miércoles, 20 de abril de 2011

EL AUTÉNTICO CRISTIANO BUSCA SERVIR A LOS DEMÁS

PARA VIVIR LA SEMANA SANTA

Artículo del Pbro. Richard L. Clifford, Misionero de Maryknoll, sacerdote católico y colaborador de la Pastoral del Amor en la Arquidiócesis de Yucatán.

Lunes Santo

Escena: Es la mañana del lunes. Jesús está otra vez en la casa de Martha y María, en Betania, cerca de Jerusalén. El Maestro comparte una comida con amigos y discípulos. De pronto María se levanta y comienza a ungir los pies de Jesús con un costosísimo perfume. Judas protesta por este gasto: "¿Por qué este perfume no fue vendido y el dinero dado a los pobres?". Imperturbable, ecuánime, Jesús lo acepta como preparación para su inminente sepelio.

Acción: Saliendo de la casa, Jesús y sus discípulos se dirigen a la Ciudad Santa. En el camino, el Maestro maldice una higuera por no tener el fruto deseado.

El acto es simbólico, una comparación de tanto follaje inútil con la infructuosa frondosidad de las múltiples enseñanzas de los fariseos. A pesar de sus esperanzas, éstas no producen los frutos deseados de corazones y mentes abiertos y bien dispuestos al mensaje del Señor.

Estos mismos fariseos esperan al Señor en el Templo, donde se inician las características discusiones y disputas.

Reflexión: El incidente de la unción de Jesús y la protesta de Judas nos mueve a pensar en la enigmática figura del traidor, cuyas quejas no vienen de un corazón sincero ni de un interés en los pobres. Más bien surgen de un espíritu egoísta que piensa sólo en lo personal y antepone lo práctico y lo material a lo ideal y moral.

Hay muchos que son como Judas. Sus críticas no vienen de honestos intereses, sino de prejuicios, envidias, odios o intereses materiales y personales.

Las censuras de éstos llegan hasta la Iglesia y sus ministros, por sus riquezas y sus grandes edificios, en medio de tanta pobreza y necesidad. Sin embargo, muchas veces tales individuos, son los últimos en mover un dedo para aliviar las necesidades a su alrededor. Además, son los primeros en pasar por alto las admirables instituciones y los movimientos eclesiásticos dirigidos por religiosos y seglares que promueven obras de bien social.

Nuestra misma Arquidiócesis de Yucatán dirige toda clase de ayuda humanitaria a través de 75 organizaciones y movimientos de Acción Social. A través de los siglos la Iglesia, fiel al mandato de su Divino Fundador y en pos de sus pasos de honda compasión, entra en todo campo de bien espiritual, social, cultural y educacional para dar testimonio de Cristo y hacer más patente y tangible su presencia en el diario caminar.

El auténtico cristiano es el que movido por su fe busca cómo servir a los demás. Es así que de la higuera de su fe brotan los buenos frutos de una vida ejemplar en cada estación del año, ¡lejos de aquel follaje inútil de puro sentimentalismo y superficialidad!
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