oró por las vocaciones sacerdotales y religiosas con motivo de la 48ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.

Por eso, les explicaba, no aparece en las noticias cuando hacemos visitas periódicas y permanentes a los enfermos de nuestra comunidad; es más, pocos fieles de los grupos apostólicos aceptan la invitación de acompañarnos a visitar y orar por los enfermos, porque eso no es noticia que venda; pero lo más importante es que se trata de una visita que lleva al enfermo y a su familia la Buena Noticia de Jesucristo vivo y resucitado, que quiere transformar la oscuridad en que nos sume el dolor y la enfermedad en luz de esperanza, de vida y de amor.

Es noticia un sacerdote que hace exorcismos, y si hace muchos, más; un sacerdote que da un mal testimonio, un sacerdote que cura enfermos, repentina y milagrosamente, etc.; pero la vida de un sacerdote “normal” día a día, en sus dificultades y alegrías, consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve, es poco notoria.

Entonces no nos dejemos llevar por la novedad con la que hoy se presenta el mal y se le combate; hay que remarcar que a través de la virtud de la Religión, el hombre entra en relación de dependencia con lo sagrado, con Dios; una relación de dependencia en el amor y la amistad, como la relación de dependencia de un niño recién nacido con sus padres; no se pretende dominar lo sagrado o a Dios, como creen hacerlo quienes practican la magia o las supersticiones.

El Catecismo de la Iglesia Católica es muy claro al enseñar que «la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la Providencia de Dios».

Ante los embates del pecado y de mal, la única solución es una firme y permanente fidelidad y apego a Jesucristo, llevando una vida en la gracia, es decir, evitando el pecado; así como la participación convencida y frecuente en los sacramentos: La misa diaria, o por lo menos dominical, así como la confesión sacramental; también es de mucha ayuda la oración sincera, aquella que brota del fondo del corazón. ¡Esta es la mejor defensa ante cualquier mal oculto!

Si algún fiel católico experimenta fenómenos extraños en su casa, en su familia o en su persona, es inútil que acuda a los charlatanes y falsos curanderos, que prometen bajarles el cielo y las estrellas. Esa nunca será la solución adecuada. Intenten llevar una vida de gracia y verán que las cosas cambiarán.

Desde el bautismo, al momento en que el ministro que bautiza unge en el pecho con el óleo de los Catecúmenos a quien va a ser bautizado, se concede esta ayuda especial de la gracia de Dios para vencer el mal y el pecado en nuestra vida. «Para que el poder de Cristo Salvador te fortalezca, te ungimos con este óleo de salvación en el nombre del mismo Jesucristo, Señor nuestro», expresa el sacerdote, mientras unge al candidato al Bautismo.

Antes de esta unción pre-bautismal, y después de haber invocado la intercesión de los santos a través del rezo de las letanías, el sacerdote hace una oración de exorcismo en la que recuerda que Dios envió al mundo a su Hijo Jesucristo «para librarnos del dominio de Satanás, el espíritu del mal, y para que, arrancados de las tinieblas, lleguemos al Reino de su luz admirable», pidiendo, además, que «el Espíritu Santo habite» en el nuevo bautizado.

La Iglesia, madre y maestra, enseña y pide a los fieles católicos que se abstengan de cualquier práctica de satanismo, santa muerte, ocultismo, hechicería, ouija, etc., porque además de ponerse en riesgo de entrar en contacto con el maligno, también están en contradicción al amor y al respeto que le debemos a nuestro Buen padre Dios.

Todas estas prácticas se oponen al primer mandamiento del decálogo, que nos invita a amar a Dios «con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas».
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