jueves, 28 de abril de 2011

RECUERDOS DE LA VISITA DEL PAPA A MÉRIDA


CONSIDERA QUE FUE UN "DESIGNIO DE DIOS"

Nota Periodística de la periodista Iris Ceballos Alvarado, sobre la entrevista realizada a la Sra. Dulce María Suari Riancho, quien era titular del Poder Ejecutivo del Estado de Yucatán en el año de 1993 cuando el Papa Juan Pablo II visitó Mérida e Izamal, y que fue publicada el martes 26 de Abril de 2011 en la página 6 de la Sección Imagen/Deportes de la Edición Campeche del Diario de Yucatán.

A pesar de que estuvo presente en la bienvenida a Juan Pablo II a Yucatán, la ex gobernadora Dulce María Sauri Riancho admite que no tiene muchos recuerdos de ese momento, resultado de la presión de que todo saliera bien y sin contratiempos.

Sí recuerda que fue en Palacio de Gobierno donde horas más tarde el Papa y el presidente Carlos Salinas de Gortari sostuvieron una reunión privada. Para eso se habilitó una sala especial que fue decorada con obras de arte sacro que forman parte del acervo de la Iglesia y procedían de la capital del país.

Había la intención de colocar cuadros del Iztaccihuátl y el Popocatépetl, a lo que la ex gobernadora se negó porque no representaban al Mayab. Al final "ganó la batalla", pues aceptaron colocar el cuadro "Hanal Pixán" de Fernando Castro Pacheco.

Días antes de la llegada del Papa, una mujer fue en varias ocasiones a hablar con ella a Palacio para pedirle que la dejara encontrarse con Su Santidad para que bendijera a su hija discapacitada que estaba en silla de ruedas. Ella le dijo que no estaba en sus manos alterar la agenda del pontífice ni el camino por donde pasaría, y lo más que podía hacer era darle dos boletos para entrar a Palacio y ver desde ahí al Vicario de Cristo.

La mujer llegó el 11 de agosto muy temprano a la sede del Ejecutivo y ocupó la silla que se le había asignado, que no estaba en el pasillo central por donde se planeaba que pasaría Juan Pablo II. Pero lo menos pensado sucedió: llovió, y para que el Papa no se mojara se acordó que saliera por el corredor techado, donde estaba la mujer con su hija.

Para sorpresa de la licenciada Sauri, en medio de decenas de personas el Papa se detuvo frente a madre e hija, bendijo a la niña y prosiguió su camino. Como creyente, la entrevistada considera que fue "un designio de Dios". Como gobernadora estuvo al pendiente de la logística y seguridad de la visita pastoral, y permaneció casi toda la noche en Palacio recibiendo datos sobre la operación de seguridad.

Recuerda que en Izamal todo transcurrió según lo planeado, y por la noche se celebró en Mérida la misa multitudinaria, en Xoclán, en lo que hoy es el fraccionamiento Juan Pablo II.

Fue invitada a la misa por el entonces arzobispo, monseñor Manuel Castro Ruiz, pero declinó asistir porque tenía que estar pendiente de todo. Sin embargo, se le concedieron dos pases especiales para la misa y el derecho a recibir la comunión de manos del Papa. Se los obsequió a su madre, Dulce María Riancho Gamboa de Sauri, y suegra, María Elena Villarreal de Sierra.

Recuerda que le preocupaba mucho cómo subirían al altar, pues el acceso era mediante 22 empinados escalones... Por fortuna nada pasó, y ambas mujeres recibieron la comunión de manos de Karol Wojtyla. Su suegra festejaba ese día su cumpleaños y su mermado estado de salud pareció beneficiarse de este hecho: vivió seis años más.

Al día siguiente, la licenciada Sauri encabezó la despedida a Juan Pablo II en el aeropuerto. Fue la única oradora en ese acto, en el que le agradeció haber distinguido a Yucatán con su presencia. En privado, Su Santidad le dio las gracias y le dijo: "Los bendigo a todos".
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