domingo, 17 de abril de 2011

FESTIVIDADES MARIANAS

EL VIERNES DE DOLORES

Artículo del Pbro. Fabricio Seleno Calderón Canabal, Encargado de la Comisión Diocesana para la Pastoral de la Comunicación Socia de la Diócesis de Campeche.
El viernes que precede al Domingo de Ramos “de la Pasión del Señor”, que hoy celebramos y que conmemora la entrada grande y solemne de Jesús a Jerusalén, donde es aclamado con cantos y palmas por todo el pueblo, es llamado por la religiosidad popular como “Viernes de Dolores”.

Es una de las festividades marianas celebradas con especial devoción por la religiosidad popular en México. Era una tradición de la gente generosa y cristianas de estas tierras preparar para ese día el altar en honor de la Virgen de los Dolores, ponerle su mantel nuevo, sus flores, los atributos de la Pasión y «las aguas de color» para refrescar a los devotos.

Ocho días antes del Viernes Santo, se preparaba con mucha reverencia y fervor el altar en honor de la Virgen de los Dolores con la intención de consolar a la Virgen María, ya que ocho días después, iba a estar acongojada por la muerte de su Hijo Jesús.

Siete puñales clavados en el corazón y una corona de espinas, que contrasta con un rostro de dolor, son algunos de los elementos característicos de la Virgen de los Dolores al vivir en carne propia el sufrimiento de la Pasión de su hijo Jesús.

Esta devoción del “Viernes de Dolores” representaba también una oportunidad para que amigos y familiares convivieran amistosamente, pues toda la familia se reunía para rezar el Rosario en la Iglesia o en casa.

Ante la imagen de La Dolorosa la Iglesia invita a honrar la memoria de la Virgen e imitar su valentía en el seguimiento de su Hijo Jesús hacia el Calvario, contemplando «los siete dolores de la Virgen María».

1er. dolor.- La Profecía de Simeón: Con su Maternidad Divina recién estrenada, María escuchó en el atrio del templo las palabras del anciano Simeón. Se alegra la Madre con las maravillas que le dice sobre su niño. Pero el anciano, dirigiéndose a ella, le anuncia que una espada le atravesará el corazón, porque su Hijo será signo de contradicción.

Esta profecía del anciano Simeón la sumergió en profundo dolor al oírle decir: «una espada traspasará tu alma». De este modo quiso el Señor mezclar su gozo con tan triste recuerdo.

2º. Dolor.- La huida a Egipto: Herodes, sumido en pesadillas de crueldad, tuvo miedo del Niño y mandó matarlo. De noche, a toda prisa, sin dejar rastro a quienes lo persiguen, José, con María y Jesús, huyó al destierro de Egipto para poner a salvo la vida del Niño Dios.

3er. dolor.- El Niño perdido: Con doce años de edad, Jesús se quedó en Jerusalén, sin que José y María lo advirtieran. Después de una jornada de camino, se dieron cuenta de que habían perdido a Jesús. Con el alma destrozada y el corazón roto, regresaron a la ciudad. Después de tres días angustiosos, lo encontraron en el Templo, escuchando y respondiendo a los Doctores de la Ley.

¿Quién podrá imaginar el tormento que ocasionó la pérdida de Jesús y las lágrimas derramadas por su madre en aquellos tres largos días? Lágrimas y angustia de tantas madres de familia que hoy sufren por la desaparición de sus hijos a manos del crimen organizado.

4º. dolor- La calle de la amargura: Jesús, escoltado por unos soldados, salió del Pretorio de Pilatos cargando su propia cruz. Avanzó con torpeza porque los azotes lo habían dejado medio muerto. Hilos de sangre a causa de la corona de espina, surcaban su rostro.

Fue inútil que los Apóstoles aconsejaran a María que se quedara en casa: Salió corriendo y el joven Apóstol Juan, la acompañó. No pudo abrazar a su hijo; no se lo permitieron. Pero desde un ángulo de aquella calle de la amargura María encontró a Jesús sucio, afeado y desgarrado, cargado con la cruz; sus miradas se cruzaron, se encontraron, se consolaron.

5º. dolor.- La Crucifixión: María, Reina de los mártires: El dolor y el amor son la fuerza que lleva a los mártires tras Jesús. ¡Qué horrible tormento contemplar la crueldad de aquellos hombres traspasando con duros clavos los pies y manos del salvador!

6º. dolor.- El descendimiento de la cruz: José de Arimatea y Nicodemo desclavaron el cuerpo de Jesús, y lo bajaron con respeto. María, con su Hijo muerto en su regazo, es la escena central de nuestra devoción hacia ella. ¿Cuántas veces hemos contemplado este momento doloroso de la Virgen.

¿Qué sentía la Virgen al tener a Jesús muerto entre tus brazos? ¿Recordaba, quizá, cuando pequeño lo acurrucaba en sus brazos?

7º. dolor.- La sepultura de Jesús: Envuelto en una sábana, llevaron el cuerpo de Jesús a un sepulcro nuevo. Allí lo depositaron y rodaron la piedra que cerraba la puerta. La pequeña comitiva, arropando a María, regresó a Jerusalén. Pero el corazón de la Virgen, herido por el dolor, se quedó con su Hijo.

Muchas familias conservan, como un tesoro precioso, imágenes hermosas de la Virgen de los Dolores. Renovemos esta hermosa tradición cristiana de nuestra religiosidad popular mexicana.